Ejemplos con chocarrero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Amén de estos goces culinarios, aficionose a los teatrillos del género chocarrero que tanto abundan en París: divirtiéronle las canciones picarescas, las muecas del payaso, la música retozona y los trajes ligeros y casi paradisíacos de aquellas bienaventuradas ninfas que se disfrazaban de cacerolas, de violines o de muñecos.
Todo lo que no sea pueblo no es más que una comparsería indecente, figuras de un carnaval que a lo chocarrero llama elegante, y a las pesadas bromas da el nombre de cultura.
Sin duda, caballeros, que un espíritu chocarrero se está burlando de todos nosotros.
¡Ojalá que como tú me entiendes, me entendiesen aquellos por quien lo digo! que no sé qué tengo de buen natural, que me pesa infinito cuando veo que un caballero se hace chocarrero y se precia que sabe jugar los cubiletes y las agallas, y que no hay quien como él sepa bailar la chacona: un caballero conozco yo que se alababa que a ruegos de un sacristan habia cortado de papel treinta y dos flores para poner en un monumento sobre paños negros, y destas cortaduras hizo tanto caudal, que así llevaba a sus amigos a verlas, como si los llevara a ver las banderas y despojos de enemigos, que sobre la sepultura de sus padres y abuelos estaban puestas.
Quiso mi buena suerte, que hallé allí una compañía de soldados, que segun oí decir se iban a embarcar a Cartagena: estaban en ella cuatro rufianes de los amigos de mi amo, y el atambor era uno que habia sido corchete y gran chocarrero, como lo suelen ser los mas atambores: conociéronme todos, y todos me hablaron, y así me preguntaban por mi amo, como si les hubiera de responder, pero el que mas aficion me mostró fué el atambor, y así determiné de acomodarme con él, si él quisiese, y seguir aquella jornada, aunque me llevase a Italia o a Flándes, porque me parece a mí, y aun a tí te debe parecer lo mismo, que puesto que dice el refran: Quien necio es en su villa, necio es en Castilla, el andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos.
Alegróse mi amo viendo que la cosecha iba de guilla, y mostróse aquel dia chocarrero en demasía.
Apénas hubo dicho esto, cuando alzó la voz la hospitalera, que era una vieja, al parecer, de mas de sesenta años, diciendo: Bellaco, charlatan, embaidor y hijo de puta, aquí no hay hechicera alguna: si lo decís por la Camacha, ya ella pagó su pecado, y está donde Dios se sabe: si lo decís por mí, chocarrero, ni yo soy ni he sido hechicera en mi vida, y si he tenido fama de haberlo sido, merced a los testigos falsos y a la ley del encaje, y al juez arrojadizo y mal informado: ya sabe todo el mundo la vida que hago en penitencia, no de los hechizos que no hice, sino de otros muchos pecados, o otros que como pecadora he cometido: así que, socarron tamborilero, salid del hospital, si no, por vida de mi santiguada que os haga salir mas que de paso: y con esto comenzó a dar tantos gritos, y a decir tantas y tan atropelladas injurias a mi amo, que le puso en confusion y sobresalto: finalmente, no dejó que pasase adelante la fiesta en ningun modo.
¿Graciosico me sois? ¿De chocarrero os picáis? ¡Está bien! Y ¿adónde íbades ahora?.
La conducta particular de este rey y su tenor de vida ordinario era ocuparse con tesón desde muy temprano en el despacho de los negocios de la corona hasta cerca del mediodía, pero desde aquella hora pasaba con su copa lo restante del día bebiendo, zumbando a sus convidados, y holgándose tanto con ellos, que tocaba a veces en bufón con algo de chocarrero.
Todo lo que no sea pueblo no es más que una comparsería indecente, figuras de un carnaval que a lo chocarrero llama elegante, y a las pesadas bromas da el nombre de cultura.
Todo prurito de llamativa elegancia en su honrada pobreza le parecía chocarrero y de mal gusto.
Mascarones de un hermafroditismo imbécil y chocarrero, bailaban con grandes brincos a los ecos de la música ratonera, tañida por otros fantasmones, máscaras sacrílegas entonaban con voz lúgubre cantos funerales, patudos bebés chillaban con voz de falsete, groserías y estupideces, mientras que diablos, magos, monjas y salvajes corrían atropellando a la gente y lanzando atroces alaridos.
La cultura del siglo se echaba de ver en las obras dramáticas, pero obsérvese que al paso que gracioso y chocarrero en el teatro eran una misma cosa, el espíritu de metafísica y controversia que entonces dominaba de tal modo que puede decirse era el carácter de la época, se extendía hasta los diálogos de los personajes cómicos.

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