Ejemplos con arrabales

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Alrededor del castillo surgió un núcleo urbano, integrado por dos arrabales.
Paralelamente la comunidad gitana, que en muchas ocasiones convive en los mismos arrabales, va adquiriendo mayor notoriedad.
Se asienta sobre la antigua Plaza del Arrabal, llamada así por su situación extramuros, entre los arrabales de San Martín y de Santa Cruz, justo en la encrucijada donde partían los caminos de Toledo y del Santuario de Nuestra Señora de Atocha,.
Durante el reinado de Carlos I, Madrid estaba integrado por dos núcleos principales: el recinto comprendido dentro de la muralla cristiana, de origen medieval, y los arrabales.
Su recinto amurallado tuvo desde antiguo barrios extramuros, denominados arrabales de San Juan y del Andarrío, nombre que hacía referencia a su situación al otro lado del río Lozoya.
de los demás arrabales me dio la oportunidad de crear en el espectador una asociación con el ambiente palaciego en el que se desenvolvía.
Fuera del antiguo recinto amurallado y a lo largo del Camino Real se desarrollaron varios arrabales, como el de San Andrés o de Arriba, y el de la Magdalena.
La ciudad disponía de puerto, arrabales o barrios extramuros, mercados y una mezquita mayor.
Esto llevó a una problemática ligada a las condiciones de vida de los arrabales por lo que fueron focos de enfermedad.
Fuera en los arrabales también podía haber barrios.
Nobleza mayor y menor, clero pobre y rico de las diferentes iglesias y capillas, diplomáticos asociados a la Nunciatura, artesanos de los diferentes gremios que acabaron dando nombre a las calles donde practicaban su oficio y, sobre todo, mercaderes de fuera de Madrid y revendedores de ocasión u oficio quienes, junto con los habitantes de unos arrabales de semicampesinos y semidelincuentes que se colaban a través de la Puerta de Toledo, crearon entre todos una extraña configuración social muy urbana y dinámica.
Conforme viene de decirse, la historia contada en The Final Solution pretende que: El Duque de Clarence medorearía por los arrabales del East End londinense, bien lejos de las indiscretas miradas que lo vigilarían si hubiese pretendido divertirse en la lujosa zona del West End.
El notable crecimiento urbanístico experimentado por Madrid, con el desarrollo de nuevos arrabales más allá del recinto amurallado, motivaron su demolición, especialmente a partir del siglo XVI, con la designación de la ciudad como capital de España.
Se dará la famosa revuelta de los arrabales que será sofocada.
La División alcanzó en tan sólo ocho días los arrabales de Varsovia, la capital de Polonia, desde su punto de partida en la Alta Silesia, poniendo de este modo punto final a su participación en la batalla tras la rendición del Ejército polaco.
Además de ser uno de los arrabales ovetenses en que más se ha incrementado la población.
Su población se encuentra concentrada en torno a la iglesia y se prolonga con dos arrabales en dirección norte con el nombre del lugar al que se dirigen, Torroella de Montgrí y Figueras.
Constituyó durante siglos, aparte de su función militar, el límite entre la zona urbana y la rural de la ciudad, delimitando el perímetro interior, que prácticamente quedó inalterado desde el siglo XVI hasta el siglo XIX englobando lo que eran los dos barrios centrales de la ciudad -Vegueta y Triana- y algunos de los arrabales que ascendían por las lomas de las montañas cercanas y que se conocen con el nombre genérico de Riscos , tomando estos últimos el nombre del Santo bajo cuya advocación se encontraba la Ermita en ellos edificada.
Grande es en esa perspectiva la ciudad, cuando los arrabales de su espíritu alcanzan más allá de las cumbres y los mares, y cuando, pronunciando su nombre, ha de iluminarse para la posteridad toda una jornada de la historia humana, todo un horizonte del tiempo.
La moda había traído profesores del otro lado del mar, de los arrabales de Buenos Aires, orgullosos y confusos al verse aclamados lo mismo que un tenor de fama o un conferencista.
Desde por la mañana, bien temprano, grupos numerosos de muchachas salían de los arrabales y cruzaban la villa para tomar la carretera de Lancia, vestidas todas con la clásica falda de merino, negra o de color, y el floreado mantón de Manila atado a la cintura, zapatos descotados, pendientes de perlas, y la hermosa cabeza, sencillamente peinada, al descubierto.
Era la miss animosa de la propaganda evangélica que recorre el globo esparciendo Biblias con fría sonrisa, sin miedo a las burlas de los civilizados ni a la brutalidad de los salvajes, pero lo que Lucy repartía eran excitaciones a la revuelta, y no buscaba a los dichosos, sino a los desesperados, en las fábricas y en los arrabales infectos.
Pepeta pasó entre los obreros de los arrabales que llegaban con el saquito del almuerzo pendiente del cuello, se detuvo en el fielato de Consumos para tomar su resguardounas cuantas monedas que todos los días le dolían en el alma, y se metió por las desiertas calles, que animaba el cencerro de la con un badajeo de melodía bucólica, haciendo soñar a los adormecidos burgueses con verdes prados y escenas idílicas de pastores.
Súpose que en la mañana siguiente a la noche del crimen fue preso Damián, el ayuda de cámara de la víctima, y llamado a declarar aquella misma tarde un don Francisco Javier Pérez Cueto, fabricante de almidón en uno de los arrabales de la corte Desde entonces, ningún signo exterior dio a conocer que las investigaciones judiciales adelantasen un solo paso, y comenzóse a murmurar, con cierta estupefacción temerosa, que andaba en todo aquello la mano de los masones, que los asesinos de Sabadell quedarían desconocidos e impunes como los de su amigo el general Prim, y que el crimen de Recoletos sería siempre un arcano misterioso, como lo fue el de la calle del Turco.
Neptuno, gran personaje en las logias, que, despojado del tridente, la corona de algas y los simbólicos tres puntos, quedaba reducido en la vida ordinaria a un don Francisco Javier Pérez Cueto, fabricante de almidón en uno de los arrabales de la corte, entidad perfectamente desconocida para todo el mundo, tras de la cual, según opinión de algunos, ocultábase cierto personaje famoso que vivió y murió haciendo ruido.
Pero no hacía ningún viaje a Valencia sin llevar consigo la escopeta, que dejaba confiada a un amigo de los arrabales.
Y el pobre Batiste, con el pensamiento ocupado por tantas desgracias, barajando en su imaginación el niño enfermo, el caballo muerto, el hijo descalabrado y la hija con su reconcentrado pesar, llegó a los arrabales de la ciudad y pasó el puente de Serranos.
Caminaba perezosamente por las calles de la ciudad en los fríos crepúsculos de invierno, comprando los encargos de su madre, deteniéndose embobada ante los escaparates que empezaban a iluminarse, y al fin, pasando el puente, se metía en los obscuros callejones de los arrabales para salir al camino de Alboraya.
Al principio preferí los arrabales, los callejones sombríos, las márgenes pintorescas del Pedregoso o las plazoletas de la Alameda, vasto cuadro sembrado de fresnos, al pie de la colina del Escobillar, alameda sin flores y sin árboles copados, que por lo apacible y retirada me era gratísima.
Pascual Muñoz el de la tienda de jierros, padre del marqués de Casa-Muñoz, que era el hombre de más afloencias en estos arrabales, y me dijo mismamente aquel día: ‘Amigo Platón, vengan esos cinco’.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba