Ejemplos con afeminamiento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En los principios de la república la pederastia era reprobada y despreciada como un signo de afeminamiento de los griegos.
La productividad y la uniformidad eran primordiales en los estados comunistas y las minorías sexuales eran vistas como improductivas y no conformistas, los comunistas asociaban generalmente el afeminamiento masculino con el lujo, el ocio y las clases altas.
La sagrada indolencia de los monjes era con frecuencia abrazada en unos tiempos a la vez serviles y afeminados, pero si la superstición no había supuesto el fin de los principios de la República, estos mismos vicios servilidad y el afeminamiento habrían llevado a los indignos romanos a desertar de ellos.
Al entrar, el autor no percibe ningún elemento de afeminamiento, ni en la apariencia, ni en el ambiente, los únicos inicios: en la pared cuelga una reproducción de La creación de Adán de Miguel Ángel y sobre la mesa un retrato de Walt Whitman.
The New York Times escribió: como Mae West, mezcla auténtica femineidad con el pícaro afeminamiento de un travesti.
En esta época la riqueza había vuelto débiles a sus habitantes y su afeminamiento se había convertido en proverbial.
El afeminamiento de la dinastía condal de Aragón en la figura de Andregoto Galíndez y su matrimonio con el rey de Pamplona García Sánchez I, condujo a la unión de ambas entidades políticas, pero conservando Aragón una cierta personalidad que había sido reforzada por el renacer de la vida monástica y la organización de una diócesis coincidente con los límites del condado.
A su adhesión al trono aceptó añadir el título de Nerón a su nombre, este título le había sido conferido por la plebe merced a su parecido con este emperador y a su afeminamiento.
Británico se burló de la falta de virilidad y el afeminamiento de Nerón.
Ungido y oloroso como un déspota asiático, el fuerte Ulises se revolvía algunas veces contra este afeminamiento.
Era blanco, sonrosado, pero sin rastro de afeminamiento, porque tenía hermosa piel, buena sangre, mucha salud, las mujeres le alababan sobre todo la boca, dientes inclusive, la mano y el pie.
Verificado esto, como la ciudad se conmoviese ya contra él, Megacles y los demás Alemenoides huyeron, Solón era ya entonces demasiado anciano, y no tuvo quien le auxiliase, mas, sin embargo, se presentó en la plaza y arengó a los ciudadanos, vituperando por una parte su inconsideración y afeminamiento, y exhortándolos e incitándolos por otra a no hacer el abandono de su libertad.

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