Ejemplos con afanado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Allí estaba el hombre afanado entre papeles y libros, que desordenadamente cubrían la mesa y parte del camastro.
Encontrele muy afanado, con su mujer y sus hijas, recogiendo todo el material valioso que posee, aljófar, topacios, esmeraldas.
La desdicha del pobre Ansúrez retumbaba en el corazón de su hija como los pasos de un terrible viajero afanado por llegar pronto.
Mientras acudía yo a reanimar con palabras afectuosas a la pobre Antoñita, hizo la otra una visita de inspección a los aposentos interiores, y volvió con las manos en la cabeza, diciendo: Han afanado también toda tu ropa, hija, no dejándote mas que cuatro pingos.
Este era una de las banderitas españolas que solían poner los combatientes en las baterías: habíala afanado días antes, y la llevaba para el caso de que los barcos de guerra, al verle recalar en Portugalete, le mandaran izar pabellón de nacionalidad.
Esta mañana presentose en casa un sujeto, a caballo, con trazas de caminante afanado y presuroso, y habiendo preguntado por Fernando con vivo interés, renegó de sí mismo y de su suerte cuando le aseguramos que había partido.
Los personajes más conspicuos de la corte pasaban por allí pagando su tributo, y hasta don Casimiro Pantojas había hecho una noche sus hilitas, sin más que un ligero percance, hijo de su cortedad de vista: equivocó el trapo con el rico pañuelo de batista de la dama vecina, olvidado encima de la mesa, y púsose muy afanado a sacar hilas de este, haciendo dos pelotones finísimos.
Había ya terminado la comida, llegaba a lo sumo la alegría, y los chiquillos, dispersos por todos los lados, comenzaban a organizar diversas partidas de juego, en lo alto de una roca, montado a caballo sobre uno de sus salientes, hallábase Tapón muy afanado, en mangas de camisa, armando con una caña abandonada y un largo bramante un aparato de pesca.
El tratamiento que comúnmente practicaba era el de las incisiones o desbridamientos, si el flemón venía difuso, sistema que le había enseñado su maestro el afanado cirujano de Torrecilla D.
Doña Luz y el padre eran sin duda las dos únicas personas de cierta posición en todo el distrito, que no habían pensado en éste ni en el otro candidato, y que no se habían afanado por el triunfo de cualquiera de ellos.
Don Juan es deísta, pues dice que sólo la Divinidad pudo concebir y crear la belleza femenina: y es bastante buen cristiano, recordando que Cristo absolvía a las pecadoras y perdonaba a las adúlteras: mas al propio tiempo es por sus gustos artísticos e inclinaciones literarias, algo pagano, lo cual le ha hecho colocar a la cabecera de la cama una estatuilla de Eros, muy afanado en avivar con sus soplos la llama de una antorcha que sustenta entre las manos.
-Nada de eso hace al caso -dijo Regato como hombre afanado que se decide a marchar derechamente hacia su objeto-.
Muy afanado estaba, temiendo que la carta hubiese caído en manos indiscretas, cuando le conté a mi ama lo que me pasaba, preguntándole si había encontrado por el suelo la malhadada epístola.
Si yo hubiera sido pobre, me hubiera afanado por adquirirle, para tener un día el placer de estrechar las manos de muchos amigos y ser estrechado entre los brazos de muchas amantes.
Una vez parapetados allí, pudieron contar con que habían dado el golpe de muerte al comercio de las dos flotas en que tanto se habían afanado los Felipes de las Leyes de Indias.
Esperaba afanado, con angustia, sabedor que una resolución de aquel gran señor llamado Vicente Timoteo Souza podía cambiar el destino de mi mocedad infortunada.
¡Bah! Siempre afanado en los deportes, ya en las carreras de autos, ya en el americano, ya en el tenis.
Lo que ya no le parecía tan claro a la gente es lo que diría el Menut, un chicuelo enteco y vicioso, empleado en el Matadero para repartir la carne: un pillete con la mirada atravesada y grandes tufos en las orejas, que siempre y en distintas ocasiones había afanado borregos enteros.
El aire afanado de don Juan, cierta especie de sobresalto que se dejaba ver en su rostro, y, sobre todo, el desacato inaudito con que se atrevía a pasar en revista la fisonomía del primer magistrado de la villa, llamaron la atención general de un modo tan visible, que a estar menos preocupado con su designio, conociera nuestro caballero que su conducta era, por lo menos, imprudente.
entras tú de visita y te haces el afanado, me dices que.
Sin desatender su cabaña, manantial inagotable ya, con hombres formados y vigilados por él, empezó a poblar y colonizar el campo aquél alambrado, estableciendo aguadas, arando, sembrando, plantando, afanado en hacer del suelo dormido que se le confiaba un emporio de riquezas, atrayendo para ello a esa Pampa despoblada gente y más gente, dándoles a todos elementos de trabajo, haciendo surgir del desierto en pocos años una estancia modelo, con leguas alfalfadas, hacienda numerosa y refinada.
Encontrele muy afanado, con su mujer y sus hijas, recogiendo todo el material valioso que posee, aljófar, topacios, esmeraldas.
¡Ay qué chico! ¡Pero qué afanado está usted!.
Tan afanado estaba José María con su elección y con la política, que ni en la mesa descansaba, y apoyando el periódico en una copa, leía, como a bocados y a sorbos, la sesión del día anterior.
La desdicha del pobre Ansúrez retumbaba en el corazón de su hija como los pasos de un terrible viajero afanado por llegar pronto.
Mientras acudía yo a reanimar con palabras afectuosas a la pobre Antoñita, hizo la otra una visita de inspección a los aposentos interiores, y volvió con las manos en la cabeza, diciendo: «Han afanado también toda tu ropa, hija, no dejándote mas que cuatro pingos.
Como al cabo de tiempo el uno se hubiese afanado mucho en vano, y hubiese sido ocasión de risa a los espectadores, teniendo que darse por vencido mientras que el otro mostró limpia la cola de cerdas en breve tiempo y sin trabajo, levantándose Sertorio: “Ved ahí- les dijo-, oh camaradas, cómo la paciencia puede más que la fuerza, cómo cosas que no pueden acabarse juntas ceden y se acaban poco a poco, nada resiste a la asiduidad, con la que el tiempo, en su curso, destruye y consume todo poder, siendo un excelente auxiliador de los que saben aprovechar la ocasión que les presenta e irreconciliable enemigo de los que fuera de sazón se precipitan”.
Yo me he afanado por enseñar a estos hombres cuanto podía conducirlos a mejorar su condición de labradores, y por ilustrarles la inteligencia en todo lo que fuera compatible con esa misma condición.
Al abordar por vez primera el punto, habíale sido imposible comprender, se había afanado, se había ofuscado, había sido un laberinto su cabeza.
Fermosa dueña, cualquiera que vós seáis la condolida deste afanado caballero, y a saz piadosa minoráis sus cuitas, ruego vós me queráis facer sabidor del follón mezquino, o pagano malandrín, que en este encanto vos amancilla, para que segunda vegada en vueso nombre, sano ya de las pasadas feridas, entre en descomunal batalla, maguer que finque en ella, que non es la vida de más proo que la muerte, tenudo a su deber un caballero.

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