Ejemplos con amante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Lo habían adquirido de una tal Pepona, cortesana vieja, la cual, a su vez, lo poseía por graciosa donación de su amante, el marqués de Quintana, desaparecido hacía años del mundo de los vivos.
¡Cosas de la viday, después de una pausa, añadióy de la muerte! ¡Descansa en paz, Novillo bueno, Novillo fiel, Novillo amante!.
¡Mi pobre Visitación, tan buena, tan cariñosa, tan mansita para todo, convertida en una cualquiera por esos miserables! ¡Una amante que he sacado para mi diversión del Colegio de Doncellas nobles! ¡Como si yo, viejo y enfermo, estuviera para pensar en esas porquerías! ¡Indecentes!, ¡miserables! ¡Por menos se cometen muchos crímenes!.
La Iglesia ha sido siempre poco amante de la música.
Y ante las abnegaciones y los rendimientos de los acendrados cariños, no podrán ser en su pristina simplicidad, el joven y el amante.
Y Juanito, que hasta entonces había permanecido silencioso, contemplando a su madre con la misma expresión de arrobamiento que si fuese un amante, se apresuró a cumplir su deseo, y casi la arrebató el ajado billete que había sacado del limosnero, corriendo después al mostrador.
María muere, Angelina se retira para olvidar, a un convento, para olvidar un amor que ya adivina amenguado en el perfecto amante de su fantasía.
Acudió a él su amante esposa, muy asustada de verle así y de oír los ayes lastimeros que de sus labios se escapaban, junto con una expresión fea que se perdona fácilmente a los hombres que padecen.
Esta sensatez era cosa nueva para Fortunata, y empezó a corregir algo sus primeras ideas acerca de su amante y a considerarle mejor que los demás.
Cuando Maximiliano iba con jaqueca a la casa de su amante, esta le cuidaba casi tan bien como la propia doña Lupe, y hacía los imposibles por conseguir que no metieran bulla los chicos de la huevera.
El amante también estaba poco dispuesto al sueño, mas era porque el entusiasmo le hacía cosquillas en el epigastrio, atravesándole un bulto en el vértice de los pulmones, con lo que le pesaba el respirar, y además poníale candelas encendidas en el cerebro.
Eres una alhajitale decía su amante con orgullo.
Esto desilusionó un poco a Fortunata, que se quedó como lela, mirando a su amante, y deteniendo el tenedor a poca distancia de la boca.
Después que se retiró su amante, se quedó pensando en su fortuna, y todo aquel fárrago de olivos, parrales y carrascales que tenía metido en la cabeza le impidió dormir hasta muy tarde, enderezando aún más sus propósitos por la vía de la honradez.
Fortunata estaba, con la religión, como chiquillo con zapatos nuevos, y quería que su amante le explicase lo que significan el Jueves Santo y las Tinieblas, el Cirio Pascual y demás símbolos.
Como apenas se sonreía, faltábale aquel rasgo hechicero de la contracción de los labios, que enloquecía a su amante.
Su amante le dijo con simpática voz: ¡cuánto tenemos que hablar! y a ella le entró una risa convulsiva, que difícilmente podía expresarse: Ji ji ji ¡tres años! no, más años, más porque ji ji ji ¿Ves cómo tiemblo? No sé lo que me pasa pues sí, más tiempo, porque cuando estuve aquí con ji ji ji , te vi y no te vi y siempre él delante, y un día que le dije que te quería, sacó un cuchillo muy grande, ji ji ji y me quiso matar Yo muriéndome por hablarte y él que no que no Nuestro muerto, y yo más muerta, ji ji, y en Barcelona me acordaba de ti y te mandaba besos por el aire, y en Zaragoza besos por el aire ji ji, y en Madrid lo mismo.
Barbarita, que la había criado, conocía bien sus notables prendas morales, los tesoros de su corazón amante, que pagaba siempre con creces el cariño que se le tenía, y por todo esto se enorgullecía de su elección.
Fortunata no ocultaba nada, eso bueno tenía, y el doctor amante se encontraba a veces con más quizás de lo necesario para la prodigiosa cura.

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