Ejemplos con anhelé

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Yo, Tito Liviano, el hombre raquítico, enclenque, de ruin naturaleza, residuo miserable de una raza extenuada, politicastro que pretendía reformar el mundo con discursos huecos, con disputas doctrinales, fililíes retóricos y dogmáticos requilorios, me sentí tan humillado, que anhelé con toda mi alma huir de la comparación con aquel ser titánico de infinita grandeza.
Yo, el más chico de la familia en edad y estatura, pues a mis hermanas les tocó la talla que a mí me faltaba, anhelé desde niño horizontes más amplios, y cuando pude valerme solo, me fui a Vitoria en busca de alimento con que saciar mi apetito mental.
¿Qué interés podía guiarme? Te amé y te di mi corazón, me amaste, y al oír de tus labios que me amabas se disiparon las tinieblas de mi vida, se iluminó mi alma con los esplendores de la tuya, y anhelé ser bueno porque tú eras buena, quiso tener resignación como tú, y la tuve, y el que poco antes deseaba morir, amó la vida, y soñó con dichas y felicidades, no esas que tú supones, sino otras verdaderas, humildes un hogar modesto y tranquilo, ni envidiado ni envidioso, del cual tú fueras alegría.
Casi anhelé que pasaran de largo sin hacerme caso.
-Dios me perdone -dijo el joven-, si me alegro de una desgracia que ha llenado de luto a una familia, pues el mismo Dios sabe que nunca anhelé esta clase de felicidad, pero sucedió, y confieso que no lo lamento.
Cuando la joven hubo echado una rápida ojeada al collar, lanzó un grito de júbilo y exclamó: ¡Esto es lo que en vano anhelé toda mi vida! Luego me dijo: ¿Cuánto vale? Contesté: Su precio exacto de reventa fue para mi difunto padre el de cien mil dinares.
Yo, Tito Liviano, el hombre raquítico, enclenque, de ruin naturaleza, residuo miserable de una raza extenuada, politicastro que pretendía reformar el mundo con discursos huecos, con disputas doctrinales, fililíes retóricos y dogmáticos requilorios, me sentí tan humillado, que anhelé con toda mi alma huir de la comparación con aquel ser titánico de infinita grandeza.
¡Cuánto anhelé ser nuevamente pequeño y disponerme a viajar hasta el pueblo en donde mi abuela vivía! Aquellos preparativos eran maravillosos.
de lo que fui, de lo que anhelé, de lo que en otro ambiente pude haber.

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