Ejemplos con callada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ranmaru es una persona tranquila y un poco callada.
Una emoción callada es una emoción suicida.
Pero al margen de estos nombres, fueron miles las fetistas que como consecuencia de la guerra jugaron un papel de primer orden en la escuela y en la tarea, callada y dura, de procurar unas condiciones de vida y de aprendizaje lo más dignas posibles para los niños y niñas que quedaron atrapados en una guerra larga, dolorosa y cruenta también para ellos.
Consta el libro de doce poemas breves que resumen el dolor de la pérdida y el sabor acre de la muerte que pasa callada.
En su forma de mujer es seria y algo callada, pero tiene una actitud pícara y algo desenfadada, dependiendo de la situación.
Esa noche, Evan y su madre salen a cenar, y le pregunta si su padre tenia manera de recordar despues de un tiempo, y su madre le responde que algo así le comento y al momento de decirle que tambien le dijo que podia cambiar el pasado, prefiere no decirle nada y queda callada.
No sólo demuestra la madurez del grupo, musicalmente hablando, sino que se invita a la gente a no quedarse callada, a levantarse y romper con las cadenas de la opresión.
Sólo obtuvo la callada por respuesta.
Sirven para que la callada y paciente labor universitaria salga al exterior, al encuentro con la sociedad.
Callada, se inclinó a la ventanilla y siguió la línea escabrosa de la sierra, que se recortaba en el cielo despejado.
Al llegar a la calle anduvo muy callada, con los ojos bajos, echando de menos la protectora sombra del negro velo de su manto de encaje, que le cubría las mejillas, dándole tan modesto porte, cuando en León cruzaba bajo las bóvedas medio derruidas y llenas de andamiaje de la catedral.
Por tal conducto vino Lucía a saber al dedillo los ápices más menudos del genio y condición de Ignacio, su infancia melancólica y callada siempre, su misántropa juventud, y otras muchas cosas relativas a sus padres, familia y hacienda.
Y los dos permanecían en dolorosa inmovilidad, temiendo que sus ojos se encontrasen, evitando una palabra que hiciese estallar la callada pena, pero los dos, al fingir esta indiferencia heroica, se adivinaban mutuamente.
La halló buena, callada, inteligente y hacendosa, y sintió una intensa alegría amargada tan sólo por la noticia de que los novios no se irían a vivir con él.
La orquesta, callada un instante, tornó a su infernal preludio.
Yo, callada a su lado, con los labios llenos de horrores que no digo, odiosa y fiera.
Hubiérase podido escuchar en la antecámara el vuelo de una mosca, percibir el rumor de la huella más callada, del paso mismo de la muerte.
Cinco minutos largos permaneció callada, inmóvil, tirando al parecer sus planes.
Roseta era la más callada y laboriosa.
Se sentó luego en una silla en el más oscuro rincón de la alcoba, y permaneció callada y llorando, y procuró que olvidasen su presencia allí.
Ella está sola y callada, crispada y lúgubre, como el reo en el banquillo después de la ejecución.
¿A que la dejo callada ahora?, ¿a que, sabiendo usted tanto como sabe, no me devuelve esta?.
Si es usted la que chilla Yo bien callada entré.
Descuido fue, que aquella vez, hija, no pude zafarme como cuando la del coche ¡Ay!, estas cosas te las cuento a ti, porque sé que eres callada y no me has de hacer traición.
Y por fin llegaba yo a tenerla, y el molinillo que me daba vueltas en el corazón, molía, haciéndomelo polvo, y yo aguanta que aguanta, siempre callada, poniendo cara de Pascua y tragando hiel, tragando hiel.
Sacáronla del encierro al día siguiente temprano, y al punto se puso a trabajar en la cocina, sumisa, callada y desplegando maravillosas actividades.
La de Pacheco, que tenía buenas despachaderas, no se quedaba callada, y respondía con donaire a todas las bromas sin enojarse nunca.
Y hablando, sus atractivos eran mayores que cuando estaba callada, a causa de la movilidad de su rostro y de la expresión variadísima que sabía poner en él.
—Por lo demas, nuestra heroína seguia en apariencia lo mismo que siempre, serena, impasible, callada en todo lo relativo a Manuel, afectuosísima y zalamera con el embobado don Elías, acompañándolo a la iglesia y a paseo, gastándole cada año un dineral en vestidos y joyas, y contestando con frias sonrisas de lástima a los jóvenes que osaban dirigirle alguna galantería.
Sólo el graznar del borracho o el canto del enamorado turbaban la callada paz de la ciudad histórica.

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