Ejemplos con báculo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Báculo de Ayshel, artefacto magico perteneciente al personaje anteriormente citado.
Último yan descendiente de una colonia de exiliados en la Tierra, que vivía en pleno Sahara, encargado de guardar el báculo de Ayshel.
Sus admiradores, para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y la excelencia de sus virtudes, le representaron de gran corpulencia, con Jesús sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo.
El bastón de mando de la silla derecha simboliza que fue Coro la primera capital de Venezuela, mientras que el bastón o báculo de la izquierda, es emblema de que también fue esta ciudad, donde tuvo el asiento el primer obispo colonial.
Es decir, Partido en azur un báculo obispal en oro y gules con el báculo en plata, con bordura igualmente en plata.
Pide el báculo y dame cuatro palos, ya no te falta más que eso.
Trabajaba en una casa de comercio, colaboraba en varias sociedades y , sostenía incansable correspondencia con sus adictos, enseñaba a los desgraciados, meditaba, discutía, exaltaba a los pusilánimes, asaeteaba a los cobardes, confortaba a los sufridos, se erguía ante los poderosos, lloraba con los indigentes, tenía un báculo para cada caída, una esperanza para cada lacería, un bálsamo para cada dolor, una rosa para cada beldad, un pensamiento dulce para cada párvulo, y aun le quedaba tiempo para ser rendido y galante con la esposa y cariñoso y afable con los hijos.
Yo le he visto en días de pontifical, con la mitra puesta, mirarnos a todos con tales ojos, que le faltaba muy poco para soltar el báculo y emprendernos a bofetadas.
¡Que le vayan a éste con roncas! Tiene redaños para entrar una tarde en el coro y limpiarlo a palos con el báculo.
Cuando veo a los cadetes, cambiaría a gusto con cualquiera de ellos, entregándoles mi báculo y mi cruz.
Ni el báculo de san Francisco, ni el manto de santa Teresa, ni el ceñidor de san Ignacio de Loyola hicieron nunca curas tan milagrosas como las que habían de operar aquellas hilas, con tan pura intención trabajadas, en las heridas, llagas y tolondrones de los pobrecitos heridos del Norte.
Tras el palio, la gente admiraba un nuevo grupo de capas de oro, sobre las cuales sobresalía la puntiaguda mitra y el brillante báculo.
—El dia, señora, que mis padres oyeron decir que su sobrino estaba tan mal parado, creyeron y pensaron que se les habia cerrado el cielo y caido todo el mundo a cuestas: imaginaron que ya les faltaba la lumbre de sus ojos y el báculo de su vejez, faltándoles este sobrino a quien ellos quieren con amor de tal manera, que con muchas ventajas escede al que suelen tener otros padres a sus hijos, mas como decirse suele, que cuando Dios da la llaga da la medicina, la halló el niño en esta casa, y yo en ella el acuerdo de unas memorias que no las podré olvidar miéntras la vida me durare: yo, señora, soy noble, porque mis padres lo son, y lo han sido todos mis antepasados, que con una medianía de los bienes de fortuna han sustentado su honra felizmente donde quiera que han vivido.
Salia del hospital de la Resurreccion, que está en Valladolid, fuera de la puerta del Campo, un soldado que por servirle su espada de báculo, y por la flaqueza de sus piernas y amarillez de su rostro, mostraba bien claro que, aunque no era tiempo muy caluroso, debia de haber sudado en veinte dias todo el humor que quizá granjeó en una hora: iba haciendo pinitos, y dando traspiés como convaleciente, y al entrar por la puerta de la ciudad, vió que hácia él venia un su amigo, a quien no habia visto en mas de seis meses, el cual santiguándose, como si viera alguna mala vision llegándose a él le dijo:.
Eran ya casi las doce del dia, y la dicha casa estaba cerrada por fuera, de lo que coligieron, o que no comian en ella sus moradoras, o que vendrian con brevedad, y no les salió vana su presuncion, porque a poco rato vieron venir una reverenda matrona, con unas tocas blancas como la nieve, mas largas que sobrepelliz de canónigo portugues, plegadas sobre la frente con su ventosa, y con un gran rosario al cuello de cuentas sonadoras, tan grandes como las de Santinuflo, que a la cintura le llegaba: manto de seda y lana, guantes blancos y nuevos sin vuelta, y un báculo o junco de las Indias, con su remate de plata.
Era el espejo en que se miraban, el báculo de su vejez, y el sujeto a quien encaminaban, midiéndolos con el cielo, todos sus deseos, de los cuales, por ser ellos tan buenos, los míos no salían un punto.
Tornó a tomar su báculo el deudor, y, bajando la cabeza, se salió del juzgado.
Los hijos, señor, son pedazos de las entrañas de sus padres, y así, se han de querer, o buenos o malos que sean, como se quieren las almas que nos dan vida, a los padres toca el encaminarlos desde pequeños por los pasos de la virtud, de la buena crianza y de las buenas y cristianas costumbres, para que cuando grandes sean báculo de la vejez de sus padres y gloria de su posteridad, y en lo de forzarles que estudien esta o aquella ciencia no lo tengo por acertado, aunque el persuadirles no será dañoso, y cuando no se ha de estudiar para pane lucrando, siendo tan venturoso el estudiante que le dio el cielo padres que se lo dejen, sería yo de parecer que le dejen seguir aquella ciencia a que más le vieren inclinado, y, aunque la de la poesía es menos útil que deleitable, no es de aquellas que suelen deshonrar a quien las posee.
Estas piernas abrazo, bien así como si abrazara las dos colunas de Hércules, ¡oh resucitador insigne de la ya puesta en olvido andante caballería!, ¡oh no jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, ánimo de los desmayados, arrimo de los que van a caer, brazo de los caídos, báculo y consuelo de todos los desdichados!.
Si la sentencia pasada de la bolsa del ganadero movió a admiración a los circunstantes, ésta les provocó a risa, pero, en fin, se hizo lo que mandó el gobernador, ante el cual se presentaron dos hombres ancianos, el uno traía una cañaheja por báculo, y el sin báculo dijo:.
¿Qué decís vos a esto, buen viejo del báculo? dijo Sancho.
Bajó el gobernador la vara, y, en tanto, el viejo del báculo dio el báculo al otro viejo, que se le tuviese en tanto que juraba, como si le embarazara mucho, y luego puso la mano en la cruz de la vara, diciendo que era verdad que se le habían prestado aquellos diez escudos que se le pedían, pero que él se los había vuelto de su mano a la suya, y que por no caer en ello se los volvía a pedir por momentos.
Altisidora en la opinión de don Quijote, vuelta de muerte a vida, siguiendo el humor de sus señores, coronada con la misma guirnalda que en el túmulo tenía, y vestida una tunicela de tafetán blanco, sembrada de flores de oro, y sueltos los cabellos por las espaldas, arrimada a un báculo de negro y finísimo ébano, entró en el aposento de don Quijote, con cuya presencia turbado y confuso, se encogió y cubrió casi todo con las sábanas y colchas de la cama, muda la lengua, sin que acertase a hacerle cortesía ninguna.
Preguntáronle de dónde había colegido que en aquella cañaheja estaban aquellos diez escudos, y respondió que de haberle visto dar el viejo que juraba, a su contrario, aquel báculo, en tanto que hacía el juramento, y jurar que se los había dado real y verdaderamente, y que, en acabando de jurar, le tornó a pedir el báculo, le vino a la imaginación que dentro dél estaba la paga de lo que pedían.
Dadme, buen hombre, ese báculo, que le he menester.
Visto lo cual Sancho, y que sin más ni más se iba, y viendo también la paciencia del demandante, inclinó la cabeza sobre el pecho, y, poniéndose el índice de la mano derecha sobre las cejas y las narices, estuvo como pensativo un pequeño espacio, y luego alzó la cabeza y mandó que le llamasen al viejo del báculo, que ya se había ido.

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