¿Cómo se escribe hesternones?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

A la palabra hesternones le sobra una H

La palabra hesternones no existe en Español

La palabra hesternones contiene una hache que no le corresponde. La manera correcta de escribirla es ESTERNONES

Es fácil caer en el error de omitir la letra h, ya que en la mayoría de los casos no se pronuncia, es decir, es muda. No obstante, aunque es poco frecuente, en algunos préstamos lingüísticos la h se pronuncia con un sonido similar al de la /j/, lo llamamos "h aspirada", por ejemplo en las palabras: hándicap, hámster, hachís... y también en los nombres propios como Hawái.

Puedes ver la definición de esternones aquí

Ejemplos con la palabra Esternones

Incluso estos dos montajes esqueléticos están carecen de elementos incluyendo los esternones, las costillas esternales, la espoleta, y gastralias.
El primer jinete pudo apearse y trató de contener al que parecía su criado, pero este, rojo como un pimiento, pronunciando palabrotas extranjeras que semejaban ladridos, movía los férreos brazos en cuyo término estaban las martilludas manos, que caían como piedras sobre los carrillos, pescuezos, hombros, omoplatos, esternones y occipucios de los procesionarios. Era un boxeador de lo más florido de Inglaterra, pero en aquella trágica ocasión no quiso Dios que probara su destreza en tierra de alfeñiques, y por suerte había allí media docena de focas del Cantábrico que en cuanto vieron las furibundas manotadas del rubio gigante extranjero, empezaron a probar que la mar no cría puños de algodón. ¡Oh descomunal contienda!... ¡Y el alcalde, aquella personalidad augusta que se tenía por semidivina, que con una palabra, un homérico gesto o un simple fruncimiento de cejas podía confundirlos a todos trayéndoles al orden, y convertirlos de leones en corderos, no acertaba a llegar al sitio de la catástrofe, porque el gentío, apretándose, le había cogido en medio! Y he aquí que D. Juan flotaba de un lado a otro con la oscilación de la ola, cual náufrago, estirando su cabeza, alzando su mano derecha con el bastón y la izquierda con el palmito, pues no quiso soltar ni lo humano ni lo divino, y gritaba: «¡Orden!... ¡A la cárcel!».
Ver ejemplos de oraciones con la palabra esternones

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