Ejemplos con ansiedad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y describía, con la gravedad que tiene para el campesino la vida y el cruce de los animales, la ansiedad de los payeses cuando iban a los , agrupándose curiosos en torno del jaulón donde estaban bajo la vigilancia del fraile el gallo y la gaviota.
Todos habían pasado por ésta en el curso de la noche, algunos miraban con cierta ansiedad al asiento, pero sin atreverse a ocuparlo de nuevo.
¡Lástima que hubiese nacido en esta isla para no salir de ella jamás! ¡Y su belleza sería para alguno de aquellos bárbaros que la admiraban con perruna mirada de ansiedad! ¡Tal vez para el , el odioso que parecía protegerlos a todos con sus ojos sombríos!.
Pero las palabras que con mayor ansiedad perseguía, las que le transían de entusiasmo en comprendiéndolas y creándolas, eran aquellas que a él se le antojaban términos filosóficos y que, por ende, expresaban un concepto inmaterial: , etc.
¿De veras?preguntó don Simón con ansiedad, creyendo llegada la ocasión de saber lo que deseaba acerca del joven Arturo.
¡Cuántos años sin verlo! ¡Con qué ansiedad aguardaba a que abriesen sus puertas!.
Y el zapaterillo miraba al maestro, aguardando sus palabras con la misma ansiedad del sediento que espera el agua.
Toda la gente de la verja mostraba en sus ojos cierta ansiedad, como si ellos fuesen los sentenciados.
Abalanzóse a ella Jacobo con grandes ansias, y sin mirar apenas el sobre, rasgólo en dos pedazos Currita le devoraba con la vista, mas no pudo notar en su rostro señal de gozo ni satisfacción alguna, observó tan sólo una gran ansiedad mientras leía, y luego una honda preocupación que le duró toda la comida.
Los curiosos se apiñaban tras las cortinas, y Currita, en primera fila, devoraba a Jacobo con la vista, Martínez, a su lado, estrujado casi contra el quicio mismo de la puerta, no podía verle, mas prestaba oído atento, lleno de ansiedad, mordiendo con la cabezota baja el puño de su garrote.
Con grande ansiedad incorporóse bruscamente, inclinando el cuerpo fuera del lecho para buscar la luz, y pudo distinguir entonces en todos sus detalles la empresa del sello: era la escuadra y el compás cruzados en forma de rombo y la rama de acacia, emblema de los masones.
Esperábase, pues, con grande ansiedad la llegada del correo, y con más impaciencia todavía la vuelta del tío Frasquito, que había ido al pasaje Jouffroy en busca de noticias, y la del general Pastor y Cánovas del Castillo, que habían sido llamados con grande urgencia al palacio Basilewsky por la reina destronada.
¿Y usted acepta?preguntó el joven con visible ansiedad.
Además, el porvenir de su hija, de su Amparito, estaba allí, y la viuda lanzaba una mirada de ansiedad maternal al extremo de la mesa, donde estaba la niña junto a Andresito, recibiendo con gestos de gatita mimosa los dulces y las palabras de su novio.
Sonó la música, y un movimiento de ansiedad, de emoción, dio la vuelta a la plaza, haciendo latir sus corazones.
La santa no atendía más que al pequeñuelo, observando si la ansiedad con que mamaba iba acompañada de satisfacción: Me temo que con esos arrebatos se quede usted sin leche.
¿Mujeres?preguntó con ansiedad Barbarita.
De repente, y saltando cual si fuera de goma, el hombre eléctrico se levantó Sentía una ansiedad que le ahogaba, un furor que le ponía los pelos de punta.
Ahora mismo ¿Crees que yo puedo dormir en esta ansiedad?.
Ansiedad en todas las caras A mí me tocaba entonces ir allá, para traer el resultado final de la votación Tras, tras cojo mi calle del Turco, y entrando en el Congreso, me encontré a un periodista que salía: La proposición lleva diez votos de ventaja.
Si me descuidopensó con gran ansiedad, me cogerá la muerte, y no podré hacer esto ¡qué gran idea! Ocurrírseme tal cosa es señal de que voy a ir derecha al Cielo Pronto, pronto, que la vida se me va.
Perfectamente biendijo la señora observando con ansiedad el semblante de Torquemada.
Y pasado mañana tambiéndijo tras una pausa y con ansiedad la insensata mujer.
Pero la Dura tenía todo su ser embargado por la ardentísima ansiedad física que experimentaba, y sus ojos de águila se fijaron en Severiana que escanciaba en un vaso algo del contenido de una botella.
Y qué, ¿la ha visto usted? dijo Maxi dejando al fin aquella posición violenta, y mirando con ansiedad a su tía.
Tenía pintada en su cara la ansiedad más terrible, su piel era como la cáscara de un limón podrido, sus ojos de espectro, y cuando se acercaba a la mesa de los espiritistas, parecía uno de aquellos seres muertos hace miles de años, que vienen ahora por estos barrios, llamados por el toque de la pata de un velador.
En medio de sus dolores cefalálgicos, el infortunado joven se caldeaba más la mente arbitrando remedios o paliativos de la ansiedad que le dominaba.
Dijo esto último con tal intención, que Fortunata, cuya ansiedad crecía sin saber por qué, vio tras el una confidencia de extraordinaria gravedad.
¿Qué dices, mujer, qué te pasa?le preguntó la ex-corista con ansiedad muy viva.
El trastorno general no se hacía esperar, ansiedad, náuseas, ganas de moverse, a las que seguían inmediatamente ganas más vivas todavía de estarse quieto.

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