¿Cómo se escribe akietaban?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

Hay varias causas por las que puede estar mal escrita akietaban, a continuación se muestran las distintas posibilidades:

La palabra akietaban se escribe con QU

La manera correcta de escribirla es AQUIETABAN. Puedes ver la definición de aquietaban aquí

La lertra "k" es poco usual en español, puede aparecer en cualquier posición y normalmente en palabras que son préstamos lingüísticos de otras lenguas, nombres de lugares o prefijos griegos como kilo-

20 palabras que se escriben con la letra "k"

york, kilómetros, kilos, rock, whisky, kilo, kilómetro, marketing, kohl, jack, bank, kremlin, kilogramos, ranking, euskera, nick, franklin, kiko, kas,

Todas las palabras que se escriben con la letra "k"

Ejemplos con la palabra Aquietaban

Procuró Pompeyo al principio sosegarlos y tranquilizarlos, pero cuando vio que no se aquietaban bajó de la tribuna y quiso retirarse a su tienda desconsolado y lloroso, pero ellos, conteniéndole, le volvieron a colocar en la tribuna, y se perdió gran parte del día pi- diéndole los soldados que permaneciera y los mandase, y rogándoles él que obedecieran y no se sublevasen, hasta que, instándole y gritándole todavía, les juró que se daría muerte si continuaban en hacerle violencia, y aun así con dificultad los aquietó.
Era muy sensible a los Atenienses verse despojados del imperio y superioridad, pero después que Lisandro los privó además de la libertad, poniendo la ciudad en manos de los Treinta Tiranos, aquellas reflexiones que no les ocurrieron cuando les habrían servido para su salud las hicieron entonces, cuando todo estaba perdido, con lamentaciones y quejas, trayendo a la memoria sus errores y desaciertos y teniendo por el mayor este segundo encono que habían concebido contra Alcibíades, porque fue depuesto del mando cuando él mismo en nada había faltado y sólo porque se habían incomodado con un subalterno que ignominiosamente había perdido unas cuantas naves, con mayor ignominia habían privado a la ciudad del más esforzado y experimentado de sus generales. Con todo, aun en medio de las calamidades que los rodeaban, entreveían una sombra de esperanza de que del todo no caería la república mientras Alcibíades existiese, porque si antes, cuando fue desterrado, no pudo sufrir el vivir en el ocio y en el reposo, tampoco ahora, a no estar del todo imposibilitado, llevaría con paciencia que los Lacedemonios les hicieran agravios y que los treinta los trataran con vilipendio. Ni era extraño que a estos sueños se entregaran los demás, cuando los mismos treinta no se aquietaban sin pensar e inquirir sobre él y sin mover frecuente conversación de lo que hacía y de lo que pensaba. Últimamente, Cricias hizo entender a Lisandro que, no viviendo en democracia los Atenienses, podía tenerse por seguro el imperio de los Lacedemonios sobre la Grecia, pero que por más sumisos y obedientes que se mostrasen a la oligarquía, mientras Alcibíades viviese no los dejaría permanecer quietos en el orden establecido. Sin embargo, para que Lisandro accediese a estas sugestiones, fue al fin preciso que viniera de Esparta una orden por la que se le mandaba que se quitara a Alcibíades del medio, bien fuera porque temiesen su actividad y grandeza de alma, o bien porque quisieran complacer a Agis.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra aquietaban

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