Ejemplos con aman

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es una debilidad disculpable, y más en el caso de Felicita, que, aunque acecinada, ama, la aman, pero no se le logra la satisfacción de sus deseos.
Vencido una y mil veces por la indomable rebelión de Calibán, proscripto por la barbarie vencedora, asfixiado en el humo de las batallas, manchadas las alas transparentes al rozar el eterno estercolero de Job , Ariel resurge inmortalmente, Ariel recobra su juventud y su hermosura, y acude ágil, como al mandato de Próspero, al llamado de cuantos le aman e invocan en la realidad.
Todos nos miran con recelo, como a seres peligrosos, porque somos los más inteligentes, los más activos, y resultamos superiores a los demás Pero ya que no nos aman, que nos teman.
En cuanto a mí, señor, vivo feliz, cuanto puede serlo un hombre, en medio de gentes que me aman como a un hermano, me creo muy recompensado de mis pobres trabajos con su cariño, y tengo la conciencia de no serles gravoso, porque vivo de mi trabajo, no como cura, sino como cultivador y artesano, tengo poquísimas necesidades y Dios provee a ellas con lo que me producen mis afanes.
Deseo que tanto las conferencias que celebren ustedes con motivo de este lance, como el lance mismo, se realicen en Nieva Porqueañadió con acento, mitad sarcástico, mitad enternecido,por más que a ustedes les parezca raro, todavía hay en esta casa personas que me aman.
Cecilia recibió aquellos homenajes con sosiego, sin manifestar el gozo que las mujeres suelen sentir al oirse requebrar de quien aman.
Se busca la compañía de los que nos aman.
Se aman y admiran a sí propios en los que, fuera ya de este peligro de rivalidad, tienen las mismas condiciones de ellos.
Una barraca arde pronto, la paja y las cañas aman el fuego.
La marquesa amaba el sol y el aire con la pasión con que los aman los pobres, y odiaba ese misterioso y coquetuelo en que se refugian las beldades trasnochadas para ocultar los estragos del tiempo.
¿Por qué quieres llevarte a la pobre anciana? ¡Necio de mí que no acerté a pensar que la muerte estaba tan cerca! No, sí, lo pensé, lo pensé muchas veces, pero siempre la ví lejos, ¡muy lejos! Y ahora venía de pronto, ¡insidiosa, inesperada cruel terrible! El que se muereme decía yoes como un náufrago arrebatado por las olas: lucha por ganar la orilla, todos los que le aman quieren salvarle, y no pueden, y es imposible, todo esfuerzo es inútil y el infeliz pide socorro ¡y parece que no le oyen! ¡Horrible! ¡Horrible!.
¿No es cierto, mi Rorró, que basta muy poco para que dos que se aman como nosotros sean dichosos? Oyeme: ¡no te apenes si ves que lloro, y déjame, déjame que te cuente todas las tristezas de mi vida!.
Comenzaba la conversación, y seguía, y pasaba el tiempo, y no sentíamos correr las horas, felices, dichosos, con la dicha de los que aman y son amados.
A las veces se me va el pensamiento hacia Villaverde, en busca de los que me aman.
Tú amas como yo a las buenas ancianas que ampararon mi orfandad, ellas te aman también.
¿No es cierto que ustedes se aman? Respóndame, Rodolfo!.
, suspensas: el Gobierno, aletargado, las mujeres de primera fuerza, en Biarritz, las personas que más se aman y se necesitan, hablándose a tres pasos de distancia, a fín de no derretirse mútuamente, el Prado, hirviendo en un gentío que se queja del mal día que ha pasado y busca en un paseo de trescientos metros frescura y espansión para diez mil pulmones, el tabaco, que reseca, el vino, que estraga, la comida, que sienta mal, el amor, que está vedado en , la cama, que brinda con una vigilia espantosa, y no más baños que el río Manzanares o un pilón del tamaño de un ataud!.
No: no es el Carnaval entre nosotros la desaforada orgía de otras capitales de Europa, en que millares de individuos que no se han visto nunca, convierten las plazas y los teatros en otras tantas casas de locos: es una innumerable tertulia de personas que se aman, se temen, se odian o se necesitan, en la cual se ha apagado la luz y andan las gentes a tientas diciendo verdades como puños y relajando en lo posible los vínculos estrechos de las conveniencias sociales.
¿No ves que es como tú, un apasionado, un sentimental? Te idolatra, y los que aman así, con esa locura, se pirran por perdonar.

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