Ejemplos con anterior

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y ahora se me representa en el recuerdo la imagen de Belarmino, zapatero filósofo, que vivía también en Rúa Ruera, tipo casi fabuloso, al cual pertenece precisamente la anterior teoría sobre las palabras: La mesa, decía, se llama mesa porque nos da la gana, lo mismo podía llamarse silla, y porque nos da la gana llamamos a la mesa y a la silla del mismo modo cuando las llamamos muebles, pero lo mismo podían llamarse casas, y porque nos da la gana llamamos a los muebles y a las casas del mismo modo cuando los llamamos cosas.
Es de advertir que durante el diálogo anterior don Guillén no había puesto en sus réplicas acritud, ni fuego polémico, ni aire de desdén.
Oye, túdijo al oído de la anterior, abriendo mucho los ojos y enarcando las cejas, una pequeñuela, muy nerviosa y asombradiza.
Al cuarto, todo lo anterior, más dos magníficas casas en construcción en lo mejorcito de la ciudad.
Y aquí enlaza, lector amigo, el asunto de que tratábamos en el capítulo anterior, es decir, concluye la digresión y continúa la historia.
En buena justicia, ¿qué más había de pedir éste al hidalgo, sin ser un grosero? Acostóse, pues, sin saber lo que deseaba, durmióse al cabo y amaneció el nuevo día, tan frío, tan lluvioso y tan desagradable como el anterior.
La marcha de aquel día fue más penosa que la del anterior, pues a los inconvenientes de la víspera hubo que añadir los que ofrecían una capa de nieve de más de media vara de espesor, con que se hallaron a las pocas horas de camino, y la que continuaba cayendo.
Y he llevado siempre conmigo la imagen de la mujer, la imagen anterior a su desdicha y a la mía, y no pudiendo hacerla mi amada, hice de ella mi hermana.
Recordé lo que él me había dicho la noche anterior: que su padre, Apolonio, creía, de conformidad con la sapiencia búdica, que cada hombre lleva su destino escrito en la frente, con caracteres invisibles.
Se dirigió a casa de la duquesa de Somavia, que había vuelto el día anterior a Pilares, huyendo de la inclemencia, melancolía y tedio de la aldea.
Insistentes aplausos obligaron a recitar media docena de veces la anterior cuarteta, y después requirieron al autor que saliese al proscenio.
De los demás, la mayor parte se retorcían, ahogando la risa, algunos enarcaban las cejas y fruncían el labio, remisos en aceptar el valor probatorio de la anterior experiencia.
Froilán Escobar, el Aligator, no se había movido durante la anterior escena.
Todo lo anterior es un fragmento de las especulaciones belarminianas.
El sueño abrumaba a la familia, rendida de cansancio por la vigilia de la noche anterior.
Sentíase otra, con distintos pensamientos, cual si la noche anterior fuese una pared que dividía en dos partes su existencia.
Los pequeños, faltos de sueño por las agitaciones de la noche anterior, en que les había visitado la muerte, dormían sobre las sillas.
Desde la noche anterior se sentía otro.
Batistet ponía mal gesto a todas aquellas tías que tantas veces se burlaron de él cuando pasaba ante sus barracas, y acabó por refugiarse en la cuadra, para no perder de vista al pobre caballo y continuar curándole con arreglo a las instrucciones del veterinario, llamado en la noche anterior.
Se despidieron con el laconismo del día anterior, pero aquella noche la muchacha se revolvió en la cama, inquieta, nerviosa, soñando mil disparates, viéndose en un camino negro, muy negro, acompañada por un perro enorme que le lamía las manos y tenía la misma cara que Tonet.
Presentía la aparición del tranquilizante compañero, y efectivamente, le salió al paso casi en el mismo punto que el día anterior.
¿Y aún dicen que el demonio no es bueno? Allí estaba su hombre, el mismo que deseaba ver desde el día anterior.
Recordaba, como si hubiera sido el día anterior, la espantosa tragedia que se tragó al tío con toda su familia.
En la puerta de una escalerilla le hacía señas una buena moza, despechugada, fea, sin otro encanto que el de una juventud próxima a desaparecer, los ojos húmedos, el moño torcido, y en las mejillas manchas del colorete de la noche anterior: una caricatura, un payaso del vicio.
Levantábase a las tres, cargaba con los cestones de verduras cogidas por Tòni al cerrar la noche anterior entre reniegos y votos contra una pícara vida en la que tanto hay que trabajar, y a tientas por los senderos, guiándose en la obscuridad como buena hija de la huerta, marchaba a Valencia, mientras su marido, aquel buen mozo que tan caro le costaba, seguía roncando dentro del caliente , bien arrebujado en las mantas del camón matrimonial.
Es verdad que dictaba sin tropiezos ni vacilaciones, sin que fuera preciso repetirle la frase anterior, sin que el amanuense le hiciera eco, murmurando entre dientes la última silaba de la palabra final, pero así salía aquello.
Él era quien iba al despacho de don Manuel a escoger pañuelos y piezas de seda, raso o terciopelo en aquellos armarios de roble con cerradura complicada, que databan del siglo anterior, y él también quien subía a los porches, donde con un tric-trac ensordecedor movíanse los telares y volaban las lanzaderas, haciendo surgir los ricos tejidos entre polvo y telarañas.
Las niñas hablaban entre sí, haciéndose preguntas sobre sus trajes o lo que habían hecho durante el día anterior, y nadie se acordaba del matrimonio Cuadros, que permanecía en el sofá como clavado, mirándose los pies y sin saber cómo salir de allí, por no molestar a los que hablaban.
Sacó su reloj, la hermosa pieza cincelada del siglo anterior, e interrumpiendo a la cantante dijo a doña Manuela:.
Era la hora de purgar los derroches y las alegrías de la temporada anterior.

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