¿Cómo se escribe persevelantemente?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

La palabra persevelantemente se escribe con R

La manera correcta de escribirla es PERSEVERANTEMENTE. Puedes ver la definición de perseverantemente aquí

Las posibles dudas a la hora de escribir una R o una L, vienen dadas porque tanto la letra erre como la letra ele son líquidas, esto es, no hay oclusión del aire, sino que se articulan con el tracto abierto y los posibles obstáculos no impiden la salida del aire.

En algunas regiones hispanohablantes, ambos fonemas se pronuncian de la misma manera, a este echo se le conoce como lambdacismo y normalmente se da en las erres al final de palabra, de esta manera palabras como amor se pronuncian como amol, o dolor como dolol.

Ejemplos con la palabra Perseverantemente

Además, si la idea pura no alcanza a sustituir al sentimiento ni a hacer lo que él, puede, hábil y perseverantemente, provocarlo y suscitarlo.
La fuerza de esa admonición es poderosa tratándose del flaco de espíritu, que no nació para sentir el peso de otra autoridad que la que se le impone de afuera y se contiene en una fórmula encumbrada sobre el tímido vuelo de su razón. Tema éste en buenhora afrontarse con la soledad infinita, y como el niño que esconde los ojos en el regazo de la madre, rehuya la luz y vuélvase a su seguro. Pero en el alma capaz de libertad, en el alma para quien libertad significa lucha y trabajo, no habrá temor de que la renuncia al amparo de una fe caduca sea, en definitiva, desorientación y zozobra y redunde en ausencia de aquel principio director, como polo magnético del alma, que hemos considerado necesario para mantener el orden de la vida y darla sazón de idealidad. Porque, en el fuerte, la duda no es ni ocio epicúreo ni aflicción y desánimo, sino antecedente de una reintegración, apercibimiento para una reconquista, que tiene por objeto lograr, mediante el esfuerzo indomable de la conciencia emancipada, nueva verdad, nuevo centro de espiritual amor, nuevos fundamentos para el deber, la acción y la esperanza. Y este propósito nunca es vano si leal y perseverantemente se le lleva adelante. En la generación del convencimiento y la creencia, el socorro de la voluntad suple infinito, y como el reino de los cielos, la verdad padece fuerza. Ni aun se podrá decir que, cuando tal propósito no tenga premio inmediato, cuando se prolongue mucho tiempo en búsqueda e incertidumbre, quede el alma, mientras no se arriba a término, sin potestad que la resguarde y ordene. El poder de disciplina moral estará, entretanto, adscrito al anhelo y la porfía por la futura convicción. Este tenaz empeño que concentra y reparte las energías de la mente para arrostrar las proposiciones de la duda, envuelve una potencia no menos eficazmente autoritaria que la vinculada a la fe en que se reposó. Como esta fe, se opone al desconcierto del alma y a la frigidez que la hiela, como ella, impide el vacío de los días sin objeto ideal. ¿Y cuál no será su superioridad para esa función de disciplina, si la pasada fe no era la personal y profunda, enamorada y pensadora, sino aquella otra, vegetativa y lánguida, sin calor y sin jugo, que se nutre a los pechos de la costumbre y la superstición?...
Ver ejemplos de oraciones con la palabra perseverantemente

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