Ejemplos con afligido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Afligido por este drama y la pérdida de único confidente, el Faraón se retira a sus apartamentos para rogar dios Ra y encarga a Mernetjersetni el construir una mastaba para su padre a la sombra de su pirámide en Abusir, con cargo a los gastos del palacio.
El afligido presbítero no hallaba provecho alguno en tales ayudas oficiales.
El hecho de la infección se vuelve claro al investigador que nota cómo aquel que establece contacto con el afligido coge la enfermedad, mientras que aquel que no está en contacto permanece sano, y cómo la transmisión es afectada a través de prendas, vasijas y pendientes.
La hermana de Simon Paula le cuenta a Rachel que el no es gay sino que esta afligido todavía por la muerte de su esposa e hijo en una accidente automovilistico.
Viste de negro y sobre su cara siempre se le pintan unas rayas negras a modo de sentirse muy afligido.
James finalmente llega a la sala abarrotada en donde estaba María, pero la encuentra muerta y ahí es donde comienza su trauma en donde piensa que ya la había visto morir en el ascensor y como podía seguir viva y haber muerta nuevamente, igualmente continua afligido ciertamente sin entender demasiado lo que sucede.
En el acto la bestia dobló rodillas y bajó la cabeza hasta el suelo sin hacer mal al afligido.
Sin embargo, aparte de referirse a la clase trabajadora pobre, al parecer incluía también a gente acomodada, pues el profeta Ezequiel, después de poner al descubierto las injusticias cometidas por profetas, sacerdotes y príncipes avariciosos, condena a el pueblo de la tierra que oprimía y cometía robo, al afligido y menesteroso hacía violencia, y al extranjero oprimía sin derecho.
Posteriormente declaró que la carta decía que Poe se encontraba en un estado de intoxicación bestial , pero no es cierto ya que el original dice meramente afligido.
En el de la imagen de la izquierda, Helman interpreta que es el más elocuente testimonio del otro ser que Goya llevaba dentro, profundamente afligido, desencajado por el sufrimiento físico y moral, embargado por visiones interiores de fantasmas sobrecogedores que provocaban el desengaño, la angustia y el terror.
Joseph Merrick, The Elephant Man, no estaba afligido por un parásito, sino por el Síndrome de Proteus.
A su lado iba el jesuita, que estiraba su corta estatura para hablarle, sin conseguir, a pesar de sus laudables esfuerzos, que el cerquillo de su corona pasase más allá de los atléticos hombros del viejo afligido.
Mire usted, si ha de estar usted tan afligido creo que prefiero que usted se vaya, sí, señor.
No estoy afligido, estoy como suelo.
Sol se había afligido, y doña Andrea no, aunque la ponía orgullosa que le quisiesen a su hija, pero Lucía no: ella no veía nunca con gusto a Lucía.
Y afligido con esta idea, entróse atropelladamente en su cuarto, encendió la luz y corrió a asegurar la puertecilla de comunicación por la parte de dentro, temeroso de que el importuno vecino acechase sus secretos.
Me retiré de la botica triste y afligido.
En cambio cuando estaba afligido, que era lo más frecuente, las cosas más bellas se afeaban volviéndose negras, y se cubrían de un velo parecíale más propio decir.
Juanito que viene a ver a su dama Mírele, mírele tan afligido de verla a usted malita.
Estaba afligido, y me acordaba de ti.
Y al decirlo, sus miradas chocaron con las de Sor Facunda, que se acercaba con semblante extraordinariamente afligido.
Julián, entre embelesado y afligido, seguía con la vista el arreglo de las azules flores en los tarros de loza, el movimiento de las manos enflaquecidas al través de las hojas verdes.
¡Piensa que es mi Dios, el Dios de tus padres, el Dios de tu patria, que ha venido a hacerte una visita! ¡Piensa que estará muy afligido de tus desprecios!.
