Ejemplos con claridad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Has buscado en esta urraca a Diógenes, has creado tu Diógenes, el cínico, el que hablaba con claridad odiosa, y para que nada falte, le has encerrado en su tonel.
Nadie pensó que Belarmino pudiese reconocer su propia voz, porque, efectivamente, en aquel aparato todavía rudimentario, bien que se distinguiese con claridad las palabras, todas las voces sonaban con el mismo timbre homogéneo y ronquecino.
Por el balcón se efundía una claridad lívida e inanimada, como aurora de ultratumba.
¿No es admirable de sencillez y de claridad? Nada de autoridad ni potencia política.
Esta luz, luz y lumbre, claridad y ardor, es el amor.
Cada vez que yo leía, con el corazón en suspenso: , claridad, luz de luces, luz que ilumina los sentidos, rutilante luz auroral, veía en presencia la imagen de Angustias, y exclamaba, con San Ambrosio: , que resuene mi confesión de amor en mi boca, en mi lengua, en mi mente, en mis sentidos, con todas mis fuerzas.
el dracma perdido es repuesto en el tesoro del rey, y la perla luce nuevamente sacada desde la tiniebla hasta la claridad.
, el dracma extraviado ha sido repuesto en los tesoros del rey, y la perla luce nuevamente, sacada desde la tiniebla a la claridad.
Recibía la luz por un ventano apaisado, con barrotes de hierro, que por la parte de dentro lindaba con el cielo raso y por fuera arrancaba a ras de la calzada, por allí se metía un raudal compacto de claridad cenizosa, como en los cuadros que representan apariciones, y se derramaba, a modo de bautismo, sobre el costado izquierdo de Belarmino.
Aterrábale otra vez la tenebrosa soledad de un bosque, impenetrable a la tenue claridad del firmamento, única luz que hasta entonces había visto desde que anocheciera.
Descendía el sol a un ángulo del jardín, y el resto quedaba en una claridad verdosa, de penumbra conventual.
La azul claridad del alba, que apenas, lograba deslizarse entre los aleros de los tejados, se esparcía con mayor libertad en la plazuela del Ayuntamiento, sacando de la penumbra la vulgar fachada del palacio del arzobispo y las dos torres encaperuzadas de pizarra negra de la casa municipal, sombría construcción de la época de Carlos V.
Trabajaba de noche a noche, cuando toda la huerta dormía aún, ya estaba él, a la indecisa claridad del amanecer, arañando sus tierras, cada vez más convencido de que no podría con ellas.
Los ojos de Batiste, habituados a la lobreguez de la bóveda vegetal, vieron con toda claridad a un hombre que, apoyándose en la escopeta, salía tambaleándose de la acequia, moviendo con dificultad sus piernas cargadas de barro.
Clareaba el alba en la cima de los montes, y sobre la esplendorosa claridad del sol naciente se dibujaban los perfiles boscosos de los cerros de Villaverde, las grandes moles de la cordillera meridional, y las montañas de Pluviosilla envueltas en los vapores matinales que parecían gasas hechas girones en los picachos.
Los farolillos venecianos formaban gigantescos pabellones de una claridad difusa.
Tan escasa era la claridad, que doña Manuela se dio un golpe contra la hoz clavada en la pared para cortar la hierba, y pasaron algunos momentos antes que las tres mujeres distinguieran a Nelet en el fondo de la cuadra.
Amparo cantaba, y su vocecita fina, tenue y quebradiza como un hilo de araña soltaba una lamentación melancólica, en italiano, para mayor claridad:.
Cuantos tomos enormes, roídos por el corte y forrados con papel grasiento, rodaban por los mostradores de las tiendas del Mercado, eran atraídos por sus manos, como si éstas fuesen un imán, y devorados rápidamente, unas veces por la noche, después de cerrar las puertas y robando horas al descanso, otras por la tarde, aprovechando ausencias de don Eugenio, en el fondo del almacén, a la dudosa claridad que se cernía en aquel ambiente cálido, impregnado del vaho de los tejidos y el tufo de la tintura química.
Entraba por la ventana un torrente de luz, y la estancia, casi obscura, se iluminó con melancólica claridad lunar.
Tronaban en el atrio los mortereres disparando marquesas, reventaba la bomba, y se iluminaban con rapidísima claridad, cúpulas y torre.
Brilló en el río la última ráfaga de luz, la verdosa claridad del aire se tornó en un vago reflejo de color de violeta, ennegrecióse el valle, y llegó la noche.
Las arboledas, frescas y reverdecidas, hacían gala de su flamante veste, y en las dehesas y en los collados flotaba una misteriosa claridad rosada.
¡Cómo amaría la claridad del cielo, los celajes veladores, los horizontes límpidos y serenos! Pues así te amo yo, así, ni más ni menos.
El cielo menguaba en luces, y una apacible claridad glauca, pura como la atmósfera y plácida como el fresco vientecillo que mecía los cipreses, iba inundando el firmamento.
Allí se detenía un instante, y luego como que se levantaba ansiosa de volver a las alturas, para remontarse a los cielos en pos de los astros que iban palideciendo y borrándose en la ténue claridad del crepúsculo.
Permanecía yo en mi sitio predilecto hasta que las sombras invadían la ciudad, hasta que se apagaban en los horizontes y en las cimas los últimos reflejos del sol, y Villaverde encendía sus luces, y Véspero, el amado Véspero, bañaba la vega en apacible y misteriosa claridad.
El sol iba ocultándose lento y majestuoso en un abismo de oro, entre montañas de brillantes nubes, a través de las cuales pasaban las últimas ráfagas que subían divergentes a perderse en los espacios, o bajaban a iluminar con misteriosa claridad purpúrea las solitarias dehesas, los gramales de las laderas, los plantíos de caña sacarina, los carrizales cenicientos del río, las arboledas que dividen las heredades, y el tupido bosque de una aldea cercana, cuyo campanil recién enjalbegado surgía de la espesura como un pilar ruinoso.
La noche obscurecía los matorrales cercanos, llegaban hasta nosotros el mugir de las reses y el de los vaqueros, un ejército alado cruzaba los espacios raudo y vibrante, y en el cielo sin nubes brillaba la triste luna con apacible claridad.
Adiós, sueños torpes, el género humano despierta y sus ojos ven la claridad.

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