Ejemplos con bajes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Algunos episodios fueron lanzados en VHS,como No bajes al sotano,Bienvenidos a la casa de la muerte,La mascara maldita I y II,La noche del muñeco viviente III,Noche en la torre del terror,.
no te bajes a la Ribera, no te vaya a suceder como a los del Hierbabuena.
Espero que tengas muchísimas ganas porque tienes todavía mucho que contarnos, no queremos que nunca te bajes del escenario porque sería una pena muy grande.
-Mira, cuando bajes las escaleras, no importa quién venga a tu lado, inmediatamente te agarras de su brazo y así bajas no sea que te tropieces, porque yo ya me rodé en una ocasión y se siente horrible.
Montó en cólera don Juan, y llamando a su amigo el doctor Mata, que, según parece, tiene algún ascendiente sobre los puerco-espines, le dijo: Perico, vete a la Sección Sexta y no bajes sin traerte a esos majaderos , y si se resisten, subiré yo por ellos.
Y tú, cuando bajes, me harás el recibo.
-No bajes tanto, Gabriel, han cambiado las cosas.
Porque aquí reinan a un mismo tiempo las cuatro estaciones, según que subas o bajes, o que camines al Norte o al Mediodía.
Supongo que habrás traído escala de cuerda, mas para que bajes más seguro, toma la llave que hay sobre esa mesa, abre la puerta que hay en el pasillo, y por la escalera que veas baja al patio.
Inés: no bajes los ojos, por Dios, y mírame, estréchate más contra nosotros.
-Felipe, que no seas majadero, que bajes.
Y tú, cuando bajes, me harás el recibo.
-¡María mía! -dijo el joven dirigiéndose a su esposa-, es preciso que te bajes, porque el momento exige un trabajo asiduo aquí.
¡Ah!, me olvidaba de otra cosa importante: te prohíbo que bajes a conversar con Ido y su mujer, que tiene la lengua demasiada suelta.
El joven dijo: ¡Claro que sí! ¡Pero te ruego que bajes! Ella dijo: ¡Oh, qué poco acertado estuvo mi padre al rehusar para su hija un esposo como tú! ¿Qué más podía desear? ¡Oh querido mío! no te enfades por la negativa irreflexiva de mi padre, pues te amo yo.
-¿Es preciso que bajes? -le preguntó el hampón.
Pero con la condición de que bajes del caballo y jures por tu fe que no te servirás de tus armas contra nosotras y consentirás en trabar conmigo singular combate.

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