Ejemplos con amargó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Bella, agraciada y solicitada en matrimonio por numerosos actores, nunca se quiso casar y al parecer tuvo alguna pasión no correspondida que amargó sus últimos años, que pasó practicando numerosas obras pías y de caridad.
Empezó venciendo al Tampa Bay Storm por, equipo que le amargó la fiesta en el Arena Bowl V y Arena Bowl VII.
Es ciertodijo Lucía, pero ¡quién sabe si por eso mismo estará usted así! He oído decir que para que el pan sepa bien hay que ganarlo: verdad que yo no lo gano, y hasta ahora no me amargó.
Una repentina inquietud amargó su espera.
Velázquez hizo el cuadro, ya muerto Espinola, a quien amargó la ingratitud cortesana, y ya lo pintase por gusto propio o inspiración ajena, indemnizó de la injusticia al vencedor de los flamencos.
Tampoco le amargó la sospecha de que Aura hubiese conocido el amor antes de conocerle a él.
-¿Cómo te va con tu suegra? -Cómo me ha de ir, una hubo de azúcar, y amargó.
¡Zurriascas! ¡Yo llamo al pan pan, y al vino vino, y no cato hogaño lo que antaño me amargó!.
Como de ordinario le sucede, esta vez le amargó el Soconusco, y quedó la conversación interrumpida un breve rato, hasta que doña Severa, algo más diplomática y traviesa, volvió a anudarla.
Pero si baila mejor, yo necesito una cosa: que me quite el amargó de boca, ¡y eso que yo quiero es el clavel de bengala que tiée ese proigio en su pelito anillao!.
¡Qué de reflexiones tristes y amargas no sugiere la idea del daño que hacemos sin proponérnoslo! Usted ignora seguramente que amargó, sin querer, los tristes días de aquel sublime loco que se llamó Revilla, que trabajó inconscientemente por quitar a D.
-La tuya fue triste, como un día nebuloso, el amor que debía endulzarla, la amargó.
No eran ricos los padres y aquella propina filial les amargó el buen parto.
Atribuía su melancolía a amor y le contó una historia que amargó a Pancho.
¡Que nos casan, que nos casan! ¿Suegra conmigo? ¡Nones! De azúcar hubo una, y hasta esa amargó.

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