Definición de decretaría

Existen varios significados para la palabra Decretaría los podrás ver todos a continuación.

Acepciones de Decretaría como conjugación de decretar

Categoría gramatical: verbo transitivo, 1ª persona singular del condicional de decretar, verbo transitivo, 3ª persona singular del condicional de decretar
Categorías gramaticales y tiempos verbales de decretaría explicados

  1. Decidir o mandar algo la persona o institución que tiene autoridad para ello
  2. Determinar el juez sobre las medidas que se deben tomar como resultado de un juicio
  3. Emitir un decreto.
  4. Dictar y aprobar, por una autoridad pública, un acto que tiene valor legal.
  5. Ordenar, mandar una cosa por decreto. indicar [el curso o respuesta que se ha de dar a un escrito]. ordenar una cosa por decreto la persona que está autorizada a hacerlo

Ejemplos con la palabra Decretaría

Preguntada por mí acerca del lugar que a su esposo daría en este absolutísimo gobierno mujeril, me contestó que en su Reino decretaría el cese de todos los maridos que no fueran padres, y que a D.
Preguntada por mí acerca del lugar que a su esposo daría en este absolutísimo gobierno mujeril, me contestó que en su Reino decretaría el cese de todos los maridos que no fueran padres, y que a D.
Anticipóseles Sila, huyó al ejército y sus soldados mataron a los tribunos, luego que fueron informados de lo sucedido Mario y los suyos, a su vez daban en Roma muerte a los amigos de Sila, y se apoderaban de sus bienes, siendo además continuas las traslaciones y fugas de unos a la ciudad desde el ejército, y de otros que desde la ciudad se dirigían a aquel. El Senado no era dueño de sí mismo, sino que se prestaba a las órdenes de Mario y de Sulpicio, y noticioso de que Sila avanzaba sobre la ciudad, envió dos pretores, Bruto y Servilio, con la orden de que se retirase. Como éstos hubiesen hablado a Sila con arrogancia, los soldados quisieron acabar con ellos, mas sólo les rompieron las fasces y los despojaron de la púrpura, despachándolos con ignominia. Con su desmedida tristeza, y con vérseles despojados de las insignias pretorias, anunciaban bastante que la sedición, lejos de estar apaciguada, no podía reprimirse. Mario, pues, hacía preparativos, y Sila venía desde Nola trayendo seis legiones completas, y aunque al ejército lo veía muy resuelto a marchar sin detención contra Roma, él estaba indeciso en su ánimo y temía el peligro. Mas como haciendo él sacrificio examinase las señales el agorero Postumio, tendiendo las manos hacia Sila, le pedía que le aprisionase y custodiase hasta la batalla, y si todo no se terminaba pronto y favorablemente tomara de él la última venganza a que se ofrecía. Dícese que a Sila se le apareció entra sueños la Diosa, cuyo culto aprendieron los Romanos de los de Capadocia, llámese la Luna, o Minerva, o Belona, parecióle, pues, a Sila que colocada ésta a su cabecera le puso en la mano un rayo, y nombrándole a cada uno de sus enemigos, le decía que tirase, y que, tirando él, estos caían y se desvanecían. Alentado con esta aparición, y dando al otro día parte de ella a su colega, se dirigió a Roma. Alcanzóle, ya en Pictas, un mensaje, por el que se le rogaba suspendiese en aquel punto la marcha, pues el Senado decretaría a su favor cuanto fuese justo, mas aunque dio palabra a los embajadores de que asentaría el campo, llegando hasta comunicar la orden para el acantonamiento de las tropas, como acostumbraban hacerlo los generales, con lo que aquellos se retiraron confiados, apenas hubieron marchado envió a Lucio Basilo y Cayo Mumio, y tomó por medio de ellos la puerta y lienzo de muralla que está sobre el monte Esquilino, y en seguida se aproximó él mismo con la mayor prontitud. Acometieron los de Basilo a la ciudad, y se hacían dueños de ella, pero el pueblo en gran número, aunque desarmado, empezó a tirarles tejas y piedras, y los contuvo de ir adelante, obligándolos a recogerse a la muralla. En esto, ya Sila había llegada, y enterado de lo que pasaba gritó que se acercasen a las casas, y tomando un hacha encendida corrió él el primero, y dio orden a los arqueros para que usasen de los portafuegos, dirigiéndolos contra los tejados, sin hacerse cargo de nada, sino que, dejándose llevar de la cólera de que se hallaba poseído, y abandonando a ella la dirección de las operaciones, no vio en Roma más que enemigos, y sin consideración ni compasión alguna de amigos, de parientes y deudos, lo entregó todo al fuego, que no hace distinción entre los culpados y los que no lo son. Mientras esto pasaba, Mario corrió al templo de la Tierra, y publicó la libertad a todos los esclavos, pero no pudiendo sostenerse con la entrada de los enemigos salió de la ciudad.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra decretaría

Errores ortográficos comunes para decretaría


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