Ejemplos con alimentos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Zahi Hawass, señala la importancia de los grandes almacenes, capaces para albergar toneladas de alimentos.
Con los abusos de la tropa los vecinos fueron molestados en sus hogares, además les decomisaban alimentos incluyendo el rastrojo para el ganado de la tropa.
La economía se sustenta con fondos gubernamentales en su totalidad, y tanto alimentos como bienes de manufactura deben ser importados.
Las bacterias se ingieren con alimentos contaminados, donde se instalan en el intestino delgado, particularmente en el íleon, en donde dan lugar a úlceras, ádemas invaden los ganglios linfáticos del mesenterio, que aumenta el volúmen en forma exagerada, lo cual puede crear problemas de diagnóstico diferencial con cuadros de tumuración abdominal.
¡Qué servidumbre! La casa en que vivimos la construyeron los muertos, las religiones ellos las crearon, las leyes que obedecemos las dictaron los muertos, y obra suya son también nuestras pasiones y nuestros gustos, los alimentos que nos sostienen, todo lo que produce la tierra roturada por sus manos, que ahora son polvo.
Penetro la arcana alquimia que se está operando en su estómago a tiempo que deglute, sé cómo las proteínas, grasas y carbohidratos, almidones y azúcares de los alimentos que delicadamente va introduciendo en el precioso estuche de su boca se truecan al final en tejido orgánico, y no quiero profundizar más en estas observaciones entrañables, porque llegaría a términos lastimosos.
Triste y mustio de veras, se dejó conducir por Miranda a su cuarto, y es cosa averiguada también, que en todo el curso de aquel día no entraron en su cuerpo más alimentos que dos tazas de té y un huevo pasado por agua, que la extrema debilidad le obligó a sorber, entrada ya la noche.
Repitió su sonrisa: Y luego de entregarle el viejo una segunda moneda de oro, pudo ofrecer estos alimentos a las dos mujeres refugiadas en el pabellón.
Comió porque sentía hambre, pero alimentos y vinos le parecían de otro planeta.
Mascaba y tragaba con avidez, alimentos y líquidos, al pasar por su boca, adquirían un nuevo sabor raro y divino.
Los almacenes de comestibles se veían asediados por las mujeres, que hacían acopio de alimentos rancios a precios exorbitantes, para guardarlos en sus casas.
En este paraíso oceánico, de aguas nutritivas y luminosas cargadas de bacterias y alimentos microscópicos, se desarrollaba la vida con exuberancia.
A cada nuevo plato, renovabásele el goce que los estómagos no estragados y hechos a alimentos sencillos hallan en la más leve novedad culinaria.
Ganoso de no quedarse atrás de Colmenar en generosidad, amén de señalar pingües alimentos a Lucía, le regaló una suma redonda, destinada a invertirse en el viaje de novios, cuyo itinerario trazó Miranda, comprendiendo a París y a ciertas bienhechoras aguas minerales, recetadas tiempo atrás por Rada, como remedio soberano para la diátesis hepática.
Los alimentos se reducían a tortillas de maíz, frijol, carne y queso, lo bastante para no morirse de hambre, y aun para vivir con salud, pero no para hacer más agradable la vida con algunas comodidades tan útiles como inocentes.
Aunque se sentó a la mesa, haciendo esfuerzos por calmarse, el estómago, repentinamente turbado, no quería admitir los alimentos.
La coquetería, cuando no es excesiva, da más atractivo a la hermosura, como las especias dan sabor a los alimentos.
Y mientras llegaba el domingo, con su estruendosa victoria, lo atiborraban de alimentos y le hacían beber champagne, mucho , como si el vino de los ricos afirmase de antemano su superioridad sobre aquel rival que sólo conocería la dulzona de sus montañas.
El hambre luchaba en él con la sed, pero temiendo a ésta mucho más, arrojaba a un rincón aquellos alimentos cargados de sal, como si fuesen veneno.
En el ambiente agrio y polvoriento de la casucha, veían desarrollarse con los ojos de la imaginación ciudades fantásticas, y preguntaban candidamente sobre los alimentos y costumbres de las gentes de por allá, como si los creyesen seres de distinta especie.
Indudablemente habría sido mucho antes, entre la agitación y los empujones del gentío, pero esto no impidió que la señora siguiese con la mirada iracunda el grupo sucio, maloliente y miserable que se alejaba, anonadado por el hambre y la pena, entre el oleaje de alimentos y de general alegría.
Frente a la Lonja, el Principal, pobrísimo edificio, mezquino cuerpo de guardia, por cuya puerta pasea el centinela arma al brazo, con aire aburrido, rozando con su bayoneta a los soldados libres de servicio, que digieren el insípido rancho contemplando el oleaje de alimentos que se extiende por la plaza.
En aquella plaza larga, ligeramente arqueada y estrecha en sus extremos, como un intestino hinchado, amontonábanse las nubes de alimentos que habían de desparramarse como nutritiva lluvia sobre las mesas, satisfaciendo la gigantesca gula de la Navidad, fiesta gastronómica, que es como el estómago del año.
Aquel mercado extraordinario, que se prolongaba hasta bien entrada la noche, resultaba una festividad ruidosa, la explosión de alegría y bullicio de un pueblo que entre montones de alimentos y aspirando el tufillo de las mil cosas que satisfacen la voracidad humana, regocijábase al pensar en los atracones del día siguiente.
Que observe el régimen que tengo prescrito: reposo, distracción, buenos alimentos, una copita de vino en cada comida, y ¡adelante! Que no esté sentada todo el día, que camine, que se mueva, que salga por aquí, que vaya a la salita.
Vino el doctor Sarmiento: recetó pomadas y bebidas tónicas, prescribió alimentos sanos y nutritivos, ejercicio moderado por la mañana y por la tarde, y durante las horas intermedias sosiego y reposo.
Y al propio tiempo repartía periódicamente cuantiosas limosnas entre la gente pobre de los distritos de la Inclusa y Hospital, vestía muchos niños, daba ropa a los viejos, medicinas a los enfermos, alimentos y socorros diversos a todos.
Pero las circunstancias ¿No me has dicho que era indispensable pasarle un tanto diario para alimentos? ¿Y te parece a ti que estamos en disposición de sostener dos casas?.
¡Oh!, si a mí me hubiera pasado lo que le pasa a esa panfilonase decía, ¿cómo no me había de señalar el otro una pensión de alimentos?.
Juncal la pulsaba atentamente, le ordenaba alimentos muy nutritivos, la miraba con alarmante insistencia.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba