Ejemplos con calle

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ahora que viene la primavera, pienso en el niño tonto, que desde la calle de San José se fué al cielo.
Un día ,- pasar por la calle ,- no estar ,- cantar ,- un pájaro en el umbral.
De pronto, sin matices, rompe el silencio de la calle el seco redoble de un tamborcillo.
A ,- de las tres los muchachos salen a la calle.
Luego, subía por la carretera y entraba, en duro y cerrado trote corto, por la calle Nueva.
Los muchachos ,- a la calle cuando la banda empezó a tocar.
Se oyen carreras, calle abajo.
Si me cruzo en la calle con él, o le hallo frente a frente en un tranvía, o come vecino a mí en una fonda de estación, apenas si me hubiera molestado en resbalar sobre él la mirada.
El hospedaje de doña Trina lo patronizaban tantos pupilos y huéspedes flotantes, que no bastando para contenerlos el amplio y profundo piso de la calle de Hortaleza, como si dijéramos la metrópoli hospederil, la señora había alquilado otros cuartos, al modo de colonias, en los aledaños y calles contiguas, uno de ellos en la calle de la Reina, que es donde yo tenía mis aposentos.
En cuanto a la belleza de los griegos, te respondo que a la nariz, en mármol de Paros, de una estatua, prefiero la nariz respingadilla y de aletas palpitantes de esa chatunga que sube por la calle.
Esta calle es hermosa y tiene vida, porque es contradictoria.
Como no le atajaban, Lario prosiguió:He aquí esta calle absurda y odiosa.
¿Y esto es una calle, una calle hermosa? Una calle es una arteria de una ciudad, por donde deben circular la salud y la vida.
Esa calle existe para que yo la pinte, porque la juzgo preciosa y porque me da la gana.
¿Qué es una ciudad, y dentro de una ciudad, una calle? Una finalidad concreta, un lugar donde vivir de asiento, con agrado y comodidad.
El conjunto será una calle lógica, decorosa, bella.
Esa calle es hermosa, porque vive, es lo contrario de esas calles inanimadas e inexpresivas que pregonas.
El Círculo republicano de Pilares estaba en la misma embocadura de la calle del Carpio, adosado al caserón de los Jilgueros, dos hermanos ricos, don Blas y don Fermín Jilguero, canónigos los dos, que habían edificado aquella fábrica, alarde y amenaza a la vez, frente por frente del mismo palacio episcopal.
En cambio, hasta los gatos de la calle sabían que la casa Pinto decaía, se empeñaba, estaba en un tris de desaparecer, debido a que Belarmino descuidaba sus intereses por mezclarse en politiquerías.

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