Categoría gramatical / tiempo verbal de mortificada

Como verbo, adjetivo

Participio De Mortificar

El participio es una forma no personal del verbo que admite flexión de género y número. Se forma añadiendo el sufijo -do. (caído/caída/caídos/caídas). Dentro de la oración suele desempeñar la función de adjetivo y para formar tiempos verbales compuestos. Veamos algunos ejemplos:

• Ha venido a comer. Aquí venido se utiliza para formar el pretérito perfecto de indicativo del verbo venir
• El árbol caído interrumpe la circulación. Aquí caído actúa como adjetivo que complementa al sustantivo árbol

Verbo Transitivo

Los Verbos Transitivos son aquellos que necesitan de complemento para tener sentido pleno.

Verbo Pronominal

Los Verbos Pronominales son aquellos que se conjugan junto a un pronombre átono.

Ejemplos con la palabra Mortificada

No fue tan dichosa Lucila, que padeció inquietud y desvelo hasta muy alta la noche, mortificada por visiones y pensamientos lastimosos, y por el desasosiego de su marido, con quien compartía el no muy ancho tálamo.

No fue tan dichosa Lucila, que padeció inquietud y desvelo hasta muy alta la noche, mortificada por visiones y pensamientos lastimosos, y por el desasosiego de su marido, con quien compartía el no muy ancho tálamo.

Para halagar a la muchedumbre, mortificada generalmente con aquella guerra, le distribuyó dineros, y decretó un sorteo de tierras, porque arrojando a todos los Eginetas, repartió la isla entre los Atenienses a quienes cupo la suerte.

Su primera impresión fue una pena tan grande y convicción tan honda de haber sido juguete de un capricho, que consideró inútil todo esfuerzo y baldía toda tentativa para recobrar el bien perdido: después, a las lágrimas de la decepción sucedieron las quejas de la vanidad mortificada, se agriaron los celos y pretendió olvidarle.

Un día de diciembre de ese año, consciente de su mala reputación, mortificada por los continuos ataques de la familia real, el parlamento y la prensa británicos decide llamarlo telefónicamente para convencer al rey que una vez por todas se termine esa relación amorosa para que pueda olvidarse de ella en absoluto y seguir con su deber de reinar su país, pero justo supo por Eduardo VIII, quien acaba de firmar el acta de abdicación y no podía dar un paso atrás.