—Atrevido mancebo, que de poca edad hacen tus hechos que te juzgue, yo te perdono la ofensa que me has hecho, con solo que me prometas y jures que como la has cubierto con esta escuridad, la cubrirás con perpetuo silencio sin decirla a nadie: poca recompensa te pido de tan grande agravio, pero para mí será la mayor que yo sabré pedirte, ni tú querrás darme: advierte en que yo nunca he visto tu rostro, ni quiero verle, porque ya que se me acuerde de mi ofensa, no quiero acordarme de mi ofensor, ni guardar en la memoria la imágen del autor de mi daño: entre mí y el cielo pasarán mis quejas, sin querer que las oiga el mundo, el cual no juzga por los sucesos las cosas, sino conforme a él se asienta en la estimacion: no sé cómo te digo estas verdades, que se suelen fundar en la esperiencia de muchos casos y en el discurso de muchos años, no llegando los mios a diez y siete, por do me doy a entender que el dolor de una misma manera ata y desata la lengua del afligido, unas veces exagerando su mal para que se le crean, otras veces no diciéndole porque no se le remedien: de cualquier manera, que yo calle o hable, creo que he de moverte a que me creas, o que me remedies, pues el no creerme será ignorancia, y el remediarme imposible de tener algun alivio: no quiero desesperarme, porque te costará poco el dármele, y es este: mira, no aguardes ni confíes que el discurso del tiempo temple la justa saña que contra tí tengo, ni quieras amontonar los agravios: miéntras ménos me gozares, y habiéndome ya gozado, ménos se encenderán tus malos deseos: haz cuenta que me ofendiste por accidente, sin dar lugar a ningun buen discurso, yo la haré de que no nací en el mundo, o que si nací fué para ser desdichada: ponme luego en la calle, o a lo ménos junto a la iglesia mayor, porque desde allí bien sabré volverme a mi casa, pero tambien has de jurar de no seguirme, ni saberla, ni preguntarme el nombre de mis padres, ni el mio, ni el de mis parientes, que a ser tan ricos como nobles, no fueran en mí tan desdichados: respóndeme a esto, y si temes que te pueda conocer con la habla, hágote saber, que fuera de mi padre y de mi confesor, no he hablado con hombre alguno en mi vida, y a pocos he oido hablar en tanta comunicacion, que pueda distinguirles por el sonido de la habla.
Mahamut se volvió a las tiendas a contar a Ricardo lo que con Leonisa le habia pasado, y hallándole, se lo contó todo punto por punto, y cuando llegó al del sentimiento que Leonisa habia hecho cuando le dijo que era muerto, casi se le vinieron las lágrimas a los ojos: díjole cómo habia fingido el cuento del cautiverio de Cornelio por ver lo que ella sentia: advirtióle la tibieza y malicia con que Cornelio habia hablado: todo lo cual fué píctima para el afligido corazon de Ricardo, el cual dijo a Mahamut:.
Sí, que no siempre se está en los templos, no siempre se ocupan los oratorios, no siempre se asiste a los negocios por calificados que sean: horas hay de recreacion, donde el afligido espíritu descanse: para este efeto se plantan las alamedas, se buscan las fuentes, se allanan las cuestas, y se cultivan con curiosidad los jardines.
Y tú, ¡oh estremo del valor que puede desearse, término de la humana gentileza, único remedio deste afligido corazón que te adora!, ya que el maligno encantador me persigue, y ha puesto nubes y cataratas en mis ojos, y para sólo ellos y no para otros ha mudado y transformado tu sin igual hermosura y rostro en el de una labradora pobre, si ya también el mío no le ha cambiado en el de algún vestiglo, para hacerle aborrecible a tus ojos, no dejes de mirarme blanda y amorosamente, echando de ver en esta sumisión y arrodillamiento que a tu contrahecha hermosura hago, la humildad con que mi alma te adora.
Paréceme que me dices que ando muy limitado y que me contengo mucho en los términos de mi modestia, sabiendo que no se ha añadir aflición al afligido, y que la que debe de tener este señor sin duda es grande, pues no osa parecer a campo abierto y al cielo claro, encubriendo su nombre, fingiendo su patria, como si hubiera hecho alguna traición de lesa majestad.
Sólo Sancho, como ya se ha dicho, era el afligido, el desventurado y el triste, y así, con malencónico semblante, entró a su amo, el cual acababa de despertar, a quien dijo:.
Es, pues, el caso que el estómago del pobre Sancho no debía de ser tan delicado como el de su amo, y así, primero que vomitase, le dieron tantas ansias y bascas, con tantos trasudores y desmayos que él pensó bien y verdaderamente que era llegada su última hora, y, viéndose tan afligido y congojado, maldecía el bálsamo y al ladrón que se lo había dado.

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