Ejemplos con bajeza

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Capítulos dedicados a la minoridad del rey, en los que se pretende mostrar la bajeza moral de la aristocracia.
Con la resolución de las tensiones acumuladas en más de un año de luchas políticas caracterizadas por la bajeza de los golpes por parte de todas las facciones, y dada la participación de la juventud en la misma, se dio un breve ambiente de efervescencia cívica y esperanza en las autoridades que surgieron de ese proceso, pero al poco tiempo el gobierno de Luis Ángel González Macchi decepcionaría todas estas expectativas, por el alto índice de corrupción en su administración.
En ellos hay vileza y bajeza moral, se produce violencia verbal y física, se bebe alcohol y los invitados se emborrachan delante de las cámaras.
° El Guardia Civil debe ser prudente sin debilidad, firme sin violencia y político sin bajeza.
Muy apegada a su madre, la reina, a su hermano, el Delfín, y a sus hermanas, sufrió con ellos los continuos adulterios del rey, la rigidez del protocolo y la bajeza de los cortesanos.
Si su mujer era culpable, ¡qué horrible tragedia la que se preparaba! Y si no lo era, él cometía una bajeza sospechando de su honradez.
Yo haré que el Duque salga de esta casa, sin escándalo, sin que se entere nadie del motivo, sin exponerte a cometer una bajeza, de la cual te arrepentirías No creas que lo hago por él, a quien detesto Desde que llegó me ha sido profundamente repulsivo ese hombre.
Su gran carácter elevado y magnánimo, fué herido de un modo cruel por la ingratitud y la bajeza de aquellos falsos amigos.
Lope y Cervantes, Velázquez y Murillo, recuperaron para la Patria en los dominios de la belleza aquella estimación y supremacía que perdimos en lo político y material por la ineptitud y bajeza de los altos poderes del Estado.
Y entonces, reciente aún aquella impresión nobilísima que elevaba las inteligencias y movía los corazones, iban a ver en Jacobo lo que es esa misma grandeza cuando refleja en un charco los rayos de su gloria, cuando el vicio la deslustra y la bajeza la empuerca, y el olvido de la propia dignidad la pone al servicio de un Martínez, que apoya en ella la pataza para encaramarse en lo alto y darle después, una vez arriba, desde la cumbre de su insolencia, la más ignominiosa de todas las coces: la coz del asno.
¡Casarse con una! Esto era un colmo, el colmo del , y en semejante acto había una mezcla horrenda de ignominia y de abnegación sublime, un no sé qué de osadía y al mismo tiempo de bajeza, que levantó al bueno de Rubín, a sus ojos, de aquel fondo de vulgaridad en que estaba.
Cumplió el mandato escrupulosamente, consagrándose a él de modo que durante algunos días vivió embargado por su hermosa tarea, no salió de sus manos una sola moneda sin que supiera que realmente la necesitaba quien la recibía, se gozó en remediar las pesadumbres, y lo hizo con tal dulzura, desplegando tanta bondad, prodigando con tan divino arte los consuelos, que duplicó el socorro, añadiendo al oro de la duquesa esa otra limosna que sólo se da con el espíritu, quien la recibía de sus manos, quedaba obligado sin humillación y agradecido sin bajeza.
¿A qué grado de bajeza moral le arrastraría la abdicación de su propia dignidad? Ya se lo había dicho la duquesa: tenía que confesar a Josefina.
Valentín leer en ella el más profundo desdén, como si le acusase de una humillación estólida, de una bajeza infame, y creyó ver, al mismo tiempo, la ira y la prohibición imperiosa de que llevase a cabo lo que se había lanzado a ejecutar.
Me asaltan a ratos ideas dignas verdaderamente de mi alma inmortal, pero a ratos caigo también en un desfallecimiento lamentable, y pienso en los hombres débiles y menguados, cuya bajeza me ha pintado usted con vivos colores para que los aborrezca.
Me asaltan a ratos ideas, dignas verdaderamente de mi alma inmortal, pero a ratos caigo también en desfallecimiento lamentable, y pienso en los hombres débiles y menguados, cuya bajeza me ha pintado Vd.
Estaba viviendo el joven en la posada de la viuda de Cuzco, establecimiento como ahora se dice, no a la altura, sino a la bajeza de los más primorosos atrasos del país.
Valentín la sufría era odiosa a Doña Blanca, cual si implicase bajeza, gana de no incomodarse por no molestarse, desdén o menosprecio.
La resignación hubiera sido bajeza.
Mas ya que tu cariño consiste en atragantarle a regalos, hagámosle uno de tal calidad que le llene de orgullo y le haga avergonzarse de la sima de bajeza a que se proponía descender.
Para ejercer el cargo de examinador, no poseía Leonardo otras condiciones que aquéllas de que le revestían por el momento el despecho y la osadía de quien compara su propia alteza y superioridad casuales, con la bajeza y la humildad relativas del primer contrincante con quien acontece medir sus fuerzas morales e intelectuales.
