Ejemplos con abandonados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Son aquellos monasterios que surgieron a partir del siglo X en tierras de repoblación, lo que había sido hasta el momento zonas yermas, tierra de nadie, lugares abandonados del Valle del río Duero y tierras del Bierzo.
Siguiendo su análisis, las atrocidades cometidas durante la guerra de Vandea se explican, por parte republicana, por la mediocridad en el reclutamiento, que deja a los soldados abandonados a su propio miedo.
Un gato atravesó el zaguán, saliendo por el orificio de una puerta carcomida de las antiguas cuadras, para desaparecer en los abandonados subterráneos que habían guardado las cosechas en otros tiempos.
La sensible María Teresa, que se apiadaba de los perros abandonados en la calle y reñía con los cocheros cuando levantaban el látigo sobre las bestias, hablaba fríamente de la muerte, como si únicamente tuviera entrañas para su amor y el resto del mundo careciese de interés.
A un lado, paredes blancas y charoladas reflejando la luz de los faros eléctricos del techo, y sillones abandonados en larga fila, al lado opuesto, una barandilla forrada de lona, ostentando entre columna y columna, como adorno decorativo, unos rollos salvavidas de color rojo con el nombre del buque pintado en blanco:.
Nuestra vida será como uno de esos jardines abandonados, donde entre troncos caídos y ramas secas rebrotan nuevos follajes.
Los pasos de los visitantes provocaban en los rincones obscuros, tras los maderos abandonados, carreras precipitadas y locas de los ratones.
Imágenes horribles era lo que inspiraba la contemplación de estos campos abandonados, y su tétrica miseria aún resaltaba más al contrastar con las tierras próximas, rojas, bien cuidadas, llenas de correctas filas de hortalizas y de arbolillos, a cuyas hojas daba el otoño una transparencia acaramelada.
Y no se imaginaban, después de un triunfo de diez años, que pudiera entrar en los campos abandonados otra persona que el tío , un pastor ciego y parlanchín, que, a falta de auditorio, relataba todos los días sus hazañas de guerrillero a su rebaño de sucias ovejas.
Con los ojos muy abiertos quedóse mirando a la calle, como si buscase allí la solución a sus dudas, la respuesta a sus temores Frente por frente de la suya estaba la gran casa del marqués de Riera, cerrada hacía tantos años, con ese aspecto de secreto, ese aire de misterio que parecen tomar los edificios abandonados por largo tiempo, haciendo fantasear a la imaginación detrás de sus muros recuerdos de crímenes y sombras de aparecidos.
Al hacer la estadística de los abandonados ante la veleta de San Juan, don Eugenio García, fundador de la tienda de , figuraba en primera línea.
Se le calculaba una fortuna de más de cien mil duros, y sin embargo vivía como un hurón en la gran casa heredada de su padre, sin otra compañía que una vieja criada, y arrastrando su fastidio por los talleres abandonados, que parecían cementerios.
Buscaban los abrigos abandonados sobre los muebles, olvidaban dónde habían dejado el sombrero, recogían los velillos rotos en el revuelto montón de prendas, y transcurrió más de media hora antes de que todos estuvieran listos.
¡Ah! Si su suegra sabía por Deogracias lo ocurrido en la calle ¡cuánto se había de burlar! Jacinta se avergonzaba de antemano, poniéndose colorada, sólo de considerar que entraba Barbarita diciéndole con su maleante estilo: Pero hija, ¿conque es cierto que mandaste a Deogracias meterse en las alcantarillas para salvar unos niños abandonados?.

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