Ejemplos con alarmaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Era esa situación la que alarmaba a Carlos V y la que, por lo mismo, se esforzaba su eterno enemigo, Francisco I, en sostener.
Mi madre se alarmaba tanto, que me quitaba todos los alientos.
Y Desnoyers se alarmaba, dando suelta a su mal humor, cuando por la noche iba emitiendo Chichí en forma de aforismos lo que ella y sus compañeras habían discurrido como un resumen de lecturas y observaciones: La vida es la vida, y hay que vivirla.
Precisamente me alarmaba ya la merma del escaso metálico que traje de Madrid.
Lo que a esta más alarmaba fue que dio en la manía de no ir a su casa a la hora en que fijamente la visitaba el empalagoso caballero burocrático.
Le alarmaba su seriedad inexplicable, el silencio prolongado, en el que parecía coordinar sus pensamientos, cual si no supiera cómo empezar.
Gabriel se alarmaba más que el del efecto de sus palabras.
Sin embargo, en este sosiego físico y espiritual que disfrutaba todavía su temperamento, excesivamente impresionable, se alarmaba alguna vez.
Castro Pérez no se alarmaba, antes parecía oirlos con interés, pero Linares montaba en Júpiter, o movía la cabeza como repitiendo: ¡Qué cosas! ¡Qué cosas! ¡Es usted atroz!.
La madre se alarmaba y fuera el tercer botón Nada, la cara y la mirada del nene siempre adustas, con una gravedad hermosa, que iba siendo terrible El cuarto botón, el quinto, todos los botones salieron de los ojales haciendo gemir la tela.
Su familia, que ya conocía bien sus mañas, no se alarmaba, y Barbarita recetábale sin cesar sábanas y resignación.
Mientras esto ocurría, todo Madrid se alarmaba con una estupenda noticia.
Y no se alarmaba por lo tocante a este lado.
La vecindad se alarmaba.
Mientras esto sucedía, Balduque, con el sombrero en la coronilla, las manos tan pronto en los bolsillos del pantalón como rascando la cabeza o sobando los bigotes a contrapelo, los ojos errabundos, y moviéndose todo de un lado para otro, revelaba hallarse bajo el imperio de una excitación nerviosa que me alarmaba.
Nicomedes dijo confidencialmente al prelado y a su hermano que el estado de Gloria le alarmaba mucho, que el desorden de su naturaleza era completo, que un absoluto reposo físico y moral sin ninguna emoción era indispensable para salvar tan preciosa existencia, y que esta, sujeta a terrible crisis nerviosas, podía llegar a depender de un cabello.
El pobre hombre se alarmaba y pensaba: Algún malhechor habrá entrado aquí.
No puedo decir por qué, pero lo cierto es que la primera cara me alarmaba.

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