Para el amo en general, el negro es un compuesto monstruoso de estupidez, de cinismo, de hipocresía, de bajeza y de maldad, y el solo medio de hacerle llenar sin murmuración, reparo ni retraso la tarea que tiene a bien imponerle, es el de la fuerza, la violencia, el látigo.
—¡Oh amor platónico! ¡Oh fregona ilustre! ¡Oh felicísimos tiempos los nuestros, donde vemos que la belleza enamora sin malicia, la honestidad enciende sin que abrase, el donaire da gusto sin que incite, y la bajeza del estado humilde obliga y fuerza a que le suban sobre la rueda de la que llaman fortuna! ¡Oh pobres atunes mios, que os pasais este año sin ser visitados deste tan enamorado y aficionado vuestro! Pero el que viene, yo haré la enmienda de manera que no se quejen de mí los mayorales de las mis deseadas almadrabas.
Este pues, así por la vecindad de los lugares, como por ser aficionado al ejercicio de la caza cómo mi padre, algunas veces venia a mi casa, y en ella se estaba cinco o seis dias, que todos y aun parte de las noches él y mi padre las pasaban en el campo: desta ocasion tomó la fortuna, o el amor, o mi poca advertencia la que fué bastante para derribarme de la alteza de mis buenos pensamientos, a la bajeza del estado en que me veo, pues habiendo mirado, mas de aquello que fuera lícito a una recatada doncella, la gentileza y discrecion de Marco Antonio, y considerado la calidad de su linaje y la mucha cantidad de los bienes que llaman de fortuna, que su padre tenia, me pareció que si le alcanzaba por esposo, era toda la felicidad que podia caber en mi deseo: con este pensamiento le comencé a mirar con mas cuidado, y debió de ser sin duda con mas descuido, pues él vino a caer en que yo le miraba, y no quiso ni le fué menester al traidor otra entrada para entrarse en el secreto de mi pecho, y robarme las mejores prendas de mi alma.
—Allá irás, mentecato, trovador de Júdas, que pulgas te coman los ojos, y ¿quién diablos te enseñó a cantar a una fregona cosas de esferas y de cielos, llamándola lúnes, mártes y ruedas de fortuna? Dijérasla, noramala para tí y para quien le hubiera parecido bien tu trova, que es tiesa como un espárrago, entonada como un plumaje, blanca como una leche, honesta como un fraile novicio, melindrosa y zahareña como una mula de alquiler, y mas dura que un pedazo de argamasa, que como esto le dijeras, ella lo entendiera, y se holgara, pero llamarla embajador, y red, y moble, y alteza, y bajeza, mas es para decirlo a un niño de la doctrina, que a una fregona: verdaderamente que hay poetas en el mundo, que escriben trovas que no hay diablo que las entienda, yo a lo ménos aunque soy Barrabas, estas que ha cantado este músico, de ninguna manera las entiendo: miren qué hará Costancica, pero ella lo hace mejor, que se está en su cama haciendo burla del mismo Preste Juan de las Indias: este músico a lo ménos no es de los del hijo del corregidor, que aquellos son muchos, y una vez que otra se dejan entender, pero este, voto a tal, que me deja mohino.
Allí conocieron la suavidad del treviano, el valor del monte frascon, la ninerca del Asperino, la generosidad de los dos griegos Candía y Soma, la grandeza del de las cinco viñas, la dulzura y apacibilidad de la señora Garnacha, la rusticidad de la chéntola, sin que entre todos estos señores osase parecer la bajeza del romanesco.
Recebid, señor don Diego, esta prenda, y estimadla por la mas rica que acertárades a desear, y vos, hermosa doncella, besad la mano a vuestro padre, y dad gracias a Dios, que con tan honrado suceso ha enmendado, subido y mejorado la bajeza de vuestro estado.
Para prueba de lo cual ya sabes, ¡oh Sancho!, por experiencia que no te dejará mentir ni engañar, cuán fácil sea a los encantadores mudar unos rostros en otros, haciendo de lo hermoso feo y de lo feo hermoso, pues no ha dos días que viste por tus mismos ojos la hermosura y gallardía de la sin par Dulcinea en toda su entereza y natural conformidad, y yo la vi en la fealdad y bajeza de una zafia labradora, con cataratas en los ojos y con mal olor en la boca, y más, que el perverso encantador que se atrevió a hacer una transformación tan mala no es mucho que haya hecho la de Sansón Carrasco y la de tu compadre, por quitarme la gloria del vencimiento de las manos.
De donde nace que, cuando vemos alguna persona bien aderezada, y con ricos vestidos compuesta, y con pompa de criados, parece que por fuerza nos mueve y convida a que la tengamos respeto, puesto que la memoria en aquel instante nos represente alguna bajeza en que vimos a la tal persona, la cual inominia, ahora sea de pobreza o de linaje, como ya pasó, no es, y sólo es lo que vemos presente.
Ése es el cuerpo de Grisóstomo, que fue único en el ingenio, solo en la cortesía, estremo en la gentileza, fénix en la amistad, magnífico sin tasa, grave sin presunción, alegre sin bajeza, y, finalmente, primero en todo lo que es ser bueno, y sin segundo en todo lo que fue ser desdichado.

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