Ejemplos con cariño

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero como las palabras son como moscas, que no se dejan atar por el rabo, he querido dejarte algo de más substancia que la palabra de mi cariño, y por intermedio del duque, mi marido y señor, que tiene mucha mano con el Gobierno, te he conseguido una credencial de canónigo en Castrofuerte.
Colocaba la mísera comida en una cestita, se pasaba un peine por los pelos de un rubio claro, como si el sol hubiese devorado su color, se anudaba el pañuelo bajo la barba, y antes de salir volvíase con un cariño de hermana mayor para ver si los chicos estaban bien tapados, inquieta por esta gente menuda, que dormía en el suelo de su mismo , y acostada en orden de mayor a menordesde el grandullón Batistet hasta el pequeñuelo que apenas hablaba, parecía la tubería de un órgano.
Vivía en continuo contacto con su arma, la pieza más moderna de su casa, siempre limpia, brillante y acariciada con ese cariño de moro que el labrador valenciano siente por su escopeta.
Su cariño de madre la hizo sentir una viva satisfacción ante los atavíos del pequeño.
El cariño de las tías había conservado mis juguetes, y con ellos bastó y sobró para el nacimiento.
La cama albeaba en un rincón, el cariño velaba cerca de mí, y el aguacero con su ruido monótono me arrullaría dulcemente.
Nos tiene un cariño, un amor que.
Mi padre le sacó del rancho donde vivía, le tomó a su servicio, y el mancebo fué bien pronto digno del cariño de todos nosotros.
No me creía yo extraño en aquella casa, ni me sentía degradado al recibir de las pobres ancianas cuanto me era necesario, no, porque el afecto filial con que las veía, y el cariño maternal con que siempre me trataron, alejaban de mi ánimo toda idea mezquina y todo pensamiento humillante.
El cariño maternal no ungió nuestra frente con sus besos envidiables.
Acaso debí contártela antes de dar oídos a tu amor, antes de confesarte mi cariño.
¿Y esa es la triste historia de tu vida? ¿A qué decirme, Linilla mía,repusetodo esto que me apena y aflige? ¿A qué poner en duda mi cariño, que en duda le has puesto cuando me desgarrabas el corazón, diciendo que no eras digna de mí? ¿Indigna de mi amor, Linilla mía? ¿Por qué? ¿Porque has sido desgraciada, porque eres huérfana? Al contrario, niña mía: ¿qué mayores motivos para ser amada?.
¡Para qué viniste! ¡Para qué te conocí! Rodolfo: ¿porqué me amas? ¿Porqué te amo yo? ¡Qué de lágrimas me cuesta tu cariño! Mira: si no merezco que me ames, olvídame, olvídame, me iré de aquí, llorando, sí, llorando pero me iré, a la Sierra, a cualquiera parte.
Después ¡a qué decirlo! Me dijiste: te amo , y quise callar, y no pude, y cuando intente matar tu cariño con una palabra desdeñosa, se abrieron mis labios, y dijeron: ¡yo también te amo!.
No, Linilla, yo te lo agradezco, ganas mucho en mi cariño, pero antes que yo y que mis tías está tu protector, tu padre, que padre ha sido para tí ese buen anciano.
A ella he confiado mis pesares, en ella he puesto mi cariño, me amó, me ama, y cuando su amor iluminaba mi alma con celestes claridades, cuando de ella recibía mi corazón vigor y fortaleza, se va, y me deja.
Amor, abnegación, sacrificio, estos eran los móviles de mi cariño, nobilísimos sin duda, y que no han vuelto a conmover mi corazón.
Te amo y te amaré hasta la hora de morir, ¡hasta después de la muerte! Pues bien, no fío en tu cariño.
Ahora, ¡dime adiós, y perdona si mi cariño es causa de amarguras para tí!.
Desde que te conoció, dice que le entraste por el ojo derecho, y el pobre viejo te ha puesto un cariño.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba