Ejemplos con adormecidas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La Falange despertará las energías vitales del País, adormecidas hoy y alistará a todas las fuerzas de la Nación con ella.
Después de la inyección, el Dr Hildebrandt sintió sus piernas adormecidas y los dos celebran este éxito con vino y puros.
Este nombre circulaba como una música por el mundo viejo, despertando las almas adormecidas.
Partían de los muelles escarchados y brumosos del Báltico, de los puertos ingleses negros de hulla, en cuyo ambiente grasoso flota un perfume de té y tabaco con opio, de las costas de Francia oceánica, que oponen sus bancos vivos de mariscos y los pinares de sus landas a los asaltos del fiero golfo de Gascuña, de las bahías de España, copas de tranquilo azul, en las que trenzan sus aleteos las gaviotas asustadas por el chirrido de una grúa o el mugido de una sirena, de las escalas del Mediterráneo, adormecidas bajo el sol, ciudades blancas con la alba crudeza de la cal o la suavidad aristocrática del mármol, ciudades que huelen en sus embarcaderos a hortalizas marchitas y frutos sazonados, y envían hasta los buques, con el viento de tierra, la respiración nupcial del naranjo, el incienso del almendro, rasgueos briosos de guitarra ibérica, gozoso repiqueteo de tamboril provenzal, arpegios lánguidos de mandolina italiana.
Los villaverdinos no se entusiasman por nada, hay en su vida algoo muchode la inmovilidad budística, sólo comparable con esas lagunas adormecidas, en cuyas aguas, eternamente límpidas y serenas, se retratan como en espejo clarísimo las copas de los árboles, los pompones de la enea y la obscuridad de las cercanas espesuras, lagunas perdidas en lo más recóndito de los bosques, muertas, heladas, sin peces ni ovas, que cualquiera creería de cristal, que no se estremecen al beso de la luz meridiana, cuyo reposo no turban cefirillos juguetones ni huracanes bravíos.
El balcón abierto, las llanuras adormecidas, la selva silenciosa, el cielo límpido y puro, sin nubes ni celajes, la luna a la mitad de su carrera, el piano derramando a torrentes la música de los grandes maestros, la belleza y la juventud rindiendo culto al arte, y en mi alma la dulce alegría de quien ama y es amado, el enjambre cerúleo de las más risueñas esperanzas.
Callaban las aves, adormecidas por el calor, y callaban también los hombres, atentos al deicidio que se preparaba en los cielos.
Discretamente, como si ninguna importancia tuviera, hacía como si no hubiera notado su llegada en un ¡ah, hola, cómo está! Y luego continuaba con sus quehaceres envuelta en un entusiasmo extraño que nadie notaba, pero que a ella le hacían revivir sensaciones adormecidas en su cuerpo desde muchísimo tiempo atrás.
En esta vida tan sin emociones, el juego sacude los espíritus enervados, el licor enciende las imaginaciones adormecidas.
Para el paisano que tiene, por todo haber, su tropilla y su recado, en las palabras: «irse afuera,» caben todas las esperanzas que pueden hacerle concebir el abandono voluntario y definitivo del pago natal, y el éxodo hacia las adormecidas soledades que esperan, para despertar de su letargo, el sonido de la voz humana.
Cuando abrió los ojos comenzaban a entrar por la entreabierta ventana las pálidas claridades del alba, junto con aquel ligero cefirillo que parece venir a despertar las plantas adormecidas antes de la salida del sol.

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