Ejemplos con cándido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El gobierno del Presidente Cándido Bareiro le concedió garantías para que retornara a la ciudad Capital y así lo hizo.
Sus diseños pudieron inspirar a algún artista famoso de aquellos tiempos en Argentina, Brasil y Chile, como el caso del brasileño Cándido Portinari.
Llega a secuestrar a un oficial con el objeto de escapar para unirse a las las fuerzas constitucionalistas del general Cándido Aguilar quien lo incorpora al primer cuerpo de artillería de la primera División de Oriente con el grado de teniente.
Lo mandaba el capitán de intendencia Cándido Saseta y lo controlaban los diputados del Partido Nacionalista Vasco Manuel de Irujo, José María Lasarte y Telesforo Monzón.
Todos creían con el más cándido y vanidoso de los egoísmos que una voluntad superior y omnipotente vigilaba y dirigía sus idas y venidas, iguales a las de los infusorios en una gota de agua.
Eran las amigas de Lucía Rosarito, la hija de la fondista doña Agustina, Carmen, la sobrina del magistral, y varias doncellas de análoga posición, entre las cuales muchas soñaban con el blando sosiego, con la apacible uniformidad de la vida conventual, y hacían pintura tentadora de las delicias del claustro, del sentimiento suavísimo del día de la profesión, cuando coronadas de flores bajo el cándido velo, se ofreciesen a Cristo, con el refinado dulzor de añadir: para siempre, para siempre.
Sabía Miranda de memoria el reverso, la cara interna de la política, y explicaba desenfadadamente las solapadas alusiones, las reticencias hábiles, las sátiras finas que en todo periódico importante abundan y son eterno logogrifo para el cándido suscritor provinciano.
Marcelo pudo ver cómo el cándido estudiante que hacía llamamientos a la paz con una gravedad sacerdotal rodaba envuelto en su estandarte bajo el regocijado pateo de los zuavos.
La grey femenil hizo coro a los vituperios de Currita, y todos convinieron en que la marquesa de Sabadell era una intriganta, una beata hipocritona, una mala esposa que, habiendo campado por su respeto diez años entre curas y monaguillos, quería ahora oscurecer al pobre Jacobo bajo la tutela del padre Cifuentes, y que era caso de conciencia y obligación imprescindible de todo fiel cristiano arrancar a la pícara el antifaz y advertir al cándido muchacho el lazo que le tendían.

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