Ejemplos con amadores

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sin embargo, este último también fue batido en el Combate de Amadores por el mismo coronel Maza.
Junto a sus hermanos Marcelino y Juan Agustín, debió emigrar de Catamarca durante la época rosista, por su pertenencia al Partido Unitario, luego del triunfo de los federales en el combate de Amadores.
Mezclados con estos rebeldes autóctonos iban unos cuantos hombres de acción, amadores del peligro por el peligro, que se trasladaban de una a otra de las provincias excéntricas de la Argentina, allí donde era posible que surgiesen revoluciones.
Semejante a aquellos amadores que fijan en la mente la imagen de sus amadas tal cual se les apareció en una hora culminante y memorable para ellos, y, a despecho de las injurias del tiempo irreverente, ya nunca las ven de otro modo, al señor Joaquín no le cupo jamás en la mollera que su caro prohombre fuese distinto de como era en aquel instante, cuando encendido el rostro y con elocuencia fogosa y tribunicia se dignó apoyarse en el mostrador de la lonja, entre un pilón de azúcar y las balanzas, demandando el sufragio.
Luego que se encerraban en sus habitaciones para acostarse, hablaban solitas de los sucesos del día, pertinentes a ellas o a sus amadores, y se confiaban todos sus secretos y se consultaban todas sus dudas.
Era una hermosísima y apacible tarde, en que la Primavera, vestida de andaluza, llenaba el cielo de esplendores y sonrisas, de cálidos besos el sosegado ambiente y de fragantes rosas los huertos y balcones de la Ciudad, el lustroso peinado de las doncellas y las manos de sus felices o desgraciados amadores.
Refiérese asimismo que siendo Yolao amado de Heracles participó también de sus trabajos y le asistió en ellos, y dice Aristóteles que en su tiempo todavía hacían sobre el sepulcro de Yolao sus mutuas promesas los amados y amadores.
Estaba perfumada su estancia, y lucían en ella los primorosos presentes de sus antiguos amadores y el lujo de la plata labrada.
-Una bellísima contradanza para mí, una contradanza de hadas arrastrando en pos de sus pasos al más fino y más ardiente de todos los amadores.
A la vera de ambas iban a buscar sombra y frescura los amadores finos, o los timadores y petardistas de amor.
Allí le salieron amadores sin cuento, de los pueblos vecinos acudían a verla los mozos y a celebrar su hermosura.
Sus imágenes se dibujaban en la sombra como figuras de leyenda, el rumor de las cascadas era tercero misterioso de su lenta y muda ascensión, las flores incensaban el viaje de los felices amadores, a tientas ganaban la escalera señorial, a tientas entraban en su celda, y llegando, más juntos cada vez, al amplio balcón, adoselado con festones de hiedra, daban su adiós al valle, sumergido en la sombra.
Andalucía es, para los franceses, región novelesca de jardines siempre floridos, de ríos, sobre cuyas ondas navegan barquichuelos donde se abrazan parejas de amadores, de serenatas que comienzan en música y terminan con sangre, de toreros que gozan las preferencias de grandes señoras y la amistad de reyes y príncipes, de bandidos que bajan de los montes potro en piernas y trabuco en mano, de mujeres que asoman a las rejas donde se enroscan jazmines, nardos y claveles, para registrar la calle vecina, con sus apasionados y negrísimos ojos, para ver si en la esquina aparece el amante, envuelto en la capa de embozos granate, caído sobre las cejas el ancho cordobés y apuntando sobre el reborde de la faja el navajón de muelles o el puñal repujado en inscripciones homicidas.
Al llegar donde los prietos juncos son varitas de hada que a los amadores ocultan, se alzarían sobre los asientos del bote, cogidos por los talles, y recogerían en los frunces de un beso el adiós último del sol.
El joven descubre este secreto a Aufidio, otro de sus amadores, a quien él apreciaba más.
