Definición de vencíamos

Acepciones de Vencíamos como conjugación de vencer

Categoría gramatical: verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, 1ª persona plural del pretérito imperfecto de indicativo de vencer
Categorías gramaticales y tiempos verbales de vencíamos explicados

  1. Superar a un rival en una contienda
  2. Más generalmente, sobreponerse a un obstáculo o dificultad que impide la realización de una tarea
  3. Dicho de una fuerza psíquica, como una emoción o la voluntad, superar la oposición que otras le ofrecen
  4. Figuradamente, superar en algún rasgo o aspecto a otros
  5. Desviar una cosa de la posición o forma que debería tener para cumplir su función
  6. Dicho de una persona, obtener el resultado mejor en una contienda o competición
  7. Dicho de un plazo, llegar a su fin
  8. Lograr una victoria.
  9. Derrotar o rendir al enemigo o competidor. atraer o reducir una persona [a otra] de modo que siga su dictamen o deseo. resultar el ganador en una competencia o lucha
  10. Pasar o dejar atrás obstáculos o dificultades. ladear, torcer o inclinar [una cosa]. controlar un sentimiento o necesidad
  11. Prevalecer una cosa sobre otra. quedar anulado un contrato o hacerse exigible una deuda u obligación por cumplirse la condición fijada para ello.

Ejemplos con la palabra Vencíamos

Vencíamos la distancia lentamente, por tener que ir de derecha a izquierda en una fatigosa línea quebrada.
Estábamos delirantes y ebrios: nos creíamos ultrajados si no vencíamos, y nos impulsaba a las luchas desesperadas una fuerza secreta, irresistible, que no me puedo explicar sino por la fuerte tensión erectiva del espíritu y una aspiración poderosa hacia lo ideal.
Conmovida ya el Asia y dispuesta en muchos puntos a la sublevación, arregló aquellas ciudades, y poniendo en su gobierno el correspondiente orden, sin muertes ni destierros, resolvió ir más adelante, y marchar, trasladando la guerra del mar de Grecia, a hacer que el rey combatiese por la seguridad de su propia persona y por las comodidades de Ecbátana y Susa, y sacarle ante todas cosas del ocio y del regalo, para que ya no fuese desde su escaño el árbitro de las guerras de los Griegos, ni corrompiese a los demagogos. Mas cuando iba a poner por obra estos pensamientos vino en su busca el espartano Epicídidas, anunciándole que Esparta tenía sobre sí una formidable guerra de parte de los Griegos, y los Éforos le llamaban para que acudiese a socorrer la propia casa. ¡Oh mengua, y cómo es vuestra ruina, oh Griegos, sois de bárbaros males inventores! Porque ¿qué otro nombre podría darse a aquella envidia y a aquella conjuración y reunión de los Griegos unos contra otros, por la cual renunciaron a la fortuna, que a otra parte los llamaba, y trajeron otra vez sobre sí mismos aquellas armas que estaban vueltas contra los bárbaros, y la guerra, que podía mirarse como desterrada de la Grecia? Pues yo no puedo conformarme con Demarato de Corinto, que decía haber carecido del mayor placer de los Griegos que no habían visto a Alejandro sentado en el trono de Darío, sino que más bien creo que deberían los que le vieron haber llorado, reflexionando que dejaron para Alejandro y los Macedonios aquellos triunfos los que en Leuctras, en Coronea, en Corinto y en la Arcadia vencieron y acabaron a los generales griegos. En cuanto a Agesilao, ninguna acción hubo en su vida más ilustre o más grande que esta retirada, ni jamás se dio un ejemplo más glorioso de obediencia y de justicia. Pues si Aníbal, cuando ya estaba en decadencia y casi se veía arrojado de la Italia, con gran dificultad obedeció a los que le llamaban a sostener la guerra en casa, y si Alejandro aun tomó a burla la noticia que se le dio de la batalla de Antípatro contra Agis, diciendo: “Parece ¡oh soldados! que mientras nosotros vencíamos aquí a Darío ha habido en Arcadia una guerra de ratones”, ¿cómo podremos dejar de dar el parabién a Esparta por el honor con que le trató Agesilao y por su respeto y sumisión a las leyes?, el cual, apenas recibió la orden, abandonando y arrojando de las manos la singular fortuna y gran poder que de presente tenía y las brillantes esperanzas que veía próximas, al punto se embarcó, a la mitad de su empresa, dejando gran deseo de su persona a los aliados y desmintiendo aquel dicho de Demóstrato de Feacia: de que en común son mejores los Lacedemonios, y en particular los Atenienses, pues habiéndose mostrado rey y general excelente, aún fue mejor y más apacible amigo y compañero para los que en particular le trataron. Como la moneda de Persia tuviese grabado un arquero o sagitario, al levantar su campo dijo que el rey lo expulsaba del Asia con diez mil arqueros, y es que otros tantos se habían llevado a Atenas y a Tebas, y se habían distribuido a los demagogos, con lo que estos pueblos habían declarado la guerra a los Espartanos.
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Errores ortográficos comunes para vencíamos

Palabras más comunes que riman con vencíamos


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Palabras que riman con vencíamos


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