Ejemplos con agrada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Le agrada Ren y su habilidad de volar es muy útil,.
Sin embargo, la estructura de metal hace que Homer no pueda hacer sus acciones locas que suele hacer, lo cual le agrada a Marge.
Entonces, el Gobierno, si le agrada, lo podrá comprar, mas si no le conviene comprarlo se servirá de él gratis por todo el tiempo que dure la guerra, bajo la condición de que si se pierde en ella, se obliga a pagar su valor que se estipulará previamente una vez que quede compuesto.
A Bart y a Milhouse les agrada la idea, y los inspira a recrear el hecho.
Vargas Llosa considera al escritor una especie de rebelde, de inconformista que se alza contra su sociedad y crea otra que le agrada más.
Al principio, a Marge le agrada tener a Becky en su casa, pero pronto comienza a ver que a su familia le gusta más Becky que ella, ya que cocinaba mejor y ayudaba a los niños con sus cosas.
Aunque al principio a Homer le agrada recibir todo tipo de atenciones, termina sintiéndose insatisfecho y le pide ayuda y consejos a Lisa.
A Sam no le agrada la idea de meter a Loretta en su grupo, ya que tiene miedo de que Roscoe se enamore de ella.
A la familia le agrada el nuevo aparato, ya que le permite ver televisión sin tener que soportar los comerciales, principalmente a Marge.
Apollo empieza a entrenarle por orgullo propio, ya que no le agrada que quien le venció sea vencido de forma tan contundente.
Suele ser respetable, y aunque con una infamia por la ocurrencia marcada en la antigua caricatura de representarse como único héroe, el personaje no es vil sino más bien un chico al que le agrada mirar los videojuegos de un modo distinto, demostrando así su hazaña justiciera contra el mal ante la competencia del mismo.
La vida en la nueva ciudad no le agrada mucho, ya que siempre pelea con compañeros de clase por que se meten con su aspecto y con su difunto padre.
La jirafa, ese animal que te agrada, por absurdo, no es nada absurdo, tiene el cuello largo, para poder alcanzar los dátiles de las altas palmeras.
Sé únicamente que al autor le agrada más que otro alguno, y en verdad que puede andar orgulloso quien ha logrado dar forma artística y, en mi entender, imperecedera, al vago sentimiento de esta nuestra raza septentrional, que con rebosar de poesía, no había encontrado hasta estos últimos tiempos su poeta.
Mire usted, ya sabe usted que soy franco, franco, en Madrid andábamos cada cual a nuestro negocio y a nuestro gusto, pero en el extranjero, en el extranjero agrada encontrar paisanos.
Francamente, no, pero me agrada por su fluidez, por su corrección, y por sus imágenes risueñas y deliciosas.
A mí me agrada eso, porque así no estoy tan sola, y si se ofrece algo hay quien vaya a la botica o a llamar al médico, pero temo que una noche, mientras él está aquí pase algo en la tienda.
¡Vaya! ¡Y ella, bien que te agrada! Te alabo el gusto, ¡hijito! Trabaja, trabaja con fe, con mucha fe, y cásate.
La Fuente-Castellana, con su dilatado horizonte de lontananzas espléndidas, con su diáfano, vastísimo cielo, con sus fantásticas perspectivas, en que se destacan a lo lejos las torres y las cúpulas de Madrid, con sus áridas cercanías donde proyectan largas sombras los endebles y desarropados árboles heridos por los rayos horizontales del sol poniente, no es un paraiso que digamos para los que nacimos en la feraz Andalucía, pero tiene—y esto nadie podrá negarlo—no sé qué belleza propia de las llanuras, no sé qué majestad, no sé qué embeleso, no sé qué melancolía peculiar del Desierto y del Océano, de las soledades del frío y de las soledades del calor, del Polo y del Africa, que me agrada soberanamente.
Como no se agrada, se desvive por agradar.
Por eso me agrada ir todos los años, tal día como hoy, a visitar el cementerio más próximo a mi casa.
La aborrezco y me agrada mirarla, quiere decirse, que me gustaría parecerme a ella, ser como ella, y que se me cambiara todo mi ser natural hasta volverme tal y como ella es.
Por mí no se apure usted Me agrada más verla así.
—¡Cuánto, cuánto le debia a la hija de su corazon! Y ¡con qué embeleso se volvia hácia ella y la contemplaba, diciéndole al oido a cada instante:— ¿Qué miras? ¿Te gusta aquel aderezo? ¿Te agrada aquel vestido? ¿Quieres que te compre otro igual?.

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