Ejemplos con atroces

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un ejemplo de institución creada para garantizar que no se repitan crímenes atroces es la Organización de las Naciones Unidas.
Otra versión de la historia, en la que los hechos no son tan atroces y sí más probables, es que este joven estuviera en algunos lugares de mala nota, que les diera a las muchachas pastillas con cantárida que las incomodaran mucho y que una de ellas, que había tomado más que las otras, estuviera a punto de morir.
La película trata sobre la historia de cuatro amigos que durante la infancia, cometen un crimen por imprudencia y son enviados a la prisión para menores, donde son víctimas de un atroces abusos sexuales por parte de varios guardias.
Son diabólicas sus novelas porque él cree en la presencia real del demonio, y se complace en mostrar esta presencia en la calidad de los dramas más atroces, o en los más curiosos episodios de la vida mundana de su tiempo,.
Este periodo es conocido como La Violencia y varios personajes de ambos bandos enfrentados se harán famosos por sus acciones atroces.
Dichas extorsiones son de carácter obligatoria y no hay negociaciones razonables, ya que las consecuencias son atroces.
Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Fuerzas atroces del noroeste.
Nuevamente, todos los oficiales prisioneros fueron fusilados, y muchos soldados sufrieron muertes más atroces, con azotes, cepo colombiano y otras formas de tortura.
Todos los oficiales prisioneros fueron ejecutados, muchos de ellos después de sufrir atroces torturas.
Las horas atroces y las condiciones de trabajo de los niños y los trabajadores no calificados se hicieron ilegales por presión en el Parlamento por los humanitarios.
Ese mismo año, el diplomático sueco Gustaf Wallenberg redactó un informe en el que recogía el contenido de un telegrama fechado en marzo y remitido por el clero y la congregación de Kayseri , quienes explicaban que con el establecimiento de un patriarcado turco independiente, como deseamos, vemos la forma de poner fin de cara al futuro a las atroces calumnias contra nuestro patriotismo que la política europea y del Patriarcado Ecuménico ha intentado propagar.
Admite, sin embargo, que esta muerte está entre las más atroces que ha cometido, y está dispuesto a dar una compensación honorable.
Durante más de diez días estuve totalmente trastornado, fuera de mí, aunque no bebí ni una sola gota, durante ese lapso, imaginé las calamidades más atroces.
El autor juega mucho con contrastes entre escenas que hablan del tierno y encegador mundo de las hadas y los atroces combates entre los guerreros catalanes y los musulmanes.
Por sus crímenes atroces, fue exiliado a Al-khali en la antigua Roma.
Esta serie es una crónica de los casos de la Unidad de Víctimas Especiales de la Policía de Nueva York, responsables de resolver los crímenes más atroces de la ciudad.
Entre los más impactantes programas de esta serie se destaca el dedicado a los asesinos en serie en donde la periodista Castalia Pascual se adentró a una prisión de máxima seguridad para entrevistar a Sandy Luxer Pardo, autor de unos de los crímenes más atroces de la historia panameña.
Y soltó la palabra gorda, sin despojarse de su seriedad, como lanzaba siempre las expresiones más atroces.
Pues desearé que me diga usted lo que se cuenta por ahí de nosotros con estos triunfos tan atroces.
Todos los nuestros hablaron de tu muerte, deseándotela con los más atroces martirios.
Le venían ganas atroces de gritar a los oradores: ¡Burros, pollinos! como acostumbraba a hacer en el Saloncillo, o de fulminar contra ellos uno de esos sarcasmos feroces que levantan roncha.
El excelentísimo Martínez hizo un gesto que no significaba si entendía o dejaba de entender, desde que el pobre señor había pasado el puente natural que lleva del banco azul a las grandes mesas de la corte, caminaba de indigestión en indigestión, y sentía en el estómago la nostalgia de aquellas nutritivas sopas de ajo, no digeridas del todo, que habían hecho de él un tanto robusto hombre de Estado, y fueron su cotidiano alimento en los tiempos en que rompía sus primeros calzones entre los pilletes de cierta playa de las costas asturianas ¡Santo Dios, y qué dolores de tripas más atroces le había costado el del último viernes de Palacio! ¡Qué más terrible que sirvieron dos días antes en la embajada francesa! El excelentísimo Martínez creyóse por un momento envenenado, y desde entonces fue para él artículo de fe aquel principio de Addison:.
Quizás asiduos trabajos intelectuales, atroces disgustos, prolongadas vigilias, la agitación del alma duramente refrenada y el fuego comprimido de las pasiones, obran misteriosamente en nuestro organismo y promueven esta explosión: el corazón se hincha, adquiere una fuerza enfermiza e irregular, y de repente inunda el cerebro de sangre.
Los peones le conocían, como si fuese un contratista o maestro de obras, y cuando le faltaban estas distracciones emprendía atroces caminatas: iba a pueblos distantes, andando siempre con una regularidad mecánica, el cuadrado sombrero sobre las cejas, flotante el paleto, que no abandonaba ni aun en el verano, y bajo el brazo el bastón de su juventud, una caña vieja y resquebrajada, con puño redondo de marfil que casi era una bola de billar.
A fuerza de paciencia y de dulzura conseguí que fuese amable con su hermana, y aunque de tiempo en tiempo renovaba su odiosidad, en algo mejoré las atroces tendencias del niño.
Sus pecados no debían de ser muchos, pues era muy joven, pero fueran como se quiera, la chica parecía dispuesta a no dejar en su alma ni rastro de ellos, según la vida de perros que llevaba, las atroces penitencias que hacía y el frenesí con que se consagraba a las tareas de piedad.
Sus defectos de pronunciación eran atroces.
Si antes sus oraciones fueron pararrayos puestos sobre la cabeza de Juanito para apartar de ella el tifus y las viruelas, después intentaban librarle de otros enemigos no menos atroces.
Estaba Sabel fresca y apetecible como nunca, y las floridas carnes de su arremangado brazo, el brillo cobrizo de las conchas de su pelo, la melosa ternura y sensualidad de sus ojos azules, parecían contrastar con la situación, con la mujer que sufría atroces tormentos, medio agonizando, a corta distancia de allí.
—Tan árida y escabrosa es aquella region, que nadie ha entrado nunca en codicia de disputar a los animales silvestres el pacífico, inmemorial disfrute de las escasas hierbas y atroces matorrales que festonean sus riscos, por lo que, ni siquiera hoy, despues de la desamortizacion y venta de todo lo criado, figura tal arrabal del Planeta en el catastro de la riqueza pública.

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