Numerales Cardinales y Ordinales. Números Romanos

Numerales Cardinales

El numeral cardinal es un número natural que expresa cantidad. Como norma general, suelen ser empleados como adjetivos: He comprado cinco tomates en la frutería, aunque también puede aparecer asumiendo la función de pronombres: Necesito dos, o sustantivos: Has dibujado un tres torcido.

Pueden distinguirse dos tipos de numerales cardinales, los simples y los compuestos. El simple abarca del cero al quince. Los cardinales compuestos están formados por la unión de varios simples. Los números cardinales comprendidos entre el dieciséis y el diecinueve y entre el veintiuno y el veintinueve se escriben con una sola palabra. A partir del treinta la numeración se expresa empleando dos palabras, utilizando la conjunción y en dicha numeración. Por ejemplo, treinta y uno, noventa y ocho, etc. El resto de grafías se forma por simple yuxtaposición: ciento dos, mil cuatrocientos seis, trescientos mil cuatro.

Cuando un numeral cardinal ejerce la función de sustantivo se escribe siempre en masculino: el cinco, el nueve. Por el contrario, cuando se emplea como adjetivo o como pronombre no se producen variaciones de género a excepción de uno y sus cardinales compuestos, que cuentan con grafías específicas para el femenino: una, treinta y una. Los femeninos de las centenas a partir de doscientos se forman con la terminación –cientas: doscientas, trescientas, a excepción de quinientos que presenta la forma femenina quinientas.

El numeral cardinal adopta el género del sustantivo al que se refiere: Ese juego tenía doscientas páginas. Cuando el cardinal se emplea como un adjetivo, en el caso de las centenas debe existir una concordancia entre el género del cardinal y el sustantivo que cuantifica, tanto si lo precede inmediatamente o si entre ellos se interpone otro elemento como la palabra mil: trescientas toneladas, quinientos coches, trescientas mil toneladas, quinientos mil coches.

En el cardinal uno y sus compuestos la concordancia de género debe producirse obligatoriamente cuando precede inmediatamente al sustantivo: veintiuna toneladas, cuarenta y un coches; pero si entre el numeral y el sustantivo se coloca la palabra mil, la concordancia de género es opcional: veintiún mil toneladas o veintiuna mil toneladas. En el caso de anteponer el cardinal uno a un sustantivo masculino, siempre se emplea la forma apocopada un: un libro, ciento un coches. Del mismo modo se emplea la forma apocopada cuando la forma femenina una precede a un sustantivo femenino que comienza por a tónica: un águila, ciento un armas, aunque en estos casos el uso de la forma una no se considera incorrecta.

La variación de número de los cardinales cuando ejercen la función de sustantivos se realiza en función de la forma que más les corresponde en cada caso: doses, cuatros, seises. En el caso de utilizarse como adjetivos o pronombres no se produce variación de número. El cardinal cero siempre se antepone a sustantivos plurales cuando actúa como adjetivo, aunque exprese la ausencia de cantidad: me encontré cero perros en la calle.

Las formas millar, millón, millardo, billón, trillón y cuatrillón son sustantivos, por lo que cuando cuantifican a un sustantivo deben ir precedidos de la preposición de: un millón de personas. Lo mismo ocurre si se escriben con número: 1000000 de personas. Cuando se usan en singular deben ir precedidos de un determinante: En la fiesta había un millón quinientas mil personas. La grafía mil presenta los dos comportamientos, como adjetivo se emplea directamente: mil casas, y como sustantivo masculino plural se usa seguido de la palabra de: miles de libros.


Numerales ordinales

El numeral ordinal expresa orden, indica el lugar que ocupa dentro de una serie ordenada un determinado elemento. Identifica e individualiza el sustantivo al que hace referencia. Pueden emplearse antepuestos o pospuestos al sustantivo, siendo más común el uso en anteposición: Es el primer libro que escribo.

Pueden presentar función de pronombre: He sido la cuarta elegida, y algunos pueden emplearse como adverbios: Primero, saca al perro.

Un numeral ordinal puede ser simple, que se caracteriza por tener forma propia, o compuesto, formado por la suma de numerales simples. Son ordinales simples los comprendidos entre el 1 y el 10: primero, quinto, etc.; las decenas: vigésimo, cuadragésimo, etc.; y las centenas: tricentésimo, centésimo, etc. También emplean grafías simples el numeral 100 y las potencias superiores correspondientes a la terminación –ésimo: millonésimo, billonésimo, etc.

Los ordinales compuestos se forman por yuxtaposición de formas simples: decimotercero, trigésimo noveno, etc. Los correspondientes a la serie de los millares, millones, billones, etc., se forman con el ordinal simple y el cardinal que lo multiplica: quinientosmilésimo, milmillonésimo, etc. Los ordinales compuestos que corresponden a la primera y segunda decena pueden escribirse con una o dos palabras. La forma de una sola palabra es la más empleada: vigesimoprimera, vigesimoctavo, etc. A partir de la tercera decena se usan las grafías compuestas manteniendo la primera palabra la tilde que le corresponde como palabra independiente.

Los ordinales compuestos que emplean una sola palabra solo tienen variación de género y número en el segundo componente: vigesimoprimera, vigesimoprimeras, etc. Primero y tercero se apocopan a primer y tercer cuando preceden a sustantivos masculinos, se interponga o no una palabra entre ellos: mi primer amor, el tercer ministro.

 

Números Romanos

La escritura de los números romanos se basa en el uso de siete letras del alfabeto a las que se le asigna un valor numérico fijo:

I = 1

V = 5

X = 10

L = 50

C = 100

D = 500

M = 1000

Estas letras siempre se emplean en mayúsculas, aunque se recomienda escribirlas del mismo tamaño que las minúsculas cuando refieren a sustantivos escritos en minúscula: siglo V; o en tamaño superior al de las minúsculas cuando se emplean con sustantivos con la inicial en mayúscula: Alfonso X.

No debe repetirse más de tres veces seguidas una misma letra. Así, 444 se escribe CDXLIV y no CCCCXXXXIIII. Nunca se repite dos veces una letra si existe otra que representa por si sola ese valor, de este modo no se pone VV sino X.

Una letra seguida de otra de igual o menor valor, se suman los valores de ambas: VI es 6.

Si la letra de mayor valor va colocada en segundo lugar, se restan los valores: IV es 4.

El uso actual de los números romanos es para indicar los años en lápidas o monumentos, para indicar los siglos, para indicar dinastías de ciertas culturas, en las series de papas, emperadores y reyes que tienen el mismo nombre, en la numeración de volúmenes, partes, capítulos, actos, cuadros, en la denominación de congresos, campeonatos, festivales, etc.: Juan XXIII, II Congreso Internacional de la Lengua Española, siglo XXI, etc.

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