Ejemplos con caprichosamente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Palomino lo describe:De Juan de Juni he visto una medalla de todo relieve en la catedral de Segovia, que es el Entierro de Cristo, de figuras del natural, que iguala a cuanto se ha visto del gran Miguel Angel, y tiene a los lados dos soldados caprichosamente vestidos y con rostro tan afligido que mueven a ternura y llanto.
Durante el siglo XX la ciudad experimentó un crecimiento desordenado, las calles se trazaban caprichosamente y sin pensar en el futuro.
Desaparecidos los dos Almagro y Francisco Pizarro, su hermano Gonzalo se convierte en el hombre fuerte del territorio peruano y caprichosamente enseñorea el mando de la colonia española, desafiando abiertamente al Poder Real, y obviando acatar el cumplimiento de las Leyes Nuevas.
Pero como una concepción condicionada por esta transformación, han irrumpido en ellas las costumbres campesinas por sus edificaciones de puertas y ventanas estrechas y caprichosamente de puertas y ventanas estrechas y caprichosamente confeccionadas, sin respetar el trazo urbano, por sus campesinas formas de vivir encaminadas al logro de materiales inmediatos, que permiten a los hombres ascender a lugares estractos de la sociedad, con el rendimiento rural que se manifiestan en la ostentación de vestir, en la rusticidad del trato y que basta saberse mayoría en el grupo humano de la ciudad.
Caprichosamente ya en la cárcel, cargos adicionales extendieron la sentencia.
Sus críticos le recrimian haber impulsado y desplazado caprichosamente a pintores y corrientes.
Tras esta segunda huida, Iván encuentra a la pequeña mendigando en un puente para poder pagar la taza que rompió caprichosamente frente a Ikmeniev.
Estaba recorrido por un friso mudéjar, yesería, formado por medallones unidos entre sí por otros lobulados y por las armas de los Velasco, que con adornos y dibujos entrelazados caprichosamente semejaban celosías.
Cerca de la puerta se apoyaban en el muro dos ánforas extraídas por las redes de unos pescadores, dos piezas de barro blancuzco, adornadas caprichosamente por el mar con guirnaldas de conchas petrificadas.
Mira ese cielo que aquí parece un rubí y allí una amatista transparentes, mira esa llanura tan caprichosamente manchada con todos los matices del verde y del gualdo, mira la masa informe de esa sierra envuelta en neblina azulada.
Los cortos espacios de silencio traen hasta mi, caprichosamente, algunos renglones, como pedazos de papel arrastrados por el huracán: Papá: cuando termine la guerra.
Fué una hermosa pieza oratoria, y como Simoulin, a pesar de su lirismo, gustaba de tener siempre un tema fijo, en torno del cual podía enroscar caprichosamente sus improvisaciones, escogió uno: el valor cívico y el valor guerrero.
En la Naturaleza, en los árboles y en las plantas hay una vaga sombra de justicia y de bondad, en el mar, no: el mar nos sonríe, nos acaricia, nos amenaza, nos aplasta caprichosamente.
Si quería ser marino, podía serlo, pero en buques respetables, al servicio de una gran Compañía, siguiendo una carrera de escalas determinadas, y no rodando caprichosamente por todos los mares, mezclado con el bandidaje internacional que se ofrece en los puertos para reforzar las tripulaciones.
Si se retiraba el plancton caprichosamente, bogando hacia otro litoral, los rebaños marinos emigraban detrás de las praderas vivientes y la llanura azul quedaba vacía como un desierto maldito.
Consistía en una pieza de tela indostánica bordada de fantásticas flores y plegada caprichosamente.
Y el vehículo salió del camino, hundiendo sus ruedas en la tierra removida, teniendo que hacer grandes rodeos para evitar los sepulcros esparcidos caprichosamente por los azares del combate.
Esta doble imagen, que se separaba y se juntaba caprichosamente con las inverosimilitudes del ensueño, decía siempre lo mismo.
Recorren así los mares, cambiando caprichosamente de rumbo.
Pero los cerrados ojos empezaron a poblar su densa lobreguez de puntos ígneos, que se agrandaban formando manchas de varios colores, y las manchas, después de flotar caprichosamente, se buscaban, se amalgamaban, y otra vez veía a aproximándose a él lentamente, con la cautela feroz de una mala bestia que fascina a su víctima.
Comprábale un tricornio flamante, y no acababa el día sin que el travieso muchacho le recortase los bordes caprichosamente hasta darle el aspecto de una fantástica cresta.
¡Vaya una gracia la de aquella chica! Cogía las servilletas adamascadas, rígidas por el planchado, y las doblaba caprichosamente con una rapidez de prestidigitador.
Deteníanse a contemplar los incidentes del tiro de palomo establecido en el cauce del río, pedregoso, inmenso, surcado por unas cuantas venillas de agua, que se cruzaban caprichosamente, formando verdes archipiélagos.
¡Cuán sabio y generoso es Dios! ¡Cuán mezquinos los hombres! Sobre todo, ¡cuán necios! Porque jamás ha intentado la locura humana que los ríos retrocedan cauce arriba desde el mar hasta sus fuentes, ni que los astros, desviándose de sus órbitas, valseen caprichosamente en el éter, ni ha querido nadie trocar en compasivo al tigre, ni en feroz al tórtolo, y, sin embargo, hay quien pretende que el hombre y la mujer no se atraigan.
Tales contingencias secundarias, y los primitivos fenómenos geológicos que edificaron caprichosamente aquí o allí ésta o aquella cordillera, para que diese origen o leyes a las mismas nubes y calidad o fisonomía a cada comarca, llegan a parecernos otras tantas alegorías de las grandezas del mundo, del sino de los hombres, de los antojos de la suerte, de las revoluciones de los pueblos, de los decretos de la Providencia.
Sin embargo, cuantas veces la proyecté, y fueron muchas, otras tantas hube de diferirla, con pesar o remordimiento, ya para atender a menos gratos cuidados, ya para lanzarme caprichosamente a más remotas y noveleras expediciones.
, ¿qué más da una que otra? Figúrese el lector el pedazo de esa línea más áspero e irregular, el más avanzado y expuesto a los furores y embestidas del Cantábrico, el de más extensos horizontes marinos, una docena de casucas dispersas y como arrojadas allí por el oleaje de una tempestad, en un repliegue del terreno menos indócil a los trabajos del cultivo, la casuca más vieja de todas ellas, sobre el punto más elevado de aquel perfil, casi en el vértice mismo del ángulo que está parte de la costa forma con la mar, y un ancho brazo de ella que se introduce en la tierra, al otro lado de este brazo, otra como barriada semejante a la primera, después, a derecha e izquierda, la línea prolongándose, hasta perderse de vista, y serpenteando caprichosamente, formando senos y puntas, y en todas partes descubriendo su esqueleto desnudo y carcomido por el azote de la fiera en sus tremendas acometidas, bajando por el escabroso sendero que arranca de la casuca solitaria y se une en el entrellano con otras semejantes, que proceden de las dispersas, se llega a una ensenadita que, por la situación y forma, viene a ser como la axila de aquel brazo, en la cual se guarecen unas cuantas embarcaciones de pesca sujetas con sendas amarras de esparto a otros tantos pilotes clavados a la orilla del rincón más abrigado.
Era el rey Azán un hombre feroz que se deleitaba ejecutando por sus propias manos los suplicios a que caprichosamente condenaba a sus esclavos.
Y al contemplar aquella lozana vegetación, tan caprichosamente distribuida como no pudiera imaginárselo el más diestro jardinero, exclamó, hasta con fe en las palabras del poeta:.

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