Ejemplos con aprieta

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante este modo, se aprieta nuevamente cuadrado, se realiza el Ex Burst, un ataque especial cinematográfico de ataques límites de los personajes.
Elliott se desata e intenta flotar de regreso a la esclusa de aire pero él aprieta un botón incorrecto en su propulsor y es disparado al espacio.
La cultura aprieta, la agricultura biológica y el turismo rural son sectores en desarrollo.
En los meses de verano - Julio y Agosto -, tanto los visitantes como los lugareños pasan los ratos en los que aprieta el calor en la arboleda, verdadero corázón de la localidad.
Al tenerla llena, se aprieta cuadrado + R y se activa el Ex Mode.
Después de golpear a la mujer para someterla la obliga a hacer Sexo oral y la mujer accede, pero en un momento de descuido, la mujer aprieta las mandíbulas y cercena el miembro del soldado quien profiere un grito.
Sino porque la homofobia, como forma sistémica de opresión, forma un entramado muy tupido con el resto de formas de opresión, está imbricado con ellas, articulado con ellas de tal modo que, si tiras de un extremo, el nudo se aprieta por el otro, y si aflojas un cabo, tensas otro.
En la actualidad en Ballet Municipal de Avellaneda no atraviesa su mejor momento, cuando se mezcla la política con el arte suelen suceder desastres, y esta no es una excepción a la regla, pero el maestro sigue día a día yendo a su teatro, y mientras soporta en silencio faltas de respeto de toda índole, aprieta los labios nos mira con sus enormes ojos azules y simplemente nos dice con voz firme:-Primera posición por favor.
Se llama clave a la pieza que cierra la cintra por arriba y que por su peso, aprieta las piezas vecinas y las mantiene en su sitio.
¿Quién la mete a ella a predicadora? Y no afligirse: Dios aprieta, pero no va a ahogar, que no es ningún verdugo, y puede que cuando menos pienses, te mande consuelos, así, de regalo, y no por tus méritos.
Y vaya si tiene razón: ya sabe él dónde le aprieta el zapatoañadió doña Manolita.
Eso es decirme que soy un trasto, que yo no puedo ser honrada aunque quiera ¡Cómo me requemaba oyendo esto y cómo me requemo ahora mismo! Se me aprieta la garganta, y los ojos se me llenan de lágrimas.
Tiene el chico en brazos, y cuando le hablan de amas o de que ella se está secando, le aprieta, le aprieta tanto contra sí, que me temo que en una de estas le ahogue.
—No duermo, respondió el caballero, ántes estoy tan despierto, y siento tanto vuestra desventura, que no sé si diga que en el mismo grado me aprieta y duele que a vos misma, y por esta causa el consejo que me pedís, no solo ha de parar en aconsejaros, sino en ayudaros con todo aquello que mis fuerzas alcanzaren, que puesto que en el modo que habeis tenido en contarme vuestro suceso, se ha mostrado el raro entendimiento de que sois dotada, y que conforme a esto os debió de engañar mas vuestra voluntad rendida que las persuasiones de Marco Antonio, todavía quiero tomar por disculpa de vuestro yerro vuestros pocos años, en los cuales no cabe tener esperiencia de los muchos engaños de los hombres: sosegad, señora, y dormid, si podeis, lo poco que debe de quedar de la noche, que en viniendo el dia nos aconsejaremos los dos y veremos qué salida se podrá dar a vuestro remedio.
—Y como que le daré tal y tan bueno, que no pueda mejorarse, dijo el ama: yo, señora, he servido a un piovano, a un cura, digo, de una aldea, que está dos millas de Ferrara: es una persona santa y buena, y que hará por mí todo lo que yo le pidiere, porque me tiene obligacion mas que de amo: vámonos allá, que yo buscaré quien nos lleve luego, y la que viene a dar de mamar al niño es mujer pobre, y se irá con nosotras al cabo del mundo, y ya, señora, que presupongamos que has de ser hallada, mejor será que te hallen en casa de un sacerdote de misa, viejo y honrado, que en poder de dos estudiantes, mozos y españoles, que los tales, como soy yo buen testigo, no desechan ripio, y agora, señora, como estás mala, te han guardado respeto, pero si sanas y convaleces en su poder, Dios lo podrá remediar, porque en verdad, que si a mí no me hubieran guardado mis repulsas, desdenes y enterezas, ya hubieran dado conmigo y con mi honra al traste, porque no es todo oro lo que en ellos reluce: uno dicen, y otro piensan, pero hanlo habido conmigo, que soy taimada, y sé dó me aprieta el zapato, y sobre todo soy bien nacida, que soy de los Cribelos de Milan, y tengo el punto de la honra diez millas mas allá de las nubes, y en esto se podrá echar de ver, señora mia, las calamidades que por mí han pasado, pues con ser quien soy, he venido a ser masara de españoles, a quien ellos llaman ama, aunque a la verdad no tengo de qué quejarme de mis amos, porque son unos benditos, como no estén enojados, y en esto parecen vizcaínos, como ellos dicen que lo son, pero quizá para contigo serán gallegos, que es otra nacion, segun es fama, algo ménos puntual y bien mirada que la vizcaína.
Y, para asegurarte desta verdad, aprieta la mano y recíbeme por esposo, si quisieres, que no tengo otra mayor satisfación que darte del agravio que piensas que de mí has recebido.
Eso de gobernarlos bien respondió Sancho no hay para qué encargármelo, porque yo soy caritativo de mío y tengo compasión de los pobres, y a quien cuece y amasa, no le hurtes hogaza, y para mi santiguada que no me han de echar dado falso, soy perro viejo, y entiendo todo tus, tus, y sé despabilarme a sus tiempos, y no consiento que me anden musarañas ante los ojos, porque sé dónde me aprieta el zapato: dígolo porque los buenos tendrán conmigo mano y concavidad, y los malos, ni pie ni entrada.
Sí digno respondió Sancho, enternecido y llenos de lágrimas los ojos, y prosiguió: No se dirá por mí, señor mío: el pan comido y la compañía deshecha, sí, que no vengo yo de alguna alcurnia desagradecida, que ya sabe todo el mundo, y especialmente mi pueblo, quién fueron los Panzas, de quien yo deciendo, y más, que tengo conocido y calado por muchas buenas obras, y por más buenas palabras, el deseo que vuestra merced tiene de hacerme merced, y si me he puesto en cuentas de tanto más cuanto acerca de mi salario, ha sido por complacer a mi mujer, la cual, cuando toma la mano a persuadir una cosa, no hay mazo que tanto apriete los aros de una cuba como ella aprieta a que se haga lo que quiere, pero, en efeto, el hombre ha de ser hombre, y la mujer, mujer, y, pues yo soy hombre dondequiera, que no lo puedo negar, también lo quiero ser en mi casa, pese a quien pesare, y así, no hay más que hacer, sino que vuestra merced ordene su testamento con su codicilo, en modo que no se pueda revolcar, y pongámonos luego en camino, porque no padezca el alma del señor Sansón, que dice que su conciencia le lita que persuada a vuestra merced a salir vez tercera por ese mundo, y yo de nuevo me ofrezco a servir a vuestra merced fiel y legalmente, tan bien y mejor que cuantos escuderos han servido a caballeros andantes en los pasados y presentes tiempos.
¡Como si yo no supiese cuántas son cinco y adónde me aprieta el zapato! No piense vuestra merced darme papilla, porque por Dios que no soy nada blanco.
Sabed, amigo Lotario, que tengo una pena en el corazón que me le aprieta de suerte que parece que quiere reventar en el pecho, y ha de ser maravilla si no lo hace, pues ha llegado la desvergüenza de Leonela a tanto, que cada noche encierra a un galán suyo en esta casa y se está con él hasta el día, tan a costa de mi crédito cuanto le quedará campo abierto de juzgarlo al que le viere salir a horas tan inusitadas de mi casa.
Pues si esto es ansí, no te asalten la imaginación esos escrupulosos y melindrosos pensamientos, sino asegúrate que Lotario te estima como tú le estimas a él, y vive con contento y satisfación de que, ya que caíste en el lazo amoroso, es el que te aprieta de valor y de estima.

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