Ejemplos con boscaje

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al fin pareció quedar inmóvil, sumiéndose en los lejanos términos del horizonte solitario, en la llanura sin límites, donde le harían dormitar con las velas desmayadas las ardientes calmas diurnas, donde avanzaría de noche igual a un fantasma, rodeado de espumas fosforescentes, balanceándose la luna enorme y amarillenta entre el boscaje de su arboladura.
Calló por unos instantes, mientras sus ojos seguían explorando el salón entre el boscaje de adornos multicolores.
En el fondo cierra el horizonte una fronda verde y bravía, cuatro, seis álamos esbeltos se han separado del boscaje y se adelantan a mirarse en un ancho y claro arroyo, sus hojas tiemblan de placer, el cielo es de un violeta pálido, tenue.
A la otra banda, en los cuadros de un huertecillo y a lo largo de las paredes blancas de la cerca, se desgreña el claro boscaje de una parra y se esponjan las copas de los frutales florecidos.
Desde la esquina se divisa abajo, al final de la calleja, el boscaje de un huerto, una palmera que arquea blanda sus ramas, una colina que se perfila sobre el azul luminoso del cielo.
La tierra es intensamente roja, el cielo aparece diáfano entre el boscaje de las copas.
Se perdían a ratos tras un grupo de arbolillos, supervivientes míseros de un lindo boscaje destruido, y reaparecían entre un cenador en ruinas y un rimero de mantillo.
Por último, el ave, cansada de tan insignificante persecución, se elevó en los aires y, salvando una profunda quebrada, desapareció en el boscaje de la vertiente opuesta.
Primero fue al parque, cuyo boscaje sombrío parecía fascinarle.
Y apenas pronunció estas palabras, cuando salió del boscaje cercano una cuerda lanzada maravillosamente, que aprisionó el cuerpo de Próspero.
Sonó entonces otro toque de cuerna, muy cercano, y de entre los impenetrables secretos del boscaje, surgieron gritos, que más parecían de fieras que de hombres.
Anduvo por los más espesos del boscaje, subiendo y bajando lomas, atravesando riachuelos, que ya le llegaban a la mitad del cuerpo, ya cerca de la barba.
al brillar entre el boscaje las luciérnagas doradas,.
En estos días, en las miserables chozas diseminadas en la maraña de la selva, en huecos abiertos a filo de hacha, mujeres y niños de rostros macilentos y cuerpos semidesnudos espían con ojos tímidos a través de los claros del boscaje, la silueta del capataz, amo y señor, para ellos todopoderoso, de cuanto existe en la montaña.
Entra por él y hace alto junto a un entre merendero y casa de labranza que a la mano izquierda se yergue, frente a un boscaje de perennes verduras.
Un carruaje que estaba oculto más allá de la finca, en el boscaje de perpetua verdura, partió, algún tiempo después de haberlo hecho la duquesa y D.
Los amantes, confusos, con las frentes inclinadas á tierra, se hicieron atrás ante el avance del anciano, que llegando al centro del boscaje de mirtos, hizo alto bajo la bóveda atravesada por los rayos del sol.
Aquella senda es un camino poco frecuentado y solitario que, desviándose de la negra carretera, conduce a una pequeña población distante legua y media del poderoso establecimiento carbonífero, cuyas construcciones aparecen de cuando en cuando por entre los claros del boscaje allá en la lejanía borrosa del horizonte.
Dos entradas, o, mejor dicho, dos puertas, conducían a este boscaje, en medio del cual estaba colocada una mesita de piedra.
Al hablar así volvió la cabeza y se encontró a Mergy de pie junto a una de las entradas del boscaje.
Un vapor sofocante, húmedo y miasmático, difundidor del tifus, de la viruela y del paludismo, brotaba de las márgenes, entre cuyo boscaje chirriaban miríadas de insectos.
En el horizonte, entre un boscaje de nubarrones grises, llameaba el sol.
Al unísono de los estampidos, oíanse gritos de muerte, alaridos de hombre y de mujer unidos por la misma cólera, sordas ronqueras de caballos espantados, furioso ladrar de perros, y cuando la radiación eléctrica esparcía su intensa claridad sobre el cuadro, tiñiéndolo de un vivo color amarillento, mostraba el ojo del atacante, en medio de nutrido boscaje, dos picachos negros de los que brotaba el plomo, y deformes bultos que se agitaban sin cesar como en una lucha cuerpo a cuerpo.

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