Ejemplos con amargando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La señora Alemán se fue amargando y enfermó.
Entonces el wok debe enjuagarse inmediatamente con agua hasta que no quede en absoluto ningún resto de comida que podría quemarse y carbonizarse por el calor residual, amargando siguientes comidas preparadas con el wok.
La hija de Valls había sufrido los tormentos del alfilerazo traidor, del arañazo oculto, del golpe de tijera en la trenza, y luego, al ser mujer, el odio y el desprecio de sus antiguas compañeras le había seguido en la vida, amargando sus placeres de mujer joven y rica.
No debían acordarse de este mal inevitable, de este último peligro sin remedio alguno, que entristece la vida, quitando su sabor al pan, su alegre topacio al líquido de la parra, su jugo al blanco queso, su sabor de azúcar a los higos purpúreos, y su energía picante a la sobreasada, entenebreciendo y amargando todas las cosas buenas que Dios puso en la isla para consuelo de las gentes de bien.
¡Ay, ay! Lo fue, sí, señor -dijo la Zahón amargando el concepto con quejidos-.
¡Cómo se conocen la alteza del origen y la excelencia de la sangre! ¡Ah! ¡Usías se han propuesto ser redentoras de todos los que en torno mío me abruman a penas, amargando mi vida! ¿Y qué sería de esa pobre niña sin el amparo de usías, cuando las ideas del día han echado en su corazón tan perniciosas raíces?.
Se habia salvado, pero era momentáneamente, dentro de él llevaba el enemigo, el pecado, que acechaba, pronto a dominarle y vencerle, y aquella tremenda lucha reaparecia al dia siguiente, al otro y al otro, amargando su existencia mientras el ardor de una robusta juventud animase su cuerpo.
¡Cómo se conocen la alteza del origen y la excelencia de la sangre! ¡Ah! ¡Usías se han propuesto ser redentoras de todos los que en torno mío me abruman a penas, amargando mi vida! ¿Y qué sería de esa pobre niña sin el amparo de usías, cuando las ideas del día han echado en su corazón tan perniciosas raíces?».
Algunos de estos señores fueron extraordinariamente fanáticos en el mundo donde vivían, y con palos y azotes enseñaron religión a sus hijos, como si esto se pudiese aprender con latigazos, nefastos sujetos que ensombrecieron hogares, amargando la vida de sus criaturas.

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