Ejemplos con arruinado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El cantor se burlaba de la que para ser señora quería casarse con un pobre arruinado, sin casa y sin familia, un forastero que no tenía tierras que cultivar.
¡Arruinado! Todos los grandes señores decían lo mismo, y lo que a ellos les sobraba en su desgracia podía hacer ricos a muchos pobres.
Pep, estoy arruinado, tú eres rico si te comparas conmigo.
¡Pero si estoy arruinado, querido Toni! ¡Si nada de lo que tengo en mi casa es ya mío! ¡Si los acreedores sólo me respetan por la esperanza de este matrimonio!.
Los descubrimientos geográficos habían arruinado a los Febrer.
El viejo caserón de los Febrer, con sus hermosos ventanales faltos de vidrios, sus salones llenos de tapices y sin alfombras, sus muebles venerables confundidos con los más ruines enseres, le parecía igual a un príncipe arruinado ostentando aún manto brillante y corona gloriosa, pero descalzo y sin ropa blanca.
Uno quería un gobierno de provincia para su hermano, otro, una alcaldía en la isla de Cuba para sí mismo, otro, un juzgado para su pueblo, otro, una administración de aduanas para un primo arruinado por la causa de la libertad, otro, la destitución de un funcionario probo que se oponía tenazmente a ciertas pretensiones de su familia, otro, un ascenso, otro, una cátedra, en fin, por pedir, se pedia allí hasta la luna, y el Ministro, o el Subsecretario en su deseo de complacerlos a todos, tecleaba sin cesar sobre los botones de las campanillas, a cuya música iban apareciendo los altos empleados que podían entender en aquel cúmulo de solicitudes.
Desnoyers había oído la lectura de algunas de ellas, a la caída de la tarde, ante su castillo arruinado.
Pasaron la noche en un pueblo medio arruinado, donde se había establecido la comandancia de una división.
Vió la inesperada salida de Georgette y su madre de las profundidades del pabellón arruinado.
Tú estás muy arruinado de algún tiempo a esta parte.
Folgueras, que así se llamaba el impresor arruinado, quedaba como dueño y regente de ella.
Al cabo de algunos días tuvo la fortuna de descubrir a un impresor arruinado hacía algunos años, cuyos tórculos rotos y enmohecidos no había querido comprar nadie y yacían cubiertos de polvo en un obscuro sótano.
Tenía ante él una buena madre, una excelente dueña de casa, algo manirrota en sus gastos, pero muy interesada en que los negocios prosperasen: una meticulosa administradora del hogar, que tomaba las cuentas de la servidumbre con la misma minuciosidad que cuando vivía en el arruinado caserón de Durango, y al mismo tiempo sacaba miles de duros de la caja de su marido para restaurar una capilla que fuese más suntuosa que la costeada por alguna de las señoras que se codeaban con ella, en las Hijas de María o en el salón de visitas de los padres de la Compañía.
Soy un hombre temible, así como me ves, Esteban: enfermo, con el cuerpo arruinado antes de la vejez y la certeza de morir muy pronto.
Todo muerto, todo arruinado, veinticinco casas de familias ilustres pasaron a poder de los conventos, no había más ricos en la ciudad que los frailes, el arzobispo y la catedral.
La mujer y las hijas del arruinado labrador fuéronse con unas vecinas a pasar la noche en sus barracas.
Acertó entonces a llegar a Milán, fugitivo de Constantinopla, el marqués de Sabadell, perdido y arruinado, y presentóse en aquella logia, donde años antes le había iniciado Garibaldi.
Viose entonces de nuevo solo y arruinado, y la necesidad, mala consejera siempre y móvil las más de las veces de empresas descabelladas, sugirióle la idea de utilizar en provecho propio el precioso depósito, y aquí comenzaron las complicaciones y los peligros, los planes trazados y abortados.
Fuera o no esto cierto, éralo, sin embargo, que el respetable Butrón había aparecido de repente, cubriendo a Jacobo con el manto protector de su confianza, que Currita habíale proporcionado la desinteresada amistad de su caro esposo Fernandito, y que así, en aquellos ocultos rincones de los como en las amplias aceras de las plazas públicas, designábanse a los tres personajes con los nombres de , murmurándose al mismo tiempo que Jacobo estaba arruinado, que el partido restaurador garantía su porvenir asegurándole una cartera en pago de sus servicios, y Currita atendía a su presente con una esplendidez que amenazaba dar al traste con la hasta entonces bien cimentada fortuna de la opulenta casa de Villamelón.
La verdad sería que soy hija de un marqués calavera y arruinado, y de una tal Antonia Gutiérrez, soltera y costurera, con quien mi padre tuvo amores.
Otro administrador cualquiera no hubiera hecho los adelantos por la mitad menos, y se hubiera enriquecido más pronto, y no hubiera arruinado a su señor con tantos miramientos, con tanta suavidad y pausa, y con tan severa conciencia.
Así es que, en el año que vivió el marqués en Villafría, ya arruinado, D.
Tal podría ser esta, que, no ya un hombre como Pepe Güeto, sino el último gañán pusiese los ojos en mí con razonable esperanza de lograrme, y yo cediese y fuese suya, no ya siendo hija de un marqués arruinado, sino siendo millonaria y princesa.
Don Acisclo tenía, aunque envuelta en el debido respeto, tan mala opinión del juicio de su pobre y arruinado amo, que, a pesar de toda la solemnidad de lo que le encargaba, no quiso darle importancia alguna, y lo que menos le pasó por la cabeza fue que aquella carta pudiese tener relación con algo que se pareciese a dinero.
¡Hermoso porvenir! Sea usted honrado, trabaje usted mucho, para verse arruinado, sin otro recurso que pedir limosna en la puerta de San Juan a los hijos de mis amigos.
Se había arruinado, había caído hasta en la deshonra por hacer su papel en la comedia del mundo, y fuera de algunas satisfacciones de su orgullo, ¿qué había sacado? Su Rafaelito era un perdido: ahora lo comprendía, muy elegante, eso sí, pero inútil para librar a la familia de la miseria.
¿Y yo, Juanito mío? ¿Cómo me quedo yo? Arruinado para siempre, perdido, y lo que es peor, deshonrado.
Ahoracontinuó, apoyando sus palabras con pataditas nerviosas, ahora, todo muerto por culpa del maldito Lyón, de esos gabachos que con sus máquinas endiabladas nos han arruinado.
Al mismo tiempo Juan pone una cara muy afligida, y llevándola dentro del portal del Fiel Contraste, le dice: Me he arruinado, chica, y para mantener a mis padres y a mi mujer, estoy trabajando de escribiente en una oficina Pretendo una plaza de cobrador del tranvía.

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