Definición de boquetón

Existen varios significados para la palabra Boquetón los podrás ver todos a continuación.

Acepciones de Boquetón como aumentativo de boqueta

Categoría gramatical: aumentativo de boqueta, adjetivo
Categorías gramaticales de boquetón explicadas

  1. Que tiene el labio hendido

Ejemplos con la palabra Boquetón

Siete años contaba apenas cuando llegó por primera vez a sus oídos la palabra ''inclusero''. El motivo de ello fue bien insignificante: un choque, muy poco más que un rozamiento involuntario, con otro niño que jugaba cerca de él. ''Inclusero''. Jamás había oído aquel vocablo, ni sabía lo que significaba, pero el tono de la voz, el ademán de ira, el son de afrenta y menosprecio con que le había sido lanzado, como una piedra con honda... Se puso rojo de vergüenza, después se echó a llorar amargamente, y, por último, corrió a referir el caso a su ''madre'' y a pedirle la respuesta que necesitaba, pero la buena mujer se guardó muy bien de dársela, y salió del compromiso echando pestes contra el deslenguado rapaz. Con el ''padre'', a quien acudió en consulta después el inconsolable incluserito, le sucedió lo propio: indignaciones y truenos y rayos contra el difamador, y nada en limpio para el difamado..., hasta que éste dio un poco más tarde con una vecina de lo más charlatana, entremetida y oficiosa que había en el pueblo, y se lo aclaró todo a su manera, acabando, para que lo entendiera mejor, por ponerle a él mismo por ejemplo de ''la cosa''. Cegó con ello el infeliz y se quedó como si le hubiera partido un rayo. Se calló como un muerto, y ni en su misma casa volvieron sus labios a pronunciar una sola palabra que tuviera la más remota conexión con aquella idea que le quitaba el sueño y las ganas de comer. Admiró a su modo a aquellos protectores que, pudiendo plantarle en medio del arroyo, continuaban amándole como a un hijo verdadero, y se maravillaba de que fueran tan generosos que una vez siquiera no le echasen en cara su infamante condición. En este ambiente de tristeza y cavilaciones, siempre sobresaltado y receloso, fue creciendo, sin otra distracción que el trabajo ni otro estímulo que el de aliviar del suyo al hombre a quien tenía por padre. Era forzudo y valiente, y andaba en la ría y en el mar, como en las tierras de labor. Sólo le daban miedo las miradas de las gentes, y, sin embargo, de nadie pensaba mal, sino de aquellos..., de aquellos desnaturalizados que le habían arrojado a él desde el seno de su madre al boquetón del torno de la Inclusa, si no es que le habían abandonado en un cesto, entre cuatro pingajos miserables, porque sobre estos particulares nada había querido averiguar él después de oír los relatos de la palabra ignominiosa que continuaba resonando en sus oídos. «Señor -se decía siempre que caía en estas cavilaciones-, ¿por qué hay en el mundo hombres... y mujeres, con entrañas más duras que las mismas piedras, que no abandonan a sus hijos y hasta dan la vida por ellos? Pícaros, desalmados». Así pasaron meses y años, estuvo tres de ellos en el servicio de la Armada por su condición de matriculado, y pensó que con esta ausencia tan larga y un cambio tan radical de costumbres se olvidaría todo en el pueblo, pero tampoco le salió bien ajustada esta cuenta, pues cuando volvió a él se encontró con los de siempre: la sospecha de que le miraban de mal ojo y en la actitud recelosa y huraña en que estas no bien fundadas aprensiones le ponían continuó siendo, como siempre, el primero en el trabajo, pero de propio intento él último y el más callado en las filas o en los corrillos de la Hermandad de mareantes a que pertenecía. Además, cayó enfermo el hombre que le llamaba hijo, y se murió en cuatro días. A los tres meses le siguió al otro mundo la mujer a quien él llamaba madre, y al verse solo en la casa, aunque era ya de su propiedad, por voluntad expresa de los finados, como toda la pobreza que a éstos había pertenecido, y considerándose solo también en el mundo, acabó de amilanarse, y no hizo entonces la barbaridad de tirarse de cabeza a la ría con un rizón al pescuezo, porque era hombre de fe bien remachada y no se creyó con derecho a disponer de lo que no era suyo. Pero ¿qué pito tocaba ya en la tierra ni en la mar? ¿Para quién y para qué trabajaba en la una y en la otra? Entonces pensó en algo en que había recreado muchas veces el pensamiento. Bien cerca de su casa vivía lo que podía llenar el desamparo de la suya y hasta el vacío de su corazón: una moza como unas perlas y con un genial afable y compasivo. Era pobre de bienes, porque sus padres vivían de prestado, al paso que él ya no lo era con lo heredado de sus bienhechores, no tenía vicios ni le hacía ascos al trabajo, y de estampa, aunque le estuviera mal el decirlo, andaba bastante bien. No abundaban en el pueblo los novios de esas condiciones para las mozas como ella... ¿Por qué no intentar una salida de su negra situación por esa puerta? Peor que corrían las cosas para él no habían de ponerse, y el no consigo lo llevaba. Atrevióse un día, y se lo dijo con el corazón en la mano.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra boquetón

Acepciones de Boquetón como aumentativo de boquete

Categoría gramatical: sustantivo masculino, aumentativo de boquete
Categorías gramaticales de boquetón explicadas

  1. Pasaje estrecho que da acceso a un recinto
  2. Y tomando una escalera de mano, la apoyó contra un boquete que se notaba en el techo, y que daba entrada a un sobrado o desván, en el que se guardaban las semillas y trastos viejos. bö,hl de faber, cecilia (1979 ) la familia de alvareda. madrid: castalia, p. 112
  3. Agujero, abertura de forma irregular hecha en una pared. brecha (en un muro). abertura de forma irregular

Errores ortográficos comunes para boquetón


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