¿Cómo se escribe precaben?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

Hay varias causas por las que puede estar mal escrita precaben, a continuación se muestran las distintas posibilidades:

La palabra precaben se escribe con V

La palabra precaben no existe en Español

La palabra precaben contiene una be que en realidad es una uve. La manera correcta de escribirla es PRECAVEN.

Hace muchos años que se utiliza el mismo sonido para la letra be y para la letra uve, cosa que induce fácilmente en errores a la hora de escribir. Antes se pronunciaba la letra uve apoyando los dientes superiores en el labio inferior, en la actualidad algunos idiomas siguen pronunciando de esa manera la letra uve.

Puedes ver la definición de precaven aquí

Ejemplos con la palabra Precaven

¡Los ascetas que lloran entre el polvo y que tanto se precaven contra las penas de amor, si oyeran el gorjeo que yo conozco, acudirían a arrodillarse delante de Izzat para adorarla! ¡Ah! ¡Si supieran cuántos son los encantos de Izzat!.
Es evidente que, desde hace tiempo, andaba muy descuidado en España el estudio de las humanidades, y hasta que rara vez se leyeron entre nosotros, sino harto a la ligera, los clásicos latinos, y sobre todo los de Grecia. Las literaturas de los pueblos modernos de Europa tienen, o deben tener, para ser grandes y fecundas, raíz nacional y castiza, pero vivimos, no aislados, sino enlazados unos pueblos a otros, ya por la continuidad en la historia, y ya por las relaciones de cada instante de nuestra vida actual. Imposible sería, y si no fuese imposible sería nocivo, lograr que la literatura o la poesía de una nación, por savia propia que en sí tenga, se sustraiga a todo influjo extraño. Lo importante está en saber asimilar lo que se toma, en darle nuestro ser y nuestra vida, y nada vale tanto para esto como las literaturas latina y griega. La última, sobre todo, es como fuente, no ya del buen decir, sino de toda ciencia y arte de los pueblos de Europa. El precepto de Horacio de repasar de día y de noche los autores griegos, no debe desecharse por anticuado. Los ingleses y los alemanes le siguen aún, y nos dan el ejemplo. Grecia es la madre común, y no pordiosea, y no parece que hurta quien se aprovecha del abundante tesoro que en herencia nos ha dejado. No se desnaturaliza, no deja de ser quien es, el que acepta la hijuela de su madre y la utiliza como debe. Rico, además, con ella, ni se pasma de la riqueza de su vecino, ni la toma sin criterio ni conciencia, cuando la tiene él igual o mayor en su casa y familia. Espronceda hubiera siempre coincidido con Byron, pero le hubiera imitado menos si hubiera sido más humanista. Y aquí, en Portugal, si existiera aún la docta escuela de Francisco Manuel y se siguieran sus preceptos, ejemplos y huellas, como Garrett los siguió, no veríamos tanto claro ingenio pervertido y hecho arrendajo de Víctor Hugo. Traen, además, el estudio e imitación de los clásicos griegos la ventaja de que infunden invencible apego al orden y a la mesura, y nos precaven y sostienen para no caer en las extravagancias y delirios en que caen con frecuencia los que imitan a algún poeta extranjero a la moda, copiando y exagerando sus malas cualidades.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra precaven

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