Definición de cabeceábamos

Acepciones de Cabeceábamos como conjugación de cabecear

Categoría gramatical: verbo intransitivo, verbo transitivo, 1ª persona plural del pretérito imperfecto de indicativo de cabecear
Categorías gramaticales y tiempos verbales de cabeceábamos explicados

  1. Mover la cabeza, inclinándola con frecuencia adelante, atrás o a los lados.
  2. Mover la cabeza a los lados significando que no se asiente a lo que se pide o se oye.
  3. Dar cabezadas, inclinando la cabeza hacia el pecho cuando se duerme una persona que está sentada.
  4. Mover los caballos la cabeza con frecuencia de arriba abajo.
  5. Moverse el buque, alzando y bajando alternativamente la popa y la proa.
  6. Moverse demasiado hacia delante y hacia atrás la caja de un carruaje.
  7. Inclinarse a una parte más que a otra una cosa que balancea y que debe estar en equilibrio.
  8. En fútbol, dar a la pelota con la cabeza.
  9. Dar a los palos de las letras el correspondiente grueso.
  10. Coser en los extremos de las esferas o ropas unas listas o guarniciones que cubran la orilla y la hagan más fuerte y de mejor vista.
  11. Echar un poco de vino añejo en las cubas o tinajas del nuevo para darle más fuerza.
  12. Poner de nuevo de pie a las calcetas.
  13. Unir cierto número de hojas de tabaco, atándolas por la parte de la base.
  14. Agricultura dar los surcos de cabecera.
  15. Mover la cabeza a un lado y a otro o arriba y abajo. inclinarse lo que debía estar en equilibrio. mover la cabeza de un lado hacia el otro
  16. Dar cabezadas cuando se tiene sueño. reforzar [las esteras o ropas] cosiendo unas listas o guarniciones en los extremos.
  17. Moverse una cosa de un lado a otro por no estar bien sujeta o en equilibrio. en fútbol, dar con la cabeza un golpe [a la pelota].
  18. Golpear la pelota con la cabeza..

Ejemplos con la palabra Cabeceábamos

Finalmente, ocurrió que un día el azar me deparó un interesante hallazgo. Era al fin del verano, cuando me encontraba descansando de la fatiga mental producida por algunos intensos estudios, dedicado a la pesca en uno de aquellos ríos que habían sido el lugar predilecto de mi juventud, en compañía de varios notables burgers de mi ciudad natal, entre los cuales había más de un ilustre miembro de esa corporación, cuyo nombre, si yo me atreviera a citarlo, honraría estas pobres páginas. Nuestro deporte nos era indiferente. Los peces estaban empeñados por lo visto en no morder el anzuelo, y aunque cambiamos varias veces de lugar, no tuvimos mejor suerte. Al fin anclamos cerca de una fila de rocas, sobre la costa oriental de la isla de Manhattan. Era un día cálido y sin viento. El río corría sin oleaje y sin formar torbellinos, todo estaba tan tranquilo y quieto, que casi nos asombraba cuando algún pájaro abandonaba el árbol donde se encontraba, hendía después el aire y se precipitaba al agua para buscar su presa. Mientras cabeceábamos en nuestro bote, semiadormecidos por la cálida tranquilidad del día y la forzada ociosidad de nuestro deporte, uno de los notables, concejal de la ciudad, mientras le dominaba el sueño, dejó que se hundiera su caña de pescar. Al despertarse, le pareció que había pescado algo gordo, a juzgar por el peso. Al subirlo a la superficie encontramos, con gran sorpresa nuestra, que era una pistola, de modelo muy extraño y curioso, que por la herrumbre que la cubría y por estar carcomida la culata y cubierta de conchas, debía encontrarse en el agua desde hacía mucho tiempo. La inesperada aparición de aquel instrumento de lucha fue motivo de amplias especulaciones entre mis pacíficos compañeros. Uno supuso que había caído al agua durante la guerra de la Independencia, otro, de la forma peculiar del arma, dedujo que provenía de los primeros viajeros que visitaron la colonia, tal vez el famoso Adrián Block, que exploró el brazo de mar y descubrió la isla que lleva su nombre, tan famosa ahora por sus quesos. Pero un tercero, después de observarla durante algún tiempo, afirmó que era de origen español. «Aseguraría -dijo- que si esa pistola pudiera hablar, nos contaría extrañas historias de encarnizadas luchas con los caballeros españoles. No tengo la menor duda que es una reliquia de los viejos tiempos de los bucaneros. ¿Quién sabe si no perteneció al mismo Kidd?»
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Errores ortográficos comunes para cabeceábamos

Palabras más comunes que riman con cabeceábamos


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Palabras que riman con cabeceábamos


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