Ejemplos con asombrado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡A mí! ¡a mí!gemía asombrado de este ataque.
Su llegada había asombrado a Pep Arabi, todavía ocupado en relatar a parientes y amigos su estupenda aventura, su inaudito atrevimiento, el reciente viaje a Mallorca con los , la estancia en Palma de unas horas, y su visita al palacio de los Febrer, lugar encantado que guardaba cuanto en el mundo puede existir de señorial y lujoso.
Febrer le miró asombrado ¡Mentira! A su señor abuelo le conocían todos en la isla y con todos hablaba, pero guardando una gravedad que imponía respeto a las gentes sin alejarlas.
¡No ocurrírsele nunca asomar la cabeza fuera de Palma para ver el campo, de un verde tierno, con sus acequias susurrantes, el cielo, de suave azul, en el que flotaban islotes de blancos vellones, las colinas, de un verde obscuro, con sus molinillos de viento braceando en la cumbre, las sierras abruptas, de color de rosa, cerrando el fondo, todo el paisaje risueño y rumoroso que había asombrado a los navegantes antiguos, haciéndoles llamar a Mallorca la isla Afortunada! Cuando, gracias a su casamiento, adquiriese una fortuna y pudiera rescatar el hermoso predio de pasaría en él la mayor parte del año, lo mismo que sus ascendientes, haciendo la vida rústica y benéfica de un gran señor, dadivoso y respetado.
¿Para qué?preguntaba asombrado don Simón.
Dormitaba él un poco, y después, asombrado del silencio y largo sopor de Lucía, levantábase, receloso de que la hubiese sobrecogido un síncope.
Un joven muy buen mozo vestido con un traje gris muy elegante, se mira las manos asombrado.
Mientras el ingeniero detallaba sus explicaciones, el médico, asombrado por la enorme mole de las dos torres ardientes que parecían servir de pilares al firmamento, pensaba en el culto del fuego, en la adoración de las razas antiguas al gran elemento creador y destructor, en los ídolos ígneos que cocían dentro de su vientre, en repugnante holocausto, las víctimas humanas.
Parecía asombrado, como si de repente se abriese en su pensamiento una gran ventana por la que veía algo nuevo.
Cada vez que el doctor, después de una visita, quería lavarse las manos, quedaba asombrado ante las toallas con más colores que el iris, y las pastillas de jabón en forma de tigre o de lagarto que parecían fabricadas para reyezuelos del África.
¿Pero quién te ha dicho eso?exclamó el otro asombrado.
Batiste estaba asombrado por la injusta denuncia.
El padre Bonnet, inspector en el estudio, mirábale desde lo alto de la tribuna, asombrado de tanta laboriosidad, creyendo tener ante los ojos la conversión de san Agustín o el trueque de Saulo en Pablo.
Miróle el bueno de don Casimiro muy asombrado, y satisfecho de poder lucir su erudición, contestóle al punto:.
La presencia del produjo, en efecto, honda impresión en el viejo gordo, designado por Currita como ministro de Gracia y Justicia, detúvose un instante sorprendido, llamó la atención de su compañero y dialogaron breve rato, él como extrañado y suspenso, el otro como asombrado de su extrañeza.
Asombrado Diógenes, miraba aquella extraña aparición sin acertar a decir palabra, e interrogaba con la vista, ora a la marquesa, ora a otro padre más joven que tras el viejo había entrado, este añadió:.
Sir Roberto, asombrado, creyendo encontrar un nuevo modelo de que colocar en el British Museum, quiso aplicar al hallazgo su método experimental, y recibió, en cambio, un espontáneo abanicazo que, en la irascibilidad de sus nervios excitada, le sacudió el tío Frasquito con su abanico de mandarín en lo alto de la cabeza.
¿Náa más?decía muy asombrado, y la madre se reía, se reía ¡Dios mío! ¡De qué manera tan distinta se reía él veinte años después, en medio de sus lágrimas! ¡Ay! ¡Entonces tenía él seis años, y preciso fue que pasaran otros veinte para hacerle comprender que eran sólo tres en efecto, y que con ellos solos bastaba y sobraba!.
Butrón escuchaba asombrado, tragándose, una a una, como un bolonio, toda aquella sarta de mentiras, diestramente entrelazadas con algunas escasas verdades, cruzó las manos con trágico ademán y exclamó con el aire de un Catón escandalizado:.
Mientras tanto, asombrado Butrón de aquel brusco arranque, y muerto de susto ante audacia tan temeraria, echaba a toda prisa las cortinillas para que no le viesen, y Currita, riendo como una loca, se asomaba por el vidrio de la trasera para ver a los transeúntes refugiarse asustados en los portales, y a los guardias públicos correr detrás de la berlina, haciendo señas de que parasen.
estaba patas arriba, según murmuraba el asombrado Juanito.
Y el infeliz mortal poseedor de tantas cualidades paseaba por la tienda ante su asombrado dependiente, con toda la prosopopeya de un hombre que tiene agarrada la fortuna por los pelos y no piensa soltarla.
—¡Porque eso que mira usted asombrado es bailar!.
¡Ah!, ¡cómo me río yo de estos imbéciles que creen que me engañan! ¡Engañarme a mí, que estoy ahora más cuerdo que la misma cordura! ¡Dios mío, qué talento tengo! ¡Qué manera de discurrir! ¡Estoy asombrado de mí mismo, y compadezco a mi tía, a Ballester, a todos los que hacen delante de mí esta comedia! ‘Todavía no hay nada’, fue lo que dijo Quevedo al volver a la Cava.
¿Llega usted ahora mismo?preguntó asombrado el capellán.
Aún permanecía Perucho en el agua, asaz asombrado, la señorita le asió de los hombros, del pelo, de todas partes, y empujándole cruelmente, desnudo como estaba, le persiguió por el salón hasta expulsarle a empellones.
— se decia asombrado el público.
Parecióle a don Quijote que oía la voz de Sancho Panza, de que quedó suspenso y asombrado, y, levantando la voz todo lo que pudo, dijo:.
A ella, con la turbación y desasosiego, se le cayó el tafetán con que traía cubierto el rostro, y descubrió una hermosura incomparable y un rostro milagroso, aunque descolorido y asombrado, porque con los ojos andaba rodeando todos los lugares donde alcanzaba con la vista, con tanto ahínco, que parecía persona fuera de juicio, cuyas señales, sin saber por qué las hacía, pusieron gran lástima en Dorotea y en cuantos la miraban.
Volvió luego muy triste a decírselo a Camila, y, no hallándola en la cama ni en toda la casa, quedó asombrado.

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