Categoría gramatical / tiempo verbal de bieldo

Existen varias categorías gramaticales para Bieldo dependiendo de su origen, puedes verlas todas a continuación.

Como sustantivo

Sustantivo Masculino

El sustantivo es la palabra que utilizamos para designar entidades, tienen género: masculino o femenino y número: singular o plural.

Como Conjugación De Bieldar

Infinitivo

El infinitivo es una forma no personal del verbo, es decir carece de variación de persona, sirve para hacer una abstracción de la acción. En español terminan en "-ar" "-er" e -"ir". Dentro de la frase pueden actuar de forma nominal -es decir, como sustantivos- o de forma verbal -es decir, como verbos-. Veamos algunos ejemplo:

  • El amanecer es la hora más bella del día. Aquí amanecer actúa como sustantivo singular
  • Los atardeceres largos del verano. Aquí atardeceres actúa como sustantivo plural
  • Sin querer acabé antes de lo previsto. Aquí querer actúa como verbo
  • Te doy las gracias por venir a verme. Aquí venir actúa como verbo

1ª Persona Singular Del Presente De Indicativo De Bieldar

El Presente de Indicativo tiene varios usos en Español; generalmente se utiliza para expresar una acción que tiene lugar en el momento en el que se habla, pero también se puede utilizar para referir acciones rutinarias o recurrentes y para expresar acciones que tendrán lugar en un futuro inmediato. Veamos algunos ejemplos:

  • Esto es lo que te quería mostrar. Aquí se utiliza para expresar algo que sucede en el mismo momento de expresarlo
  • Yo siempre como entre las dos y las tres de la tarde. Aquí se utiliza para expresar una rutina
  • Nuestro equipo juega mañana. Aquí se utiliza para referirse a algo que sucederá en un futuro inmediato
El Presente de Indicativo expresa una acción en el momento en el que se habla, en un futuro muy próximo o para expresar una rutina que se repite

Como Conjugación De Beldar

Infinitivo

El infinitivo es una forma no personal del verbo, es decir carece de variación de persona, sirve para hacer una abstracción de la acción. En español terminan en "-ar" "-er" e -"ir". Dentro de la frase pueden actuar de forma nominal -es decir, como sustantivos- o de forma verbal -es decir, como verbos-. Veamos algunos ejemplo:

  • El amanecer es la hora más bella del día. Aquí amanecer actúa como sustantivo singular
  • Los atardeceres largos del verano. Aquí atardeceres actúa como sustantivo plural
  • Sin querer acabé antes de lo previsto. Aquí querer actúa como verbo
  • Te doy las gracias por venir a verme. Aquí venir actúa como verbo

1ª Persona Singular Del Presente De Indicativo De Beldar

El Presente de Indicativo tiene varios usos en Español; generalmente se utiliza para expresar una acción que tiene lugar en el momento en el que se habla, pero también se puede utilizar para referir acciones rutinarias o recurrentes y para expresar acciones que tendrán lugar en un futuro inmediato. Veamos algunos ejemplos:

  • Esto es lo que te quería mostrar. Aquí se utiliza para expresar algo que sucede en el mismo momento de expresarlo
  • Yo siempre como entre las dos y las tres de la tarde. Aquí se utiliza para expresar una rutina
  • Nuestro equipo juega mañana. Aquí se utiliza para referirse a algo que sucederá en un futuro inmediato
El Presente de Indicativo expresa una acción en el momento en el que se habla, en un futuro muy próximo o para expresar una rutina que se repite

Ejemplos con la palabra Bieldo

El quinto llevaba un bieldo de oro donde se agrupaban ramitos del mismo metal, el último, por fin, llevaba una ánfora.
Muchos autores niegan que hubiese una maldición escrita, pero otros aseguran que Howard Carter encontró en la antecámara un ostracon de arcilla cuya inscripción decía: La muerte golpeará con su bieldo a aquel que turbe el reposo del faraón.
Caí en el lecho como un tronco derribado, dudoso, en el crepúsculo de mi somnolencia, entre si me derribaban los quebrantos de mi fatigosa jornada de todo el día, o el peso de la balumba de «cosas» que me había ingerido en el cerebro adormilado la inagotable erudición del solariego. Celtíberos, Agripa, legionarios, Augusto, cántabros, godos, mahometanos, Guadalete, Covadonga, Don Pelayo, las Cruzadas, Sotos-Cueva, panoramas esplendentes, campos sangrientos de batallas, rocas escarpadas, negros y rugientes abismos, el Cantábrico, las danzas guerreras a la luz de la luna, los lamentos por los difuntos... todo esto se movía a la vez y rechispeaba en las oscuridades de mi cabeza, y al desacordado son de sus estrépitos y al peso de sus feroces sacudidas, me dormí. Pero siguió la danza de las visiones dándome tema para los delirios de mi sueño. Aquello parecía el fin del mundo: legiones enteras de romanos despeñándose por las laderas de los montes, masas de huestes africanas hinchiendo los desfiladeros de Covadonga y ahogándose en la propia sangre que corría por el fondo tenebroso de todas las barrancas, después, huyendo despavorida de la persecución de los fieros montañeses, otra masa, la de los sobrevivientes mahometanos, trepando Picos arriba entre los aullidos de la tempestad, para ir a despeñarse a la vertiente opuesta y bajar convertida en rimeros de cadáveres con las enrojecidas aguas del Deva, hasta desaparecer entre el fiero oleaje del embravecido mar Cantábrico, que también ayudaba a los cristianos contra los moros. Águilas y buitres cerniéndose sobre aquellas carnicerías espantosas, picachos desgajándose por sí propios para consumar la obra exterminadora de los valientes mesnaderos de los señores godos de Cantabria, cuevas sin fin, oscuras, de enormes antros, fríos y viscosos, repletos de moros y romanos descuartizados y hediondos, bosques inextricables en que se perdían la senda y la respiración, rocas tajadas sobre abismos insondables, gemidos de agonía entre gritos desaforados de libertad, valles risueños inundados de luz, danzas, cánticos y juegos en sus praderas rozagantes, y paz y abundancia en sus hogares rústicos, después, la nube negra cargada de rayos y pedriscos, pasando sobre ello empujada por el soplo de los hombres malos, arrasándolo todo, haciendo estériles los campos fecundos y trocando en odios y en guerras implacables y continuas, el amor y la paz que antes reinaban entre sus habitadores. Y a todo esto, en los campos de batalla, en los desfiladeros, en las escarpadas laderas, en todas partes donde había moros, o romanos, o gentes enemigas de la fe cristiana o de las patrias libertades, o del común sosiego o de los fueros de la justicia, se veía, veloz como la centella, fiero como el león, un hombre largo y enjuto, cabalgando en un rocín de escasa talla, sin casco ni armadura, con la cabeza descubierta y bañada en luz, el pelo revuelto y las barbas erizadas, entrando por lo más espeso de la refriega, enristrada la lanza.. ¡qué digo lanza! un horcón de dos puntas, y con ellas desbaratando enemigos y lanzándolos al aire, como paja con el bieldo, volando después, mejor que saltando, sobre los abismos, entre los bosques, y peleando incansable e invencible hasta con las nubes cargadas de rayos y pedriscos y con los hombres malos que las empujaban contra la santa libertad de los pueblos y los fueros sagrados de la justicia. Y aquel hombre incansable e invencible, ¡cosa extraña!... era el solariego en cuya casa estaba yo pasando la noche.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra bieldo

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba