Ejemplos con apretados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Parecía que algo fúnebre pesaba sobre ellos, obligándolos a permanecer en silencio, con la vista baja y los labios apretados, como si en la habitación inmediata hubiese un muerto.
En otros era nadadera, y la concha, abriendo y cerrando sus valvas como una boca propulsora, subía en línea recta a la superficie, para dejarse caer luego con los dos escudos apretados.
Los labios, apretados, parecían dos hojas de rosa seca.
Entró Leonor en este instante, y en el punto de verla, fue como si los torrentes de llanto apretados por la agonía se saliesen al fin de sus ojos, no dijo palabras, sino inolvidables sollozos, y se lanzó al encuentro de su hija, y se abrazó con ella estrechísimamente.
Y se detuvo jadeante, sin voz, en medio de un silencio siniestro, parecido al que reina en la tempestad entre ráfaga y ráfaga Jacobo habíase vuelto con los puños apretados, tartamudeando entre sus labios blancos de ira:.
Y Tónica le escuchaba con la mirada fija, el entrecejo fruncido, los labios apretados, como si dentro de su cabecita se agitase una idea tenaz, mientras Micaela abría sus muertos ojazos con la expresión de una niña que oye un cuento de hadas.
Esto causó cierta impresión en el viejo, y mientras las niñas, de pie junto a la cama, contemplaban con el ceño fruncido y los labios apretados la agonía del pobre enfermo, don Juan dijo a su hermana en voz muy baja y titubeando como si se arrepintiera de su debilidad:.
Después un inglés muy pesado, que chapurraba el castellano con la boca fruncida y los dientes apretados, como si quisiera mordiscar las palabras, se empeñó en que habían de tomar unas cañas.
¿Eh?murmuró el marqués, hablando con los dientes apretados.
Volaba, con los puños apretados, haciendo saltar guijarros y tierra al golpe de sus piececillos encallecidos por la planta.
El abad de Boán los descorrió impetuosamente, el Tuerto sacó la tranca, giró la llave en la cerradura, y clérigos y seglares se lanzaron contra la canalla sin avisar ni dar voces, con los dientes apretados, chispeantes los ojos, blandiendo látigos y esgrimiendo garrotes.
—¡Válame Dios, y cómo los apretados trabajos turban los entendimientos! Yo, señores, con el deseo que tengo de hacer bien, no he mirado lo que he dicho, porque no es posible que nadie pueda demostrarse liberal de lo ajeno: ¿qué jurisdiccion tengo yo en Leonisa para darla a otro? o ¿cómo puedo ofrecer lo que está tan léjos de ser mio? Leonisa es suya, y tan suya, que a faltarle sus padres, que felices años vivan, ningun opósito tuviera su voluntad, y si se pudieran poner las obligaciones que como discreta debe de pensar que me tiene, desde aquí las borro, las cancelo y doy por ningunas, y así de lo dicho me desdigo, y no doy a Cornelio nada, pues no puedo, solo confirmo la manda de mi hacienda hecha a Leonisa, sin querer otra recompensa sino que tenga por verdaderos mis honestos pensamientos, y que crea dellos que nunca se encaminaron ni miraron a otro punto, que el que pide su incomparable honestidad, su gran valor é infinita hermosura.

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