Definición de novadora

Acepciones de Novadora como femenino de novador

Categoría gramatical: adjetivo femenino, sustantivo femenino
Categorías gramaticales de novadora explicadas

  1. Persona que introduce novedades, en especial en materias de doctrina religiosa..

Ejemplos con la palabra Novadora

Pero si destaramos las facultades de la política y la guerra, y agrandamos, en cambio, considerablemente, las del pensamiento puro, llevándolo, en sus dos manifestaciones de arte y ciencia, a los más amplios límites de que el genio es capaz, la novadora energía del Renacimiento se infunde en una personificación suprema: la personificación de Leonardo de Vinci. Jamás figura más bella tuvo, por pedestal, tiempo más merecedor de sustentarla. Naturaleza y arte son los términos en que se cifra la obra de aquella grande época humana: naturaleza restituida plenamente al amor del hombre, y a su atención e interés, y arte regenerado por la belleza y la verdad. Y ambos aspectos de tal obra, deben a aquel soberano espíritu inmensa parte de sí. Con los manuscritos de Leonardo, la moderna ciencia amanece. Frente a los secretos del mundo material, él es quien reivindica y pone en valiente actividad el órgano de la experiencia, tentáculo gigante que ha de tremolar en la cabeza de la sabiduría, sustituyendo a las insignias de la autoridad y de la tradición. Galileo, Newton, Descartes, están en germen y potencia en el pensamiento de Leonardo. Para él el conocer no tiene límites artificiosos, porque su intuición abarca, con mirar de águila, el espectáculo del mundo, cuan ancho y cuan hondo es. Su genio de experimentador no es óbice para que levante a grado eminente la especulación matemática, sellando la alianza entre ambos métodos, que en sucesivos siglos llevarán adelante la conquista de la Naturaleza. Como del casco de la Atenea del Partenón arrancaban en doble cuadriga ocho caballos de frente, simbolizando la celeridad con que se ejecuta el pensamiento divino, así de la mente de Leonardo parten a la carrera todas las disciplinas del saber, disputándose la primacía en el descubrimiento y en la gloria. No hubo, después de Arquímedes, quien, en las ciencias del cálculo, desplegara más facultad de abstraer, y en su aplicación, más potencia inventiva, ni hubo, antes de Galileo, quien con más resuelta audacia aplicase al silencio de las cosas «el hierro y el fuego» de la imagen baconiana. Inteligencia de las leyes del movimiento, observación de los cuerpos celestes, secretos del agua y de la luz, comprensión de la estructura humana, vislumbres de la geología, intimidad con las plantas: todo le fue dado. Él es el Adán de un mundo nuevo, donde la serpiente tentadora ha movido el anhelo del saber infinito, y comunicando a las revelaciones de la ciencia el sentido esencialmente moderno de la práctica y la utilidad, no se contiene en la pura investigación, sino que inquiere el modo de consagrar cada verdad descubierta a aumentar el poder o la ventura de los hombres. A manera de un joven cíclope, ebrio, con la mocedad, de los laboriosos instintos de su raza, recorre la Italia de aquel tiempo como su antro, meciendo en su cabeza cien distintos proyectos, ejecutados unos, indicados o esbozados otros, realizables y preciosos los más: canales que parten luengas tierras, forma de abrir y traspasar montañas, muros inexpugnables, inauditas máquinas de guerra, grúas y cabrestantes con que remover cuerpos de enorme pesadumbre. En medio de estos planes ciclópeos, aún tiene espacio y fuerza libre para dar suelta a la jovialidad de la invención en mil ingeniosos alardes, y así como Apolo Esminteo no desdeñaba cazar a los ratones del campo con el arco insigne que causó la muerte de Pythón, así Leonardo emplea los ocios de su mente en idear juguetes de mecánica, trampas para burlas, pájaros con vuelo de artificio, o aquel simbólico león que destinó a saludar la entrada a Milán del Rey de Francia, y que, deteniéndose después de avanzar algunos pasos, abría el pecho y lo mostraba henchido de lirios... Nunca un grito de orgullo ha partido de humanos labios más legitimado por las obras, que estas palabras con que el maravilloso florentino ofrecía al duque de Milán los tesoros de su genio: «Yo soy capaz de cuanto quepa esperar de criatura mortal». Pero si la ciencia, en Leonardo, es portentosa, y si su maestría en el complemento de la ciencia, en las artes de utilidad, fue, para su época, como don de magia, su excelsitud en el arte puro, en el arte de belleza, ¿qué término habrá que la califique?... Quien se inclinara a otorgar el cetro de la pintura a Leonardo, hallaría quien le equiparara rivales, no quien le sobrepusiera vencedores. Poseído de un sentimiento profético de la expresión, en tiempos en que lo plástico era el triunfo a que, casi exclusivamente, aspiraba un arte arrebatado de amor por las fuerzas y armonías del cuerpo, no pinta formas sólo: pinta el sonreír y el mirar de Mona Lisa, la gradación de afectos de La Cena: pinta fisonomías, pinta almas. Y con ser tan grande en la hermosura que se fija en la tela, aun disputa otros lauros su genio de artista: el cincel de Miguel Ángel cabe también en su mano, y cuando le da impulso para perpetuar una figura heroica, no se detiene hasta alcanzar el tamaño gigantesco, el numen de la euritmia arquitectónica le inspira: difunde planos mil, César Borgia le confía sus castillos y sus palacios, sabe tejer los aéreos velos de la música, y para que el genio inventor no le abandone ni aun en esto, imagina nuevo instrumento de tañir, lo esculpe lindamente en plata, dándole, por primor, la figura de un cráneo equino, y acompañado de él, canta canciones suyas en la corte de Luis Sforza. Cuando a todo ello agregues una belleza de Absalón, una fuerza de toro, una agilidad de Perseo, un alma generosa como la de un primitivo, refinada como la de un cortesano, habrás redondeado el más soberbio ejemplar de nobleza humana que pueda salir de manos de la Naturaleza, y al pie de él pondrás, sin miedo de que la más rigurosa semejanza te obligue a rebajarlo en un punto: -Éste fue Leonardo de Vinci.
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Errores ortográficos comunes para novadora

Palabras más comunes que riman con novadora


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