Amaba éste a un jovencito de tierna edad, y entre las caricias que le prodigaba le descubrió la conspiración, encargándole que no hiciera caso de los demás amadores y sólo se aficionase a él, que dentro de breves días ocuparía un gran puesto.
De dos Acteones, el uno fue despedazado por sus perros, y el otro, por sus amadores.
Dícese, además, que esta cohorte permaneció invicta hasta la batalla de Queronea, después de la cual, reconociendo Filipo los cadáveres, se paró en el sitio donde habían caído los trescientos que frente a frente se habían opuesto en paraje estrecho a las armas enemigas, y hallólos amontonados entre sí, lo que le causó extrañeza, y cuando supo que aquella era la cohorte de los amadores y los amados, se echó a llorar, y exclamó: “Vayan noramala los que hayan podido pensar que entre semejantes hombres haya podido haber nada reprensible”.
Dos de estos amadores irreductibles merecen aquí recuerdo especial.
Algunos son de opinión que este cuerpo se compuso de amadores y de amados, conservándose en memoria cierto chiste de Pámenes: porque decía que el Néstor de Homero no se había acreditado de táctico cuando ordenó que los Griegos formasen por tribus y por curias, A su curia se agregue cada curia, y con su tribu se una cada tribu.
Decía, pues, Cleantes, que este tal amado era por los oídos por donde de Sócrates había de ser cogido, cuando a los otros amadores les presentaba muchos asideros a que aquel no podía echar mano: queriendo indicar el vientre, la lascivia y la gula, porque realmente Alcibíades era muy inclinado a los deleites, dando de esto bastante indicio el que Tucídides llama desconcierto suyo en el régimen ordinario de la vida.
Así trataba a los demás amadores: solamente a uno de la campiña, hombre, según dicen, de pocos haberes, y que todos los iba enajenando, como lo que le quedaba, que montaría a cien estáteres, lo presentara a Alcibíades y le rogara que lo recibiese, echándose a reír, y celebrando el caso, lo convidó a cenar.
Los que no tenían treinta años no bajaban nunca a la plaza, sino que, por medio de sus parientes y amadores, hacían los acopios que habían menester.
Con todo de ser entre ellos tan recibido esto de tener amadores, que aun las mujeres de mayor opinión de bondad tenían doncellas a quienes amaban, no había celos ni envidias, sino que solía ser esto mismo principio de amistad entre sí en los que amaban a uno mismo, y de común acuerdo trabajaban en hacer a su amado el más excelente de todos.
Los amadores tomaban parte en el concepto de los jóvenes en bien y en mal: así se dice que, habiendo un joven prorrumpido en la lucha con un grito impropio, fue multado su amador por los magistrados.
Cuando ya habían venido a este estado, se manifestaban los apasionados y amadores de los jóvenes que más se señalaban, y también los ancianos concurrían más a menudo a sus gimnasios, hallándose en sus luchas y sus chanzas, no de paso, sino en términos de parecer que todos eran padres, ayos y superiores también de todos, de manera que no había momento vacío, ni lugar libre de amonestador y castigador del que en algo errase.
tantas fieras y harto feas, a sus beodos amadores les parecieron otras tantas beldades,.
Estando Calisto dentro del huerto con Melibea, viene Traso e otros por mandado de Centurio a complir lo que auía prometido a Areusa e a Elicia, a los quales sale Sosia, e oyendo Calisto desde el huerto, onde estaua con Melibea, el ruydo que trayan, quiso salir fuera, la qual salida fue causa que sus días peresciessen, porque los tales este don resciben por galardón e por esto han de saber desamar los amadores.
Bástete, pues ya soy tuya, gozar de lo esterior, desto que es propio fruto de amadores, no me quieras robar el mayor don, que la natura me ha dado.
Los diáconos, deben ser honestos, no bilingües, no dados a mucho vino, no amadores de torpes ganancias.

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