Ejemplos con caudal

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aun los críticos que no hace mucho tiempo hablaban de los de Pereda, y como que se resistían a considerar sus obras perfectamente , se han rendido ante , encontrando para ella un caudal de elogios que ciertamente no habían desperdiciado al juzgar o.
Esta era la necesidad más apremiante, y era otra, bastante urgente, la de abrir algunos canales de riego, por los cuales se distribuyera convenientemente el caudal del arroyo en invierno, a fin de que empapase toda la campiña por igual, de modo que en verano conservara alguna frescura, ya que en tan calorosa estación todo canal era inútil, puesto que se secaba el regato hasta su origen, y no corrían por su cauce otras cosas que las nubes de polvo que levantaba el viento, las lagartijas y las cucarachas.
Proponíase don Simón sacar partido del caudal de nociones de cultura que indudablemente traería su hija del colegio para dar a sus salones y a su señora cierta entonación que doña Juana no podía prestarles, y tener siempre en la joven una especie de tribunal de consulta para los casos de apuro.
Don Simón, acrecentando en cada uno prodigiosamente su caudal, sin duda por aquello de dinero llama dinero , doña Juana, sudando placer y vanidades por todos los poros de su cuerpo, y Julieta transformándose en una arrogante moza, desesperación de imberbes, codiciada de talludos y obsequiada de todos.
Era, en substancia, la representación escrita del espíritu yerto de la época en que se daba a luz, pero hasta el punto de dudarse si procedía de tal padre, o, al contrario, si era él quien había formado ese espíritu, quien alimentaba y nutría el alma de esa nueva raza, verdadera plaga del siglo que corre, raza sin convicciones, sin fe, sin entusiasmo, que llaman a todo cuanto le garantiza una tranquila digestión, y a cuanto redunda en aumento de su caudal, que entiende por su hogar doméstico, y por , un conjunto de ciudadanos para vender y comprar, tranquilamente, fardos de algodón, harinas de Castilla o papel del Estado, raza que transige con todo, menos con que se suba un cuarto la libra de pan.
Y caminando siempre, y meditando sobre este y otros puntos, y rara vez hablando, el agua seguía cayendo espesa y muy fría, y el candidato no veía chispa, digo mal, veía las que sacaban las herraduras del caballo que precedía al suyo, al resbalar sobre los morrillos, y esto sucedía frecuentemente al borde de un precipicio, en cuyo fondo se despeñaba rugiendo un torrente, cada vez más impetuoso con el caudal de la lluvia.
Pero aún no había tomado asiento en el Congreso el flamante político, y ya estaba convencido de una, para él, triste verdad, a saber: que para brillar en Madrid como brillaba en su provincia, no bastaban el caudal del rico negociante y las demás preeminencias que sobre éste habían ido recayendo una tras de otra.
Iba al Congreso en los días que precedieron a su solemne apertura, y en sus alfombrados salones y pasillos, y en cada uno de los infinitos grupos de diputados, periodistas, altos funcionarios y otras gentes de mucha nota, que se formaban aquí y allá, hablábase de todo menos de su llegada, de su caudal o de su.
Ciego hubiera sido para no verlo, y aun para no distinguir entre la nube invasora más de un rabioso oposicionista que tocaba el cielo con las manos cada vez que, fuera de allí, oía hablar de destinos concedidos al favor, o del caudal de la patria despilfarrado.
Mucho amaba don Simón a su caudal, pero no hasta el punto de no ser capaz de sacrificar una gran parte de él a cambio de una corona para sus membretes y carruajes, y de un pergamino que le elevase al nivel de la más encopetada aristocracia.
Pero vuelta ésta al redil, sola, y en el supuesto, nada aventurado, de que el suceso hubiese transcendido, por muy honrada que volviera, ¿habría muchas personas que lo creyesen, y, entre éstas, una que se atreviera a pedir su mano? Más aún: ¿se atrevería a concederle la suya el mismo hombre que la había robado, si llegaba a advertir que el caudal de la fugitiva estaba expuesto a deshacerse como la nieve al sol?.
Halló ser verdad cuanto le había anunciado el prohombre y aun algo más en lo tocante a bienes de fortuna: vio una casa chapada a la antigua, tosca y popular en sus usos, pero honrada en todo, y un caudal sólido y seguro, diariamente acrecido por la celosa administración del señor Joaquín y su sencillez y parsimonia.
Eran más de las doce, y las siete acequias empezaban a mostrarse cansadas de tanto derramar pródigamente el caudal de su justicia, cuando el alguacil llamó a gritos a Bautista Borrull, denunciado por infracción y desobediencia en el riego.
La imagen de la acequia que a poca distancia arrastraba su caudal murmurante para otros, era para él un martirio.
Mucho le hubiera dolido ver en manos extrañas el caudal de su amo.
Acisclo, pensaba doña Luz como su padre, y no guardaba al antiguo administrador la más ligera inquinia, porque se hubiese alzado con casi todo el caudal de sus mayores.
— Señor: vos tenéis setenta años de edad y un caudal inmenso.
día del año, ninguno, ni el de San José, ni el de los Santos Reyes, ni el de año-nuevo, ni el viernes de Dolores, ni antes de emprender un viaje, ni después de un cambio político, ni en vísperas de elecciones, ni al salir de una enfermedad, ni cuando me entran ganas de ser Académico, ni a poco de contraer matrimonio, ni la mañana del estreno de un drama mío, ni al día siguiente de perder mi caudal al juego.
¡Esto es un sacrilegio! Mi amigo Luis derrocha el caudal que reunísteis grano a grano.
Y todos se dirán: —¡Y ni de noche habrá silencio ni quietud! Las mismas estrellas se requebrarán en lo alto: sólo que, como más sublimes, se dirán: —A todo esto los ríos se desperezarán contra las guijas de su lecho, dando estirones para llegar pronto a la mar salada, coquetona que los acoje a todos en su seno y les chupa su caudal, que gasta luego en vistosas papalinas de nubes y anchos peinadores de niebla.
A la sorpresa un tanto alegre de la joven, siguió pronto sospecha de que su improvisado amigo hubiese adquirido aquel caudal por medios no muy limpios.
Diez días estuvo en esta villa, donde ninguna dificultad de importancia le ofreció la toma de posesión del caudal heredado.
No bastándole el caudal de la herencia, había tenido el atrevimiento de pedir prestada una cantidad a doña Lupe, la cual se voló ¡y le dijo tantas cosas! Total, que tuvieron una fuerte pelotera, y desde entonces no se hablaban tía y sobrino, y este se había ido a vivir con una querida.
¿De dónde había salido esta riqueza? Quizás Juanito Santa Cruz quizás Feijoo Lo más particular era que doña Lupe, por impulsos de tolerancia que habían surgido bruscamente en su espíritu, se esforzaba en suponer a aquel caudal una procedencia decente.
Tenía un pequeño caudal repartido en diferentes préstamos hechos a amigos menesterosos